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¿Qué representa Jesús para la Iglesia?

¿Qué representa Jesús para la Iglesia?

I. Jesús es la Cabeza de la Iglesia

Esta primera afirmación establece una relación de liderazgo absoluto y vital entre Jesús y su Iglesia. Como Cabeza, su autoridad y control son inherentes y se manifiestan de diversas maneras:

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    • Liderazgo implica autoridad y control (Efesios 1:20-23): Después de su resurrección y ascensión, Dios Padre exaltó a Jesús sobre todo principado, potestad, poder y señorío, y lo constituyó cabeza sobre todas las cosas para la Iglesia, la cual es su cuerpo, la plenitud de Aquel que todo lo llena en todo. Esto significa que Jesús tiene la última palabra y ejerce su gobierno sobre cada aspecto de la vida de la Iglesia. 

    • Autoridad expresada a través de la palabra (1 Corintios 4:6): La autoridad de Jesús no es arbitraria, sino que se ejerce a través de su Palabra, las Sagradas Escrituras. Es en ellas donde encontramos sus mandamientos, sus enseñanzas y la guía para vivir como su pueblo. No debemos ir más allá de lo que está escrito, reconociendo la autoridad suprema de su revelación. 

    • La naturaleza de la iglesia (Juan 18:36, cf. Romanos 14:17): Jesús declaró que su reino no es de este mundo. Por lo tanto, la Iglesia, como su cuerpo, comparte esta naturaleza espiritual. Su enfoque principal no son los asuntos terrenales o políticos, sino el reino de Dios, que consiste en justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo. 

    • La ley de entrada y exclusión (Gálatas 3:26, 27; 2 Tesalonicenses 3:6): La puerta de entrada a la Iglesia es la fe en Jesucristo, manifestada a través del bautismo. Somos hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús, y todos los que han sido bautizados en Cristo, de Cristo están revestidos. Asimismo, la Iglesia tiene la autoridad, bajo la guía de la Palabra, para apartarse de aquellos que viven desordenadamente y no conforme a la enseñanza recibida. 

    • La obra fue determinada por la cabeza (1 Timoteo 3:15): Jesús, como Cabeza, ha establecido el propósito y la misión de la Iglesia: ser la casa de Dios, la columna y baluarte de la verdad. La obra de la Iglesia debe reflejar los propósitos de su Señor. 

    • El culto público estipulado por la cabeza (Hechos 20:7; Efesios 5:19; Hechos 4:31; 2 Timoteo 4:1-5; 1 Corintios 16:1, 2): La forma en que la Iglesia se reúne para adorar y edificarse también está bajo la autoridad de Jesús. Los ejemplos bíblicos nos muestran la centralidad de la predicación, la enseñanza, la alabanza, la oración y la participación en la Cena del Señor. 

    • Colosenses 1:18 lo resume de manera hermosa: "Y él es la cabeza del cuerpo que es la iglesia, y él es el principio, el primogénito de entre los muertos, para que en todo tenga la preeminencia." Jesús es el origen, el primero en la resurrección y quien debe tener el lugar de honor en todo lo que la Iglesia hace. 

    • La analogía de Jesús como el novio y la Iglesia como la novia ilustra una relación de amor, intimidad y compromiso. Él se entregó por ella para santificarla y presentarla gloriosa, sin mancha ni arruga, sino santa e inmaculada (Efesios 5:25-27). 

II. Cómo Jesús es el Pan de Vida

Esta metáfora profunda revela la manera en que Jesús sustenta espiritualmente a la Iglesia:

    • Él provee expiación (2 Corintios 5:18): A través de su sacrificio en la cruz, Jesús reconcilió al mundo consigo mismo, no imputándoles sus pecados. Él es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo, ofreciendo perdón y restauración a todos los que creen. 

    • Él provee mediación (1 Timoteo 2:5): Jesús es el único mediador entre Dios y los hombres. Por medio de él, tenemos acceso directo al Padre. Su intercesión constante a nuestro favor nos asegura la gracia y la ayuda que necesitamos. 

    • Proporciona un propósito (Filipenses 1:21-24): Para el creyente, vivir es Cristo y morir es ganancia. Jesús da sentido y dirección a nuestras vidas. Nuestro propósito principal es glorificarlo y vivir para él, ya sea en esta vida o en la venidera. 

    • Él provee amor (Romanos 5:6-10): El amor de Dios se manifestó plenamente en el envío de su Hijo para morir por nosotros cuando aún éramos pecadores. Este amor incondicional es la base de nuestra relación con Dios y el modelo para nuestro amor mutuo dentro de la Iglesia. 

III. ¿Por qué Jesús fue tan asombroso?

La singularidad y la grandeza de Jesús son innegables:

    • Él habló con autoridad (Mateo 7:29): A diferencia de los escribas, Jesús enseñaba con autoridad, como quien la tiene. Sus palabras no eran meras opiniones, sino la verdad divina con poder para transformar vidas. 

        ◦ Él enseñó la verdad (Mateo 22:15; Tito 2:15): Jesús no comprometió la verdad. Sus enseñanzas eran puras, genuinas y dirigidas a revelar el corazón de Dios y su voluntad para la humanidad. Debemos hablar con la misma autoridad, basados en la verdad de su Palabra. 

        ◦ Él encarnó la verdad (Juan 14:6): Jesús no solo enseñó la verdad, sino que Él mismo es la Verdad. Su vida perfecta y sin pecado fue una manifestación viva de la justicia y el amor de Dios. 

    • Tenía el poder de hacer milagros (Lucas 7:11-17): Los milagros de Jesús eran señales de su divinidad y de la llegada del Reino de Dios. Demostraron su poder sobre la enfermedad, la muerte y las fuerzas de la naturaleza, confirmando su mensaje y su autoridad. 

IV. Jesús provee todo lo que necesitamos para la salvación.

Esta es la conclusión gloriosa: en Jesús encontramos la plenitud de todo lo necesario para nuestra redención y vida espiritual.

    • La supremacía de Cristo (Colosenses 2:9): "Porque en él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad." Jesús es completamente Dios manifestado en carne. En él encontramos la plenitud divina. 

    • La suficiencia de Cristo (Colosenses 2:10): "Y vosotros estáis completos en él, que es la cabeza de todo principado y potestad." No necesitamos añadir nada a lo que Jesús ha provisto. En él tenemos todo lo necesario para ser salvos y vivir una vida que agrada a Dios. 

    • Una separación o santificación por Cristo (Colosenses 2:11-12): A través de nuestra unión con Cristo en su muerte y resurrección (simbolizada en el bautismo), somos separados del pecado y santificados para Dios. Esta nueva vida en Cristo es una realidad presente para la Iglesia. 

¿Qué representa Jesús para la Iglesia?
  1. Predica sobre Bartimeo: El clamor de un corazón necesitado
  2. Predica sobre Cuidado: ¿Por qué debemos cuidarnos a nosotros mismos?
  3. Predica sobre Valentía: Dios lo espera de ti


En resumen, Jesús representa para la Iglesia su Cabeza soberana y amorosa, quien la guía, la sustenta con el Pan de Vida, demostró su asombrosa autoridad y poder, y provee absolutamente todo lo que necesitamos para la salvación y una vida plena en él. ¡Qué privilegio y responsabilidad tenemos de ser parte de este cuerpo glorioso del cual Cristo es la Cabeza!


¿Por qué es necesaria la Iglesia de Cristo?

¿Por qué es necesaria la Iglesia de Cristo?

Hoy meditamos en una verdad fundamental, una convicción que debe arder en nuestros corazones: "La Iglesia de Cristo es necesaria". Consideremos las palabras del apóstol Pablo en Efesios 4:1-3: "Yo pues, preso en el Señor, os ruego que andéis como es digno de la vocación con que fuisteis llamados, con toda humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor, solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz." Y más adelante, en Efesios 3:8-11, leemos acerca del misterio de Cristo revelado a los gentiles, un plan eterno de Dios manifestado a través de la Iglesia. 

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Introducción

I. Desafortunadamente, en nuestro mundo actual, muchos no comprenden la profunda necesidad de la Iglesia de Cristo. Ya sea por indiferencia, por experiencias negativas o por una visión individualista de la fe, la importancia del cuerpo de Cristo a menudo se minimiza o se ignora.

II. En cambio, no es raro escuchar a personas afirmar que la iglesia no es importante para su vida espiritual, o incluso argumentar que cualquier iglesia es tan válida como otra, relativizando la verdad y la singularidad del propósito divino.

III. Sin embargo, hoy vamos a examinar algunas razones absolutas, basadas en la Palabra de Dios, que demuestran la necesidad ineludible de la Iglesia de Cristo en el plan redentor de Dios para la humanidad.

