Publicidad

Predica sobre 2 Corintios 12:7-9 La espina en la carne

 2 Corintios 12:9: Donde la Debilidad Humana Revela la Gloria de Dios

El pasaje de 2 Corintios 12:7-10 nos ofrece una profunda lección sobre la paradoja del poder divino manifestándose en la fragilidad humana. El apóstol Pablo, un hombre de extraordinarias revelaciones y un siervo incansable, comparte una lucha personal que ilumina la manera en que Dios obra en nuestras propias debilidades.

-- Ads --

1. La humildad se preserva a través de la prueba (2 Corintios 12:7)


Y para que la grandeza de las revelaciones no me exaltase desmedidamente, me fue dado un aguijón en la carne.” Pablo reconoce la peligrosa tendencia del corazón humano a la soberbia, especialmente cuando se experimentan grandes bendiciones o revelaciones espirituales. Para preservarlo en humildad, Dios permitió una aflicción, un "aguijón en la carne", cuya naturaleza específica no se detalla, pero cuyo propósito era claro: evitar la exaltación desmedida. A menudo, son las pruebas las que nos mantienen con los pies en la tierra y dependientes de Dios.


2. La espina en la carne revela lucha interior y dependencia de Dios (2 Corintios 12:7)


Pablo no presenta su "aguijón en la carne" como algo trivial. Implicaba una lucha personal, un desafío constante que lo confrontaba con sus limitaciones. Sin embargo, él entendió que esta debilidad era paradójicamente una herramienta divina para mantenerlo dependiente de Dios. Cuando reconocemos nuestras propias insuficiencias, nos volvemos más propensos a buscar la suficiencia que solo Dios puede ofrecer.


3. La oración persistente no siempre cambia la circunstancia, pero transforma el corazón (2 Corintios 12:8)


Respecto a esto tres veces he rogado al Señor, que lo quite de mí.” La oración de Pablo fue ferviente y repetida. Su deseo era ser librado de esta aflicción. Sin embargo, la respuesta de Dios no fue la eliminación del problema, sino la provisión de gracia para soportarlo. Esto nos enseña que la oración persistente puede no siempre alterar nuestras circunstancias externas, pero siempre tiene el poder de transformar nuestro corazón y nuestra perspectiva.


4. La respuesta divina no siempre es liberación, sino apoyo en la debilidad (2 Corintios 12:9)


Bástate mi gracia.” La respuesta de Dios a la súplica de Pablo fue concisa y poderosa: "Bástate mi gracia". No le prometió quitar la espina, pero le aseguró la suficiencia de su gracia para afrontarla. La gracia de Dios no es solo perdón, sino también poder habilitador, la fuerza divina que nos sostiene en medio de la dificultad. A veces, la mayor manifestación del amor de Dios no es librarnos de la prueba, sino fortalecernos para atravesarla.


5. El poder de Dios se perfecciona en la debilidad (2 Corintios 12:9)


Porque mi poder se perfecciona en la debilidad.” Esta es la clave de la paradoja. La limitación humana no es un obstáculo para el poder de Dios, sino el escenario donde Su fuerza puede brillar con mayor intensidad. Cuando reconocemos nuestra debilidad y dependemos completamente de Dios, Su poder se manifiesta plenamente en nosotros, obrando de maneras que nunca podríamos imaginar con nuestras propias fuerzas.


6. La debilidad aceptada con fe se convierte en motivo de gloria (2 Corintios 12:9)


Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades.” La respuesta de Pablo a la declaración de Dios es notable. En lugar de lamentarse por su aflicción, decide gloriarse en sus debilidades. Esta no es una glorificación masoquista del sufrimiento, sino un reconocimiento de que sus limitaciones son las plataformas donde el poder de Cristo se hace evidente. Su debilidad se convierte en una ocasión para adorar y exaltar la gracia de Dios.


7. La presencia de Cristo reposa sobre quienes aceptan sus limitaciones (2 Corintios 12:9)


Para que repose sobre mí el poder de Cristo.” Pablo entendió que al aceptar sus debilidades con fe, permitía que el poder de Cristo se manifestara plenamente en su vida. Cristo no rehúye la debilidad humana; de hecho, Él se revela poderosamente en aquellos que reconocen su necesidad de Él. Su poder "reposa" sobre nosotros cuando dejamos de confiar en nuestras propias fuerzas y nos rendimos a Su suficiencia.


8 La verdadera fuerza reside en reconocer la propia debilidad (2 Corintios 12:10)


Cuando soy débil, entonces soy fuerte.” Esta declaración aparentemente contradictoria encierra una profunda verdad espiritual. La verdadera fuerza no proviene de la confianza en uno mismo, sino de la completa dependencia de Dios. Cuando reconocemos nuestra debilidad y nos apoyamos totalmente en Su poder, experimentamos una fortaleza que trasciende nuestras capacidades naturales.


9. La gracia suficiente es un testimonio vivo para el mundo (2 Corintios 12:9-10)


La vida de Pablo, sostenida por la gracia de Dios en medio de su debilidad, se convirtió en un testimonio vivo del poder divino para un mundo que a menudo exalta la fuerza y la autosuficiencia. Su perseverancia en el dolor, no con resignación amarga, sino con gozosa dependencia de la gracia, apuntaba al Dios que sostiene y fortalece a los suyos en cada situación. Nuestra propia fe, cuando persevera en la debilidad, también se convierte en un poderoso testimonio del poder sustentador de Dios.