Discusión

I. El hombre necesita salvación (Isaías 59:1-2; Romanos 6:23).

La Escritura es clara: el pecado ha creado una separación radical entre el hombre y Dios. Isaías 59:1-2 nos dice: "He aquí que no se ha acortado la mano de Jehová para salvar, ni se ha agravado su oído para oír; pero vuestras iniquidades han hecho división entre vosotros y vuestro Dios, y vuestros pecados han hecho ocultar de vosotros su rostro para no oír." Y la consecuencia del pecado es la muerte, como lo declara Romanos 6:23: "Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro." La humanidad se encuentra en una condición de necesidad urgente de redención.   

A. Fuera del cuerpo de Cristo no hay salvación (Mateo 16:13-19; Hechos 2:47; Colosenses 1:18; Efesios 4:1-5; 4:4; 5:23).

Jesús mismo estableció la conexión entre la Iglesia y la salvación. En Mateo 16:13-19, después de la confesión de Pedro, Jesús declara: "Tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella. Y a ti te daré las llaves del reino de los cielos; y todo lo que atares en la tierra será atado en los cielos; y todo lo que desatares en la tierra será desatado en los cielos." La Iglesia es el instrumento escogido por Cristo para la proclamación del Evangelio y la administración de las llaves del Reino.   

Hechos 2:47 nos dice acerca de los primeros creyentes: "...y el Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos." La salvación estaba intrínsecamente ligada a la incorporación al cuerpo de Cristo.

Colosenses 1:18 afirma la centralidad de Cristo como cabeza de este cuerpo: "Y él es la cabeza del cuerpo que es la iglesia, y él es el principio, el primogénito de entre los muertos, para que en todo tenga la preeminencia." No podemos estar unidos a la Cabeza sin ser parte del cuerpo.   

Efesios 4:4 declara enfáticamente: "Un cuerpo, y un Espíritu, así como fuisteis también llamados en una misma esperanza de vuestra vocación." La unidad del cuerpo de Cristo es esencial. Los versículos Efesios 4:1-5 nos exhortan a mantener esta unidad. Además, Efesios 5:23 nos dice: "Porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia; y él es el salvador del cuerpo." Jesús es el Salvador de su cuerpo, la Iglesia. Separarse del cuerpo implica separarse de su salvación.   

B. El misterio tenía que ser revelado (Efesios 2:11-19; 3:3-11).

El plan eterno de Dios para la salvación, que incluía la incorporación de los gentiles en un mismo cuerpo con los judíos a través de Cristo, era un misterio que fue revelado a través de la Iglesia. Efesios 3:10-11 declara: "para que la multiforme sabiduría de Dios sea ahora dada a conocer por medio de la iglesia a los principados y potestades en los lugares celestiales, conforme al propósito eterno que hizo en Cristo Jesús nuestro Señor." La Iglesia es el medio por el cual la sabiduría divina y el plan redentor son dados a conocer al mundo.   

C. Al final, sólo el reino/iglesia será entregado al Padre (1 Corintios 15:24).

En la consumación de todas las cosas, después de haber destruido todo dominio, autoridad y poder, Cristo entregará el reino a Dios el Padre (1 Corintios 15:24). Este reino es la Iglesia, el pueblo redimido por la sangre de Cristo. Aquellos que no forman parte de este reino no participarán de esta entrega final y gloriosa.

II. El hombre debe adorar a Dios (Juan 4:23-24).

La adoración es una necesidad intrínseca del ser humano, una respuesta natural a la grandeza y la santidad de Dios. Jesús mismo enseñó la naturaleza de la verdadera adoración en Juan 4:23-24: "Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren. Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren."   

A. La adoración que dará gloria a Dios sólo puede ser realizada por la iglesia (Efesios 3:20-21).

Pablo concluye su poderosa oración en Efesios 3:20-21 con estas palabras: "Y a Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros, a él sea gloria en la iglesia en Cristo Jesús por todas las edades, por los siglos de los siglos. Amén." La gloria de Dios se manifiesta de manera especial y poderosa en la Iglesia, a través de la adoración unida del pueblo redimido.   

B. Fuera de la iglesia, no hay acceso pleno a Dios a través de nuestro Sumo Sacerdote, Jesús (Hebreos 10:19-25).

El libro de Hebreos 10:19-25 nos exhorta a acercarnos a Dios con corazón sincero y plena certidumbre de fe, teniendo un gran sacerdote sobre la casa de Dios, Jesús. Nos anima a no dejar de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino a exhortarnos unos a otros. La comunión en la Iglesia es un medio esencial para mantener nuestra fe y nuestro acceso a Dios a través de nuestro Mediador.

III. El hombre necesita compañerismo, estímulo y crecimiento (1 Juan 1:3; Hebreos 10:25).

El ser humano es inherentemente social y necesita conexión con otros. En el contexto espiritual, esta necesidad se satisface en la Iglesia. 1 Juan 1:3 habla de la comunión que tenemos con los apóstoles y, por ende, con el Padre y con su Hijo Jesucristo.

A. Compañerismo (Proverbios 27:17; 1 Juan 1:6-7; Hechos 2:42).

Proverbios 27:17 nos dice: "Hierro con hierro se aguza; y así el hombre aguza el rostro de su amigo." El compañerismo cristiano nos desafía, nos fortalece y nos ayuda a crecer. 1 Juan 1:6-7 nos habla de la comunión en la luz, donde la sangre de Jesucristo nos limpia de todo pecado. Hechos 2:42 describe a la iglesia primitiva perseverando en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones.

B. Ánimo (1 Tesalonicenses 5:9-11; Efesios 4:29; cf. Génesis 2:18).

1 Tesalonicenses 5:11 nos exhorta: "Por lo cual, animaos unos a otros, y edificaos unos a otros, así como también lo hacéis." Efesios 4:29 nos anima a que nuestra palabra edifique a otros según la necesidad del momento, para que imparta gracia a los oyentes. Incluso en el principio, Dios reconoció la necesidad de compañía para el hombre (Génesis 2:18). La Iglesia es un lugar de apoyo mutuo y aliento en el camino de la fe.

C. Crecimiento (2 Pedro 3:18; Hebreos 5:12-14; Romanos 10:17).

2 Pedro 3:18 nos exhorta a crecer en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. Hebreos 5:12-14 nos reprende por nuestra lentitud para crecer y nos anima a avanzar hacia la madurez espiritual a través del alimento sólido de la Palabra. Romanos 10:17 nos recuerda que la fe viene por el oír, y el oír por la palabra de Dios, la cual se proclama y se enseña en la Iglesia.

¿Por qué es necesaria la Iglesia de Cristo?

  1. Predica sobre Bartimeo: El clamor de un corazón necesitado
  2. Predica sobre Cuidado: ¿Por qué debemos cuidarnos a nosotros mismos?
  3. Predica sobre Valentía: Dios lo espera de ti

Conclusión

I. Mientras que el mundo puede ridiculizar o minimizar la necesidad de la Iglesia de Cristo, nosotros, que hemos experimentado su gracia y verdad, nunca debemos olvidar que el propósito eterno de Dios fue que la Iglesia existiera, como instrumento de su redención y manifestación de su gloria.

II. La Iglesia de Cristo no es una mera institución humana; es el cuerpo de Cristo, esencial y necesaria porque el hombre necesita desesperadamente la salvación que se encuentra en su Cabeza, Jesús; porque el hombre está llamado a adorar a Dios en espíritu y en verdad, una adoración que se eleva con poder desde la unidad del cuerpo; y porque el hombre necesita el compañerismo, el estímulo y el crecimiento que solo se encuentran plenamente en la comunión de los santos.

Por lo tanto, amemos, sirvamos y valoremos la Iglesia de Cristo, reconociendo su papel vital en el plan eterno de Dios para la salvación de la humanidad. ¡Amén!


Predica sobre Bartimeo: El clamor de un corazón necesitado

 El clamor de un corazón necesitado: La sanidad de Bartimeo

Texto base: Marcos 10:46-52

Introducción:

Una historia conmovedora, un encuentro transformador que nos enseña sobre la fe, la perseverancia y la misericordia de Jesús. La sanidad de Bartimeo, el ciego mendigo, nos invita a reflexionar sobre nuestra propia necesidad de Cristo y la manera en que respondemos a su llamado.

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I. Un encuentro público y desesperado (Marcos 10:46-48)

    • "Con sus discípulos y una gran multitud": 

        ◦ Este milagro ocurrió a plena luz del día, ante muchos testigos. La sanidad de Bartimeo no fue un acto secreto, sino una manifestación pública del poder de Jesús. 

        ◦ Como dice Hechos 26:26, "esto no sucedió en un rincón". La obra de Jesús es evidente y transformadora. 

        ◦ 2 Corintios 8:21 nos recuerda la importancia de hacer las cosas honestamente, no solo ante Dios, sino también ante los hombres. 

    • "Sentado al borde de la carretera mendigando": 

        ◦ La situación de Bartimeo era desesperada. Ciego y mendigo, dependía de la caridad de los demás. Su condición era visible para todos los que pasaban. 

        ◦ Su impotencia nos recuerda nuestra propia fragilidad y necesidad de la gracia de Dios (Romanos 5:6). 

    • "Se da cuenta de que es 'Jesús de Nazaret'": 

        ◦ Al final del ministerio de Jesús, su fama se había extendido por toda la región (Hechos 10:37-38). Bartimeo había oído hablar de sus milagros y su poder. 

        ◦ Lucas 18:36-37 nos dice que Bartimeo pregunto que pasaba y le dijeron que era Jesús que pasaba. 

    • "Él comenzó a gritar": 

        ◦ "Jesús, Hijo de David, ten misericordia de mí". Bartimeo reconoció a Jesús como el Mesías, el "Hijo de David" (Mateo 21:9, 15; 22:42). 

        ◦ Su clamor por "misericordia" no era una simple petición de limosna, sino un reconocimiento de su necesidad de la sanidad y la salvación que solo Jesús podía ofrecer (Hechos 2:21; Hechos 10:37-38). 

II. Un clamor persistente y una respuesta divina (Marcos 10:48-51)

    • "Calla": 

        ◦ Algunos intentaron silenciar a Bartimeo, pensando que su clamor era inapropiado. 

        ◦ Pero él persistió, aumentando sus súplicas. Su necesidad era mayor que el temor a la desaprobación. 

        ◦ Mateo 7:7-8 nos anima a persistir en la oración, confiando en la respuesta de Dios. 

    • "Jesús se quedó quieto": 

        ◦ Jesús escuchó el clamor de Bartimeo. Su compasión lo movió a detenerse y responder a su necesidad. 

        ◦ Mandó llamarlo, y aquellos que antes lo habían reprendido ahora lo guiaron hacia Jesús. 

    • "Deshacerse de la prenda que podría estorbarle": 

        ◦ Bartimeo se levantó de un salto, dejando atrás todo lo que pudiera impedirle llegar a Jesús. Su urgencia y deseo eran evidentes. 

        ◦ Romanos 7:24 y Gálatas 1:4 expresan el deseo del hombre de ser liberado de las ataduras del pecado y la muerte. 

    • "¿Qué quieres que te haga?": 

        ◦ Jesús le preguntó a Bartimeo cuál era su necesidad. Él respondió: "Rabí, que recobre la vista". 

III. La sanidad y el seguimiento (Marcos 10:52)

    • "Vete; tu fe te ha salvado": 

        ◦ La fe de Bartimeo, su confianza en el poder de Jesús, lo sanó. 

    • "Inmediatamente recibió la vista": 

        ◦ El milagro fue instantáneo y completo. Bartimeo pudo ver, tanto física como espiritualmente. 

    • "[Él] seguía a Jesús en el camino": 

        ◦ La sanidad de Bartimeo no fue solo física, sino también espiritual. Se convirtió en un seguidor de Jesús, caminando en la luz de la verdad. 

Predica sobre Bartimeo: El clamor de un corazón necesitado

  1. Predica sobre Cuidado: ¿Por qué debemos cuidarnos a nosotros mismos?
  2. Predica sobre Valentía: Dios lo espera de ti
  3. Predica sobre Meta Suprema de Nuestra Peregrinación Cristiana

Conclusión:

La historia de Bartimeo nos enseña que Jesús escucha el clamor de los necesitados. Su misericordia y su poder son capaces de transformar vidas. Que nosotros, como Bartimeo, podamos acudir a Jesús con fe y perseverancia, y que nuestra respuesta a su sanidad sea seguirlo en el camino de la vida.


Predica sobre Cuidado: ¿Por qué debemos cuidarnos a nosotros mismos?

Predica sobre Cuidado: ¿Por qué debemos cuidarnos a nosotros mismos? 

Hoy nos congregamos con un llamado resonante en nuestros corazones: Cuidado. Una palabra sencilla pero cargada de profundidad y urgencia para cada uno de nosotros. ¿Por qué debemos cuidarnos a nosotros mismos? Las Sagradas Escrituras nos ofrecen respuestas claras y vitales, iluminando el camino para una vida de fe firme y fructífera.

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I. ¿Por qué debemos cuidarnos a nosotros mismos?

El apóstol Pedro, en sus cartas, nos exhorta repetidamente a la vigilancia y al autocontrol. En 1 Pedro 4:1-3, nos recuerda que ya hemos vivido suficiente tiempo siguiendo los deseos de la carne, las pasiones desenfrenadas y las costumbres del mundo. Ahora, revestidos de la mente de Cristo, debemos vivir el resto de nuestro tiempo en la tierra para la voluntad de Dios. Esta transición exige un cuidado constante de nuestros corazones y nuestras acciones.

A. Para que no nos malcríen.

Pablo nos advierte en Colosenses 2:8: "Mirad que nadie os engañe por medio de filosofías y huecas sutilezas, según las tradiciones de los hombres, conforme a los elementos del mundo, y no según Cristo." El mundo que nos rodea constantemente intenta moldearnos a su imagen, ofreciendo caminos fáciles y gratificaciones instantáneas que adormecen nuestra conciencia y nos alejan de la verdad. Si no nos cuidamos, si bajamos la guardia, estas influencias sutiles pueden malcriarnos espiritualmente, debilitando nuestra resistencia al pecado y a las falsas enseñanzas, tal como Pedro nos previene nuevamente en 2 Pedro 2:1-3.

B. Para que no nos engañen.

El engaño es una táctica antigua del adversario. En Gálatas 2:4, Pablo habla de falsos hermanos que se infiltraron para espiar nuestra libertad en Cristo Jesús y reducirnos a esclavitud. Hoy en día, el engaño se presenta de muchas formas: ideologías seductoras, interpretaciones erróneas de las Escrituras, promesas vacías de felicidad fuera de Dios. Si no estamos vigilantes y no cultivamos un discernimiento agudo, seremos presa fácil de estas artimañas, desviándonos del camino de la verdad.

C. Para que no caigamos.

Pedro, con la autoridad de quien tropezó y fue restaurado, nos advierte en 2 Pedro 3:17: "Así que vosotros, oh amados, estando prevenidos, guardaos no sea que arrastrados por el error de los inicuos, caigáis de vuestra firmeza." La caída no siempre es un acto repentino y dramático; a menudo comienza con pequeñas concesiones, con descuidos en nuestra vida espiritual. Si no nos cuidamos, si permitimos que la tibieza y la complacencia se instalen en nuestro corazón, corremos el grave peligro de apartarnos de la gracia de Dios y perder la firmeza que hemos alcanzado en Cristo.

II. ¿Quién debe tener cuidado?

La responsabilidad del cuidado no recae solo en algunos, sino en todo el Cuerpo de Cristo.

A. Predicadores, maestros.

Pablo exhorta a los romanos en Romanos 2:21: "¿Tú, pues, que enseñas a otro, no te enseñas a ti mismo?" La coherencia entre lo que predicamos y cómo vivimos es fundamental. Los líderes espirituales deben ser ejemplos de cuidado personal, velando por su propia santidad y crecimiento en la fe para poder guiar al rebaño con integridad, como Pablo le recuerda a Timoteo en 1 Timoteo 4:16: "Ten cuidado de ti mismo y de la doctrina; persiste en ello, pues haciendo esto, te salvarás a ti mismo y a los que te oyeren."   

B. Los ancianos.

En su discurso de despedida a los ancianos de Éfeso, Pablo les encarga en Hechos 20:28: "Por tanto, mirad por vosotros, y por todo el rebaño en que el Espíritu Santo os ha puesto por obispos, para apacentar la iglesia del Señor, la cual él ganó por su propia sangre." Los ancianos tienen la seria responsabilidad de velar por la salud espiritual de la congregación, pero esto comienza con su propio cuidado personal. Su ejemplo de vigilancia y compromiso con Dios es vital para la protección de la iglesia.   