Predica sobre 2 Corintios 12:7-9 La espina en la carne

  1. Predica sobre Zacarías 8: Promesas, Exhortaciones a la Obediencia y el Glorioso Futuro de Sión
  2. Predica sobre Yo y mi casa, serviremos a Jehová Josué 24:15
  3. Resucitados con Cristo: Una nueva vida en Él

Que la experiencia de Pablo nos anime a abrazar nuestras debilidades, no como obstáculos insuperables, sino como oportunidades para que el poder de Cristo se manifieste en nosotros. Que aprendamos a orar con persistencia, confiando en que la gracia de Dios siempre será suficiente, fortaleciéndonos para glorificarlo incluso en medio de nuestras limitaciones. Amén.

Predica sobre Zacarías 8: Promesas, Exhortaciones a la Obediencia y el Glorioso Futuro de Sión

 Zacarías 8: Promesas, Exhortaciones a la Obediencia y el Glorioso Futuro de Sión

Este capítulo es un mensaje de esperanza, restauración y transformación. Dios habla por medio del profeta Zacarías para asegurar que su fidelidad permanece, y que su pueblo no debe temer, sino responder con obediencia y verdad.

-- Ads --

1. El celo del Señor es la base de la restauración

Zacarías 8:2

El amor apasionado de Dios por Sión es la causa de cada una de sus promesas. Su celo es santo, protector y restaurador.


2. Dios promete morar entre su pueblo

Zacarías 8:3

La presencia de Dios transforma la ciudad en lugar de verdad, justicia y santidad. No hay mayor privilegio que tener a Dios habitando con nosotros.


3. El Señor convierte la desolación en paz y longevidad

Zacarías 8:4

La restauración de Dios alcanza cada aspecto de la vida: seguridad, longevidad, paz generacional. Lo que estaba en ruinas será lleno de vida.


4. Nada es demasiado maravilloso para que Dios no lo logre

Zacarías 8:6

Aunque parezca imposible para los hombres, Dios es capaz de hacer lo inimaginable. Su poder no tiene límites.


5. Dios reúne a su pueblo de todas las naciones

Zacarías 8:7

Dios es fiel a su pacto: recoge a los dispersos, une a los separados y trae reconciliación con su presencia.


6. La fidelidad de Dios llama a las personas a la obediencia

Zacarías 8:9

Frente a las promesas, Dios exige acción. Perseverancia, esfuerzo y fidelidad son respuestas adecuadas al obrar divino.


7. Dios convierte las maldiciones en bendiciones

Zacarías 8:13

El cambio es radical: de ser despreciados a ser bendecidos. Lo que una vez fue motivo de vergüenza, se convierte en instrumento de bendición.


8. La verdad y la justicia deben marcar la vida del pueblo restaurado

Zacarías 8:16

La restauración espiritual no es solo interna, sino visible: se manifiesta en la conducta, la honestidad y la integridad del pueblo.


9. El ayuno se convierte en una fiesta en la presencia de Dios

Zacarías 8:19

El dolor da paso al gozo cuando Dios restaura. Los tiempos de aflicción se transforman en celebraciones santas.


10. Dios hará de Jerusalén un centro de adoración para todo el pueblo

Zacarías 8:22-23

La restauración de Sión es también una visión misionera: las naciones vendrán a adorar al único Dios verdadero. Dios convierte a su pueblo en luz para el mundo.

Predica sobre Zacarías 8: Promesas, Exhortaciones a la Obediencia y el Glorioso Futuro de Sión

  1. Predica sobre Yo y mi casa, serviremos a Jehová Josué 24:15
  2. Resucitados con Cristo: Una nueva vida en Él
  3. Predica sobre Vínculos en la vida cristiana: Un llamado a la unidad y el testimonio

Conclusión

Zacarías 8 es un canto de esperanza para un pueblo que había sufrido mucho. Pero sus promesas siguen vigentes hoy: Dios sigue restaurando, llamando a la obediencia, y levantando un pueblo que brille con su luz en todas las naciones.

¿Estás caminando en obediencia a su llamado? ¿Estás listo para celebrar la restauración de Dios en tu vida?

Predica sobre Yo y mi casa, serviremos a Jehová Josué 24:15

 "En cuanto a mí y mi casa, serviremos a Jehová"

(Josué 24:15)


Este poderoso compromiso de Josué no solo es una declaración de fe personal, sino un modelo de liderazgo espiritual familiar. En tiempos donde los valores se desvían fácilmente, esta decisión se vuelve más relevante que nunca para quienes desean establecer hogares centrados en Dios.


1. Una decisión personal que inspira el hogar

Josué 24:15

Josué no impone, pero sí lidera. Él toma una postura clara y firme que influye directamente en su familia. El liderazgo espiritual comienza con una decisión personal de fidelidad a Dios.


2. El compromiso con Dios nace en el corazón del líder del hogar

Deuteronomio 6:5–7

Antes de enseñar a los hijos, el amor por Dios debe estar arraigado en el corazón de los padres. La instrucción espiritual en casa debe ser intencional, constante y vivida con el ejemplo.


3. La bendición de Dios sobre los que le temen

Salmo 128:1–3

El temor reverente a Dios trae prosperidad, paz y bienestar al hogar. La familia que camina en obediencia disfruta del favor divino en cada aspecto de la vida.


4. La salvación alcanza también a las familias