C. Todos los cristianos.

Pablo escribe a los Filipenses en Filipenses 1:1 y 3:1-2, incluyendo a todos los santos y obispos y diáconos, exhortándolos a regocijarse en el Señor y a guardarse de los perros, de los malos obreros, de los mutiladores del cuerpo. El llamado a la vigilancia es universal. Cada creyente, sin importar su posición o función en la iglesia, debe tomar seriamente la responsabilidad de su propio cuidado espiritual. Somos llamados a vivir como ciudadanos del cielo, diferentes del mundo que nos rodea.

III. ¿Cómo podemos cuidarnos?

El Señor no nos deja desamparados en esta tarea. Nos provee las herramientas y la guía necesarias para mantenernos firmes en la fe.

A. A través de la Palabra de Dios.

2 Timoteo 3:16-17 nos declara: "Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra." Y Pedro nos dice en 1 Pedro 1:3 que Dios nos ha dado todo lo que pertenece a la vida y a la piedad mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia. La Biblia es nuestro manual de vida, la fuente de la verdad que nos equipa para discernir el bien del mal y para crecer en santidad.   

B. Manteniéndonos al tanto.

Oseas lamenta en Oseas 4:6: "Mi pueblo fue destruido, porque le faltó conocimiento." La ignorancia de la Palabra de Dios nos hace vulnerables al engaño y al error. Debemos ser diligentes en estudiar las Escrituras, meditar en sus enseñanzas y aplicarlas a nuestra vida diaria. Como dice Isaías en Isaías 34:16: "Escudriñad en el libro de Jehová, y leed." Jesús mismo nos advierte contra la levadura de los fariseos y de Herodes en Marcos 8:15, instándonos a estar alerta a las influencias corruptoras. Debemos tener una "memoria de lectura" constante de las verdades bíblicas para no desviarnos del camino.

C. Velando y orando.

Jesús nos exhorta repetidamente a velar y orar. En Marcos 13:33 y 37, nos dice: "Mirad, velad y orad; porque no sabéis cuándo será el tiempo... Y lo que a vosotros digo, a todos lo digo: Velad." En el Getsemaní, reprende a sus discípulos en Lucas 22:46: "Levantaos, orad para que no entréis en tentación." Pablo nos anima en Efesios 6:18: "Orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos." La oración es nuestro diálogo constante con Dios, nuestra fuente de fortaleza y discernimiento. La vigilancia es nuestra actitud de alerta constante ante las asechanzas del enemigo y las tentaciones del mundo. Como Pablo nos recuerda en 1 Corintios 16:13: "Velad, estad firmes en la fe, portaos varonilmente, y esforzaos."   


Predica sobre Cuidado: ¿Por qué debemos cuidarnos a nosotros mismos?

  1. Predica sobre Valentía: Dios lo espera de ti
  2. Predica sobre Meta Suprema de Nuestra Peregrinación Cristiana
  3. Predica sobre Alegría: Fruto del Espíritu

Conclusion

El llamado al cuidado es un llamado a la madurez espiritual, a la responsabilidad personal y a la fidelidad a nuestro Señor Jesucristo. No tomemos este llamado a la ligera. Invirtamos tiempo y esfuerzo en conocer la Palabra de Dios, en mantenernos alerta a las influencias del mundo y en cultivar una vida de oración constante.

Que el Espíritu Santo nos conceda la gracia y la sabiduría para cuidarnos a nosotros mismos, para mantenernos firmes en la fe y para vivir de una manera que honre el nombre de nuestro Salvador. ¡Amén!


Predica sobre Valentía: Dios lo espera de ti

Predica sobre Valentía: Dios lo espera de ti 

Hoy nos preguntamos: ¿por qué Dios espera valentía de aquellos que lo seguimos? Al mirar las Escrituras, encontramos innumerables ejemplos de hombres y mujeres que demostraron un coraje extraordinario en circunstancias desafiantes. Sin embargo, podríamos preguntarnos, como lo hacemos hoy: ¿dónde encontramos nosotros, en nuestro tiempo, esas mismas oportunidades para demostrar nuestra valentía?

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Es cierto que, en nuestra vida cotidiana, la mayoría de nosotros no nos enfrentamos a las mismas pruebas épicas que encontramos en las páginas de la Biblia.

1. Ya no hay más arcas que construir como la de Noé (Génesis 6). No se nos pide construir un barco gigantesco para salvar a la humanidad de un diluvio literal.

2. Ya no hay más gigantes que matar como lo hizo David (1 Samuel 17). No nos encontramos cara a cara con guerreros imponentes armados hasta los dientes.

3. Ya no hay más leones que matar como lo hizo Benías (1 Crónicas 11). Pocos de nosotros tendremos que descender a una fosa en un día nevado para enfrentarnos a una bestia salvaje.

4. Ya no hay más mares que abrir como lo hizo Moisés (Éxodo 14). No levantamos nuestro bastón esperando que las aguas se dividan milagrosamente.

5. Ya no quedan más ciudades para marchar y capturar como lo hizo Josué (Josué 6). No rodeamos muros al son de trompetas esperando su derrumbe.

6. Ya no quedan más madianitas a quienes derrotar como lo hicieron Gedeón y sus 300 hombres (Jueces 7). No nos preparamos para la batalla con cántaros y antorchas en la oscuridad de la noche.

7. No más hornos de fuego que enfrentar como Sadrac, Mesac y Abed-nego (Daniel 3). No nos amenazan con ser arrojados a llamas ardientes por negarnos a adorar ídolos.

8. Ya no hay más fosos de leones en los cuales ser arrojados como fue el caso de Daniel (Daniel 6). No enfrentamos la furia de bestias hambrientas por mantener nuestra fe.

9. Ya no hay más espadas que blandir como las que usó Juan el Bautista (Mateo 14). No confrontamos directamente a reyes con un llamado al arrepentimiento, arriesgando nuestras vidas.

10. Ya no quedan piedras que enfrentar como Esteban (Hechos 7). No nos enfrentamos a la furia de una multitud enfurecida dispuesta a lapidarnos por proclamar la verdad del Evangelio.

11. Ya no hay más viudas que resucitar de entre los muertos como lo hizo Pedro (Hechos 9). No se nos concede el poder de devolver la vida a aquellos que han fallecido.

Entonces, si estas grandes demostraciones de valentía parecen pertenecer a un pasado lejano, ¿dónde se espera que los cristianos de hoy mostremos nuestro coraje? La respuesta, hermanos, es que las oportunidades para la valentía han tomado nuevas formas, pero no han desaparecido.

Dios espera valentía de nosotros hoy en las batallas menos espectaculares pero igualmente significativas de la vida diaria.

    • La valentía de defender la verdad del Evangelio en un mundo que a menudo la rechaza o la relativiza. Esto requiere estudio, convicción y la disposición de hablar con amor pero con firmeza sobre nuestra fe. 

    • La valentía de vivir una vida de integridad en un mundo lleno de compromisos éticos y morales. Esto significa ser honestos en nuestros negocios, puros en nuestros pensamientos y coherentes en nuestras acciones. 

    • La valentía de amar a nuestros enemigos y perdonar a quienes nos han ofendido, siguiendo el ejemplo de Cristo. Esto va en contra de nuestra naturaleza humana, pero es una poderosa demostración del amor de Dios. 

    • La valentía de servir a los demás, especialmente a los marginados y necesitados, sin esperar nada a cambio. Esto requiere humildad, sacrificio de nuestro tiempo y recursos, y una genuina preocupación por el bienestar del prójimo. 

    • La valentía de mantener nuestra fe en medio de la dificultad, la enfermedad o la pérdida. Esto implica confiar en la providencia de Dios incluso cuando no entendemos sus caminos y aferrarnos a la esperanza que tenemos en Cristo. 

    • La valentía de criar a nuestros hijos en el camino del Señor en una cultura que a menudo socava los valores bíblicos. Esto requiere intencionalidad, paciencia y ser un ejemplo vivo de nuestra fe. 

    • La valentía de confrontar la injusticia en nuestras comunidades y en el mundo, levantando nuestra voz por aquellos que no tienen voz. Esto debe hacerse con sabiduría y amor, buscando la restauración y la reconciliación. 

    • La valentía de ser diferentes del mundo, de no conformarnos a sus modas o filosofías, sino de vivir de acuerdo con los estándares de Dios. Esto a menudo nos hará parecer extraños, pero es un testimonio poderoso de nuestra lealtad a Cristo. 

    • La valentía de perseverar en nuestra fe, incluso cuando enfrentamos desánimo, duda o persecución sutil. La carrera cristiana es una maratón, no una carrera de velocidad, y requiere resistencia y determinación. 

    • La valentía de orar sin cesar, creyendo que Dios escucha y responde, incluso cuando no vemos resultados inmediatos. La oración es una poderosa arma espiritual que requiere fe y persistencia. 

    • La valentía de dar generosamente, confiando en que Dios suplirá nuestras necesidades. Esto refleja nuestra dependencia de Dios y nuestra comprensión de que todo lo que tenemos viene de Él. 

Predica sobre Valentía: Dios lo espera de ti

  1. Predica sobre Meta Suprema de Nuestra Peregrinación Cristiana
  2. Predica sobre Alegría: Fruto del Espíritu
  3. Predica sobre Lealtad a Cristo: Mateo 6:24

La valentía que Dios espera de nosotros hoy no siempre se manifiesta en actos grandiosos y visibles, sino en la fidelidad silenciosa y constante en las pequeñas decisiones de cada día. Es la valentía de vivir nuestra fe de manera auténtica y sin compromisos, de amar a Dios y a nuestro prójimo con todo nuestro corazón, y de ser testigos de Cristo en cada esfera de nuestra vida.

Que el Espíritu Santo nos capacite para ser valientes en estos tiempos, para que nuestras vidas sean un testimonio vivo del poder transformador del Evangelio. Amén.


Predica sobre Meta Suprema de Nuestra Peregrinación Cristiana

 Predica sobre Enfoque: ¿cuál fue el tuyo?

Hoy dirigimos nuestra mirada a un aspecto crucial de la vida del apóstol Pablo, un hombre cuya influencia ha resonado a través de los siglos: su enfoque. Nuestra lectura de hoy proviene de 2 Corintios 12 y 2 Corintios 5:1-10, pasajes que nos ofrecen una ventana a la perspectiva que guiaba cada uno de sus pasos.

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Introducción

I. La vida del apóstol Pablo ha sido objeto de estudio y admiración durante incontables generaciones. Su celo, su dedicación y su profunda comprensión del Evangelio han inspirado a millones a lo largo de la historia.

II. El resultado de este estudio a menudo ha sido una profunda admiración por su carácter y un ferviente deseo de emular su entrega y su pasión por Cristo. Queremos ser como Pablo, imitar su valentía y su compromiso inquebrantable.

III. Pero, ¿cuál era la fuerza motriz detrás de la vida de Pablo? ¿Cuál era su norte constante? Hoy descubriremos que Pablo se centró con una intensidad singular en llegar al Cielo, en la esperanza de la vida eterna con su Señor. Y este mismo enfoque, mis queridos hermanos, es el que todos nosotros deberíamos cultivar en nuestro peregrinaje terrenal.

Discusión

I. Pablo entendió que este mundo no es todo lo que hay (2 Corintios 5:1-10).

Pablo tenía una perspectiva trascendente. Sabía que las aflicciones de este tiempo presente no eran comparables con la gloria venidera. En 2 Corintios 5:1-10, habla de la certeza de tener un edificio de Dios, una casa no hecha de manos, eterna en los cielos. Anhelaba revestirse de su habitación celestial, estar presente con el Señor al dejar este cuerpo terrenal. Su mirada estaba fija en la eternidad.

A. Abraham vivió su vida con el mismo entendimiento (Hebreos 11:8-10).

El patriarca Abraham, un ejemplo de fe para todos nosotros, vivió su vida con esta misma comprensión. Hebreos 11:8-10 nos dice que, llamado a salir a una tierra que había de recibir como heredad, obedeció y salió sin saber a dónde iba. Vivió como extranjero en la tierra prometida, como en tierra ajena, morando en tiendas con Isaac y Jacob, coherederos de la misma promesa; porque esperaba la ciudad que tiene fundamentos, cuyo arquitecto y constructor es Dios. Abraham puso su esperanza en una patria celestial, no en las posesiones terrenales.   

B. Pedro quería que el cristiano entendiera esta misma verdad (1 Pedro 2:11).

El apóstol Pedro también se esforzó por inculcar esta verdad en los corazones de los creyentes. En 1 Pedro 2:11, nos exhorta: "Amados, yo os ruego como a extranjeros y peregrinos, que os abstengáis de los deseos carnales que batallan contra el alma." Nos recuerda que somos extranjeros en este mundo, ciudadanos de otro reino, y que nuestra conducta debe reflejar nuestra verdadera ciudadanía celestial.   

C. La verdadera ciudadanía de los cristianos no se encuentra en la Tierra, sino en el Cielo (Filipenses 3:20-21).

Pablo mismo declara con firmeza en Filipenses 3:20-21: "Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo; el cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya, según la operación con la cual puede también sujetar a sí mismo todas las cosas." Nuestra lealtad primordial y nuestra verdadera identidad están en el reino celestial, donde Cristo reina y donde esperamos nuestra transformación gloriosa.   

II. Pablo anhelaba un lugar de descanso (2 Corintios 4:16-18).

En medio de las pruebas y las persecuciones, Pablo no perdía de vista la esperanza del descanso eterno. 2 Corintios 4:16-18 nos dice: "Por tanto, no desmayamos; antes aunque este nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día. Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria; no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas." Su enfoque estaba en lo eterno, en la gloria que sobrepasaba con creces cualquier sufrimiento terrenal.   

A. Un hijo fiel de Dios debe entender que estar con el Señor es mejor (Filipenses 1:21-23).

Pablo mismo expresó este anhelo profundo en Filipenses 1:21-23: "Porque para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia. Mas si el vivir en la carne resulta para mí en obra fructífera, no sé entonces qué escoger. Porque de ambas cosas estoy puesto en estrecho, teniendo deseo de partir y estar con Cristo, lo cual es muchísimo mejor." Para Pablo, la perspectiva de estar con el Señor superaba cualquier beneficio de permanecer en esta vida. Esta debe ser también nuestra convicción.   

B. Las cosas que le esperaban a Pablo no podían compararse con las luchas de esta vida (Romanos 8:18).

Con una fe inquebrantable, Pablo afirmó en Romanos 8:18: "Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de ser manifestada." Las dificultades, los dolores y las pruebas que enfrentamos en este mundo son temporales y palidecen en comparación con la gloria eterna que nos espera en la presencia de Dios.   

III. Pablo confiaba en Dios y sabía que Él podía cumplir Su Palabra (2 Timoteo 1:12).

La firmeza del enfoque de Pablo radicaba en su absoluta confianza en Dios y en la certeza de que Él cumpliría sus promesas. En 2 Timoteo 1:12, declara: "Por lo cual asimismo padezco esto; pero no me avergüenzo, porque yo sé a quién he creído, y estoy persuadido de que es poderoso para guardar mi depósito para aquel día." Pablo tenía una convicción profunda en el poder y la fidelidad de Dios para preservar su alma hasta el día de la redención final.

A. Pablo no dudó que Dios le daría una corona (2 Timoteo 4:6-8).

Al final de su carrera terrenal, Pablo expresó su certeza de recibir la recompensa prometida. En 2 Timoteo 4:6-8, escribe: "Porque yo ya estoy para ser sacrificado, y el tiempo de mi partida está cercano. He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe. Por lo demás, me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no sólo a mí, sino también a todos los que aman su venida." Su enfoque en la recompensa celestial lo sostuvo a través de las pruebas finales.   

B. Muchos hebreos atribuyen la escritura a Pablo, y si esto es cierto, entonces Pablo sabía que Dios cumplía su palabra a Abraham y que a su vez haría lo mismo con los cristianos (Hebreos 6:11-19).

Si Pablo fue el autor de la epístola a los Hebreos, como muchos creen, entonces su comprensión de la fidelidad de Dios a sus promesas a Abraham era profunda. Él sabía que Dios había cumplido su palabra con el patriarca y tenía la plena confianza de que Dios también mantendría sus promesas a los creyentes en Cristo, asegurándonos una esperanza firme y segura, como un ancla del alma (Hebreos 6:11-19).

Predica sobre Meta Suprema de Nuestra Peregrinación Cristiana

  1. Predica sobre Alegría: Fruto del Espíritu
  2. Predica sobre Lealtad a Cristo: Mateo 6:24
  3. Predica sobre ¿Qué hacer para ser salvo?

Conclusión

I. Es verdaderamente lamentable que tantos hijos de Dios hoy en día no tengan el enfoque claro y resuelto que Pablo poseía (Filipenses 3:13-14). A menudo nos distraemos con las cosas de este mundo, perdiendo de vista la meta suprema de nuestra peregrinación celestial.

II. Pero no tenemos por qué dudar ni vivir sin esperanza. Dios no nos ha dado un espíritu de temor, sino de poder, de amor y de dominio propio (2 Timoteo 1:7). Hemos recibido un espíritu de adopción como hijos, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre! (Romanos 8:15). Con esta certeza en nuestros corazones, fijemos nuestra mirada en el Cielo, como lo hizo Pablo, corriendo la carrera con perseverancia hacia la meta, hacia el premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús. ¡Que este sea nuestro enfoque constante! ¡Amén!


Predica sobre Alegría: Fruto del Espíritu

Predica sobre Alegría: Fruto del Espíritu

Hoy nos enfocamos en una de las gemas preciosas que resplandecen del carácter transformador del Espíritu Santo en la vida del creyente: la alegría. Nuestra meditación se centra en las palabras del apóstol Pablo en Gálatas 5:22-23: "Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley."

Introducción   

I. Pablo nos exhorta en el versículo que precede inmediatamente a nuestra lectura principal: "Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el Espíritu" (Gálatas 5:25). Esta es una directriz fundamental para nuestra vida cristiana. No basta con haber recibido el Espíritu; debemos permitir que Él guíe cada paso de nuestro andar diario.

II. Nuestro comportamiento como seguidores de Cristo debe ser un contraste vivo y evidente con los valores y las prácticas del mundo que nos rodea. Donde el mundo ofrece egoísmo, nosotros debemos mostrar amor; donde reina la ansiedad, nosotros debemos irradiar paz; y donde abunda la tristeza, nosotros debemos manifestar la alegría que proviene de Dios.

III. Estamos llamados a ser productores activos de este "fruto del Espíritu", una cosecha divina que se cultiva en nuestros corazones por la obra del Espíritu Santo. Y hoy, nos deleitamos en una parte esencial de este fruto: el "gozo" (Gálatas 5:22). Esta verdad se reafirma en Romanos 14:17: "porque el reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo."

Discusión

I. ¿Qué es la “alegría”?

Para comprender plenamente este fruto, debemos explorar el significado de la palabra que Pablo utiliza.

A. La palabra griega original es "chara", que encierra la rica idea de "alegría", "regocijo" y/o "deleite". No es una felicidad superficial o pasajera, sino un gozo profundo y duradero que reside en lo más íntimo de nuestro ser.

B. La forma verbal de "chara" es "chairein", que se traduce comúnmente como "regocijarse". Esta palabra era un saludo común en el mundo griego, pero en el contexto bíblico adquiere una connotación espiritual de celebración y gozo en el Señor.

C. Es significativo que "chara" sea similar a la palabra griega para gracia, "charis". Esta similitud nos revela una profunda conexión entre la gracia de Dios y nuestro gozo.

1. La alegría que experimentamos es directamente proporcional a la cantidad, o más bien, a la magnitud en que creemos y comprendemos la gracia que se nos ha extendido. Cuanto más profunda sea nuestra apreciación por la inmerecida bondad de Dios, más abundante será nuestro gozo.

2. Considerando la inmensurable gracia que Dios nos ha prodigado a través de Jesucristo, nuestra respuesta natural debe ser una alegría desbordante. Jesús mismo nos dice en Juan 15:11: "Estas cosas os he hablado, para que mi gozo esté en vosotros, y vuestro gozo sea cumplido." Pedro nos anima en medio de las pruebas en 1 Pedro 1:6-8: "en lo cual vosotros os alegráis, aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tengáis que ser afligidos en diversas pruebas, para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo, a quien amáis sin haberle visto, en quien creyendo, aunque ahora no lo veáis, os alegráis con gozo inefable y glorioso." Y Pablo nos exhorta constantemente en Filipenses 4:4: "Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez digo: ¡Regocijaos!"   

II. ¿Qué produce “gozo” en los cristianos?

El gozo del Espíritu no es un sentimiento volátil dependiente de las circunstancias externas. Tiene raíces profundas en nuestra relación con Dios y en las bendiciones que hemos recibido en Cristo.

A. La fe genuina producirá gozo. Romanos 15:13 nos dice: "Y el Dios de esperanza os llene de todo gozo y paz en el creer, para que abundéis en esperanza por el poder del Espíritu Santo." Como ya vimos, Jesús desea que su gozo esté en nosotros (Juan 15:11), y en su oración sumo sacerdotal, pide que tengamos su gozo cumplido en nosotros (Juan 17:13).   

B. La obediencia a Dios es una fuente de profundo gozo. En Hechos 8:5-8, vemos el gozo que llenó la ciudad de Samaria cuando Felipe predicó el evangelio y muchos creyeron y fueron bautizados (Hechos 8:35-38). Cuando vivimos en conformidad con la voluntad de Dios, experimentamos la paz y la alegría que provienen de agradarle.

C. El perdón de nuestros pecados es una causa inmensa de alegría. El Salmo 32:1-5 describe la dicha del hombre cuyas transgresiones han sido perdonadas y cuyo pecado ha sido cubierto. El Salmo 32:10-11 nos exhorta: "Muchos dolores habrá para el impío; mas al que espera en Jehová, la misericordia lo rodeará. Alegraos en Jehová y gozaos, oh justos; y cantad con júbilo todos vosotros los rectos de corazón." De manera similar, el Salmo 51:7-12 expresa la súplica por la restauración del gozo de la salvación tras el pecado y el arrepentimiento. (Ver también Romanos 5:1-2, 10-11).

D. La comunión genuina con otros creyentes produce gozo. Pablo experimentó gran alegría por el amor de Filemón y el consuelo que había traído a los santos (Filemón 7). Se alegró por la preocupación de los filipenses por él (Filipenses 4:10) y se sintió profundamente confortado por la visita de Tito (2 Corintios 7:7). Juan expresa el gozo de la comunión en 2 Juan 12: "Aunque tengo muchas cosas que escribiros, no he querido hacerlo por medio de papel y tinta, pues espero ir a vosotros y hablar cara a cara, para que nuestro gozo sea cumplido."   

E. La fidelidad de otros en la fe es una fuente de gran alegría para los creyentes. En Hechos 15:3, vemos el gozo que experimentaron las iglesias al escuchar el relato de la conversión de los gentiles. Juan declara en 3 Juan 4: "No tengo mayor gozo que éste, el oír que mis hijos andan en la verdad." Pablo también expresa su alegría por la firmeza de los tesalonicenses en su fe (1 Tesalonicenses 2:19-20).

III. El “gozo” vence las preocupaciones, las dudas y los temores (Mateo 6:25-34; 14:27-31).

El gozo que proviene del Espíritu Santo es una poderosa arma contra las ansiedades y los temores que nos asaltan. Jesús nos enseña en Mateo 6:25-34 a no preocuparnos por las cosas de la vida, sino a buscar primeramente el reino de Dios, confiando en que nuestro Padre celestial suplirá nuestras necesidades. Esta confianza produce paz y gozo en medio de la incertidumbre.

En el relato de Jesús caminando sobre el agua (Mateo 14:27-31), vemos cómo el miedo paralizó a Pedro hasta que fijó su mirada en Jesús. Cuando volvemos nuestros ojos a Cristo y confiamos en su poder, el gozo del Señor se convierte en nuestra fortaleza, disipando las dudas y los temores que intentan hundirnos.

Predica sobre Alegría: Fruto del Espíritu

  1. Predica sobre Lealtad a Cristo: Mateo 6:24
  2. Predica sobre ¿Qué hacer para ser salvo?
  3. Predica sobre El Reino de Dios: Marcos 12:28-34

Conclusión

I. Como seguidores de Jesucristo, estamos llamados a ser personas caracterizadas por una profunda y contagiosa alegría. Esta no es una mera fachada de felicidad superficial, sino el fruto genuino del Espíritu Santo que reside en nuestros corazones.

II. En verdad, "el fruto del Espíritu es la alegría". Que esta verdad transforme nuestras vidas, llenándonos de un gozo inefable y glorioso que testifique del poder y la gracia de nuestro Dios. ¡Amén!


Predica sobre Lealtad a Cristo: Mateo 6:24

 Lealtad a Cristo: Mateo 6:24

Introducción

Nos enfrentamos a un llamado que define nuestra vida como cristianos: la lealtad a Cristo. Mateo 6:24 nos recuerda que no podemos servir a dos señores, sino que nuestra lealtad debe ser indivisa.

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I. La Lealtad a Cristo: Un Llamado a la Devoción Total

    • Multitudes que siguieron a Jesús: 

        ◦ Los evangelios relatan cómo multitudes seguían a Jesús (Marcos 1:45; 2:2; 4:1, etc.). 

        ◦ Sin embargo, no todos los que lo seguían eran leales (Juan 6:66). 

    • El llamado inicial y la lealtad desarrollada: 

        ◦ Los discípulos comenzaron con un simple llamado: "Sígueme" (Mateo 9:9). 

        ◦ Su lealtad se desarrolló hasta ser indivisa (Juan 6:67-69). 

        ◦ Estamos llamados a seguirlo pase lo que pase (Apocalipsis 2:10). 

    • El costo de la lealtad: 

        ◦ La lealtad tiene un precio, y debemos calcularlo (Lucas 14:25-33). 

        ◦ El joven rico ejemplifica el costo de la lealtad (Mateo 19:16-22). 

        ◦ 2 Timoteo 2:4 nos recuerda que los soldados deben ser leales, minimizando las distracciones. 

        ◦ Recordemos Mateo 6:33: buscar primero el reino de Dios. 

II. La Lealtad a la Verdad: Un Compromiso con la Palabra de Dios

    • Jesús y la verdad son inseparables: 

        ◦ Jesús es el portavoz de Dios (Hebreos 1:2). 

        ◦ La palabra de Dios es verdad (Juan 17:17). 

        ◦ "Verdad", "palabra", "evangelio" y "doctrina" son términos sinónimos. 

    • Actividades que implican lealtad a la verdad: 

        ◦ Buscar la verdad (Juan 5:39). 

        ◦ Recibir la verdad (1 Tesalonicenses 2:13). 

        ◦ Seguir la verdad (Santiago 1:22). 

        ◦ Defender la verdad (Filipenses 1:17). 

        ◦ Amar la verdad (2 Tesalonicenses 2:10). 

III. El Significado de la Lealtad para Nuestras Vidas

    • La lealtad a Cristo implica ponerlo en primer lugar en todas las áreas de nuestra vida. 

    • La lealtad a la verdad nos guía a vivir en obediencia a la palabra de Dios. 

    • La lealtad nos prepara para enfrentar las pruebas y persecuciones con valentía. 

    • La lealtad nos permite experimentar la plenitud de la vida en Cristo. 

Predica sobre Lealtad a Cristo: Mateo 6:24

  1. Predica sobre El Reino de Dios: Marcos 12:28-34
  2. Predica sobre Autocontrol: Proverbios 25:28
  3. Predica sobre El Mensaje de la Cruz: 1 Corintios 15:1-4

Conclusión

Hermanos, la lealtad a Cristo y a su verdad es el fundamento de nuestra vida cristiana. Que podamos renovar nuestro compromiso de seguirlo con devoción total, confiando en su gracia para fortalecernos en nuestro camino.


Predica sobre ¿Qué hacer para ser salvo?

     • Trabaja en tu Propia Salvación: Un Llamado a la Acción

Introducción

Nos enfrentamos a una frase que resuena con urgencia y responsabilidad: "trabaja en tu propia salvación". ¿Qué significa realmente este llamado? ¿Implica que podemos ganar nuestra salvación por nuestros propios méritos? ¿O hay un significado más profundo?

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La salvación es un absoluto

    • Jesús es el único camino a la salvación (Jn 14,6)

        ◦ Salvación para todos los que le obedecen (Heb. 5:8-9)

        ◦ No hay salvación en ningún otro nombre (Hechos 4:12)

    • La doctrina es necesaria para la salvación (1 Tim. 4:16)

        ◦ Sólo hay una doctrina/evangelio (Gal. 1:6-9)

        ◦ Permite que todos hablen la misma cosa (1 Cor. 1:10-12)


I. Comprendiendo la Salvación: Una Asociación Divina

    • No es una empresa individual: 

        ◦ Jeremías 10:23 nos recuerda que no nos corresponde a nosotros dirigir nuestros pasos. 

        ◦ Efesios 2:8-10 nos enseña que la salvación es un regalo de la gracia de Dios, no el resultado de nuestras obras. 

    • Una asociación divina: 

        ◦ Dios es el autor de nuestra salvación, quien proporciona el camino a través de Jesucristo. 

        ◦ Nuestro papel es responder a su gracia con fe y obediencia. 

        ◦ "Trabaja en tu propia salvación" significa que debemos participar activamente en el proceso de santificación. 

II. Ejercitando Nuestra Fe: Creciendo en Cristo

    • Un proceso de crecimiento: 

        ◦ Hebreos 6:1 nos exhorta a "ir adelante a la perfección". 

        ◦ Efesios 4:15 nos llama a "crecer en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo". 

        ◦ La salvación no es un evento estático, sino un viaje continuo de crecimiento espiritual. 

        ◦ Debemos esforzarnos por desarrollar los frutos del Espíritu y conformarnos a la imagen de Cristo. 

III. Responsabilidad Personal: Abrazando Nuestra Elección

    • Responsabilidad individual: 

        ◦ Hechos 2:40 nos insta a "salvaos vosotros mismos". 

        ◦ 2 Pedro 1:10 nos anima a "hacer firme vuestra vocación y elección". 

        ◦ Aunque la salvación es un regalo de Dios, debemos responder a ella con una decisión personal y un compromiso continuo. 

    • La salvación como meta: 

        ◦ Hebreos 10:39 habla de aquellos que creen para preservación del alma. 

        ◦ 1 Pedro 1:9 menciona "obteniendo el fin de vuestra fe, que es la salvación de vuestras almas". 

        ◦ Nuestra mirada debe estar fija en la meta de la salvación eterna, perseverando en la fe hasta el final. 

IV. Temor y Temblor: Humildad y Seriedad

    • Apreciando la magnitud: 

        ◦ "Con temor y temblor" (Filipenses 2:12) refleja una profunda reverencia por la santidad de Dios y la seriedad de nuestra salvación. 

        ◦ Implica humildad, reconociendo nuestra dependencia de Dios y nuestra propensión a pecar. 

        ◦ 1 Corintios 10:12 nos advierte sobre la posibilidad de caer. 

        ◦ Debemos mantenernos alerta, vigilantes y dependientes de la gracia de Dios. 

V. ¿Qué hacer para ser salvo?

    • Reconocer que somos pecadores y necesitamos la salvación. 

    • Creer que Jesucristo es el Hijo de Dios y murió por nuestros pecados. 

    • Arrepentirnos de nuestros pecados y confesar a Jesús como nuestro Señor. 

    • Ser bautizados para el perdón de los pecados. 

    • Vivir una vida de obediencia a Dios, buscando crecer en santidad. 

Predica sobre ¿Qué hacer para ser salvo?

  1. Predica sobre El Reino de Dios: Marcos 12:28-34
  2. Predica sobre Autocontrol: Proverbios 25:28
  3. Predica sobre El Mensaje de la Cruz: 1 Corintios 15:1-4

Conclusión

Hermanos, "trabaja en tu propia salvación" no es un llamado a la auto-salvación, sino un llamado a la participación activa en la obra de Dios en nuestras vidas. Que podamos responder a este llamado con fe, humildad y perseverancia, confiando en la gracia de Dios para llevarnos a la salvación eterna.

    • 

Predica sobre El Reino de Dios: Marcos 12:28-34

El Reino de Dios: Marcos 12:28-34

Introducción

Nos adentramos en un tema central de las Escrituras: el Reino de Dios. Jesús, nuestro Rey, nos invita a comprender y participar en este reino eterno.

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I. Jesús como Rey: Su Autoridad y Soberanía

Jesús predicó un nuevo reino

    • El reino está cerca (Mt. 4:17; Lc. 4:43)

        ◦ “No lejos de” (Mc 12,34)

        ◦ Esto indica un reino diferente (Jn. 18:36; Rom. 14:17)

    • Jesús continúa en esta línea y dice algo bastante radical en el Sermón del Monte (Mt 5,20):

    • Luego continúa con una serie de pronunciamientos que muestran el contraste entre el antiguo reino y el nuevo reino (Mateo 5:21-47).

    • En el trono ahora: 

        ◦ Hechos 2:30 y Hebreos 1:3 nos revelan a Jesús sentado en el trono, ejerciendo su reinado. 

    • Cabeza sobre todas las cosas: 

        ◦ Efesios 1:20-23 proclama a Jesús como cabeza sobre todo, con autoridad suprema. 

    • Toda autoridad {poder}: 

        ◦ Mateo 28:18 confirma que toda autoridad le ha sido dada a Jesús. 

    • Reinar para siempre: 

        ◦ Lucas 1:33 declara que su reino no tendrá fin. 

    • Rey de reyes: 

        ◦ 1 Timoteo 6:15 y Apocalipsis 17:14 lo proclaman como Rey de reyes. 

II. Nuestra Constitución: El Nuevo Testamento

    • La palabra de Dios como guía: 

        ◦ 1 Pedro 4:11 nos insta a hablar conforme a las palabras de Dios. 

    • La ley del Reino es indestructible: 

        ◦ Mateo 24:35 asegura la permanencia de la ley del Reino. 

    • La ley del Reino es inalterable: 

        ◦ Gálatas 1:6-10 advierte contra la alteración del evangelio. 

    • La ley del Reino como norma de juicio: 

        ◦ Juan 12:48 establece que la palabra de Jesús será la base del juicio. 

III. Cumpliendo los Requisitos del Rey

    • Obediencia a los mandamientos: 

        ◦ Juan 14:15, 21, 23-24 y 15:10, 14 nos llaman a obedecer los mandamientos de Jesús. 

    • La importancia de la práctica: 

        ◦ Mateo 7:21-23 advierte contra la mera profesión de fe sin obras. 

    • Requisitos de entrada al Reino: 

        ◦ Juan 3:3-5 establece el nuevo nacimiento como condición para entrar en el Reino. 

    • Perseverancia en la fe: 

        ◦ Lucas 9:62 nos insta a no volver atrás después de seguir a Jesús. 

IV. El Significado del Reino para Nuestras Vidas

    • El Reino de Dios es un reino de amor, justicia y paz. 

    • Como ciudadanos de este reino, estamos llamados a vivir de acuerdo con los valores del Reino. 

    • Debemos buscar primero el Reino de Dios y su justicia (Mateo 6:33). 

    • Debemos compartir las buenas nuevas del Reino con los demás. 

Predica sobre El Reino de Dios: Marcos 12:28-34

  1. Predica sobre Autocontrol: Proverbios 25:28
  2. Predica sobre El Mensaje de la Cruz: 1 Corintios 15:1-4
  3. Predica sobre La Duda y la Biblia

Conclusión

El Reino de Dios está presente en la tierra, y Jesús es nuestro Rey. Que podamos vivir en obediencia a su palabra, buscando su Reino y compartiendo su amor con el mundo.


Predica sobre Autocontrol: Proverbios 25:28

 Autocontrol: Proverbios 25:28

Introducción

Reflexionamos sobre una virtud esencial para nuestra vida cristiana: el autocontrol. Proverbios 25:28 nos advierte sobre el peligro de carecer de él, comparando a quien no se controla con una ciudad derribada y sin murallas.

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I. ¿Qué es el autocontrol?

    • Definiciones: 

        ◦ El Diccionario Ilustrado de Webster lo define como "moderación, autocontrol y abstención de los excesos de cualquier tipo". 

        ◦ La palabra griega "egkrateia" significa "alguien que se contiene a sí mismo" y "la virtud de quien domina sus deseos y pasiones, especialmente sus apetitos sensuales". 

        ◦ "Autodominio". 

    • Ejemplos bíblicos: 

        ◦ José practicó el autocontrol al resistir la tentación (Génesis 39:7-10). 

        ◦ David careció de autocontrol, lo que lo llevó al pecado (2 Samuel 11:1-4). 

II. El autocontrol en el Nuevo Testamento

    • Necesario para la justicia: 

        ◦ Hechos 24:25 nos enseña que la "justicia" no se puede lograr sin autocontrol. 

        ◦ El juicio se basa y mejora mediante la administración y la práctica del autocontrol. 

    • Fruto del Espíritu: 

        ◦ El autocontrol se incluye entre los frutos del Espíritu (Gálatas 5:22-23). 

    • Parte del crecimiento cristiano: 

        ◦ Se nos exhorta a añadir el autocontrol a nuestra fe (2 Pedro 1:5-7). 

    • Dominio propio: 

        ◦ Se usa como verbo en 1 Corintios 9:25 ("ejerce dominio propio", NVI). 

III. Consejos prácticos para desarrollar el autocontrol (Colosenses 3:1-4)

    • Poner primero lo primero: 

        ◦ "Resucitados con Cristo" (Romanos 6:3-4). 

        ◦ "Sigan buscando las cosas de arriba" (Mateo 13:45-46). 

    • Pon a punto tu mente: 

        ◦ "Ponte las pilas" (Fuerte – “ejercitar la mente, es decir, entretener o tener un sentimiento u opinión” 

        ◦ No podemos "mezclar" las cosas de la carne con las cosas del espíritu y luego afirmar tener autocontrol (Romanos 8:5-17). 

IV. Importancia del autocontrol

    • El autocontrol nos permite vivir en armonía con Dios y con los demás. 

    • Nos protege de las consecuencias destructivas de nuestros impulsos. 

    • Nos capacita para cumplir el propósito que Dios tiene para nuestras vidas. 

Predica sobre Autocontrol: Proverbios 25:28

  1. Predica sobre El Mensaje de la Cruz: 1 Corintios 15:1-4
  2. Predica sobre La Duda y la Biblia
  3. Predica sobre El Señorío de Cristo

Conclusión

Hermanos, el autocontrol es una virtud esencial para nuestra vida cristiana. Que podamos cultivar esta cualidad, confiando en el poder del Espíritu Santo para ayudarnos a dominar nuestros deseos y vivir en obediencia a Dios.

    • 

Predica sobre El Mensaje de la Cruz: 1 Corintios 15:1-4

 El Mensaje de la Cruz: 1 Corintios 15:1-4

Introducción

Hoy nos reunimos para reflexionar sobre el corazón mismo del evangelio: el mensaje de la cruz. En 1 Corintios 15:1-4, el apóstol Pablo nos recuerda la importancia fundamental de este mensaje y su poder transformador.

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I. El Evangelio: Un Resumen Conciso

    • De qué trata principalmente el Evangelio: 

        ◦ Pablo comienza enfatizando la "primera importancia" del evangelio. 

        ◦ El evangelio se centra en la muerte, sepultura y resurrección de Jesucristo. 

        ◦ "Murió por nuestros pecados": Este es el núcleo del evangelio. 

            ▪ Explica la venida de Jesús (Lucas 19:10; 1 Pedro 3:18; Gálatas 1:4; Tito 2:14). 

            ▪ Ofrece libertad y redención (Efesios 1:7; 1 Pedro 1:18-19). 

        ◦ "Enterrado": Este es un hecho histórico, atestiguado por muchos (Mateo 27:61; Lucas 23:55). 

        ◦ "Resucitado": Un evento sobrenatural, confirmado por innumerables testigos oculares (1 Corintios 15:5-8). 

        ◦ Esta resurrección es nuestra esperanza (1 Pedro 1:3; 1 Corintios 15:19). 

II. Obedeciendo el Evangelio: Un Cambio Radical

    • La obediencia al evangelio: 

        ◦ Es posible y necesario (2 Tesalonicenses 1:8; 1 Pedro 4:17). 

        ◦ No se trata simplemente de aceptar un hecho histórico, sino de un cambio fundamental. 

        ◦ El "viejo" yo debe morir, y el "nuevo" yo debe vivir. 

        ◦ Pablo lo expresa así: "Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí" (Gálatas 2:20). 

        ◦ Este cambio no es superficial, sino una transformación de adentro hacia afuera. 

III. El Significado de la Cruz para Nuestras Vidas

    • La cruz nos recuerda el amor inmenso de Dios: 

        ◦ Dios entregó a su Hijo por nosotros, demostrando su amor y misericordia. 

        ◦ La cruz nos llama al arrepentimiento y a la fe. 

        ◦ Nos invita a abandonar nuestra vida de pecado y a seguir a Cristo. 

        ◦ La cruz nos da esperanza de vida eterna. 

        ◦ A través de la resurrección de Jesús, tenemos la promesa de una nueva vida. 

    • La cruz nos impulsa a vivir para Cristo: 

        ◦ Nos llama a vivir vidas de gratitud y servicio. 

        ◦ Nos desafía a amar a los demás como Cristo nos amó. 

        ◦ Nos capacita para enfrentar las dificultades con fe y esperanza. 

    • La resurrección de Jesús

        ◦ Mencionado de antemano (Mateo 20:19)

        ◦ Mencionado como un hecho en Pentecostés (Hechos 2:24, 32)

    • Conectado a nosotros (1 Cor. 6:14)

    • Central para su regreso (Jn. 14:1-3)

    • El objetivo final de todo cristiano es la vida eterna.

        ◦ ¿Lo vemos en Juan 3:16?

        ◦ ¿Es nuestro objetivo más importante (Rom. 2:7)?

        ◦ Esto es lo que se promete tanto como cualquier otra cosa (1 Jn. 2:25)

Predica sobre El Mensaje de la Cruz: 1 Corintios 15:1-4

Conclusión

El mensaje de la cruz es el corazón del evangelio. Es un mensaje de amor, redención y esperanza. Que este mensaje transforme nuestras vidas y nos impulse a vivir para Cristo, compartiendo su amor con el mundo.


 
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Juan 3 16 Porque Dios amó tanto al mundo que dio a su Hijo unigénito, para que todos los que creen en él no perezcan, sino que tengan vida eterna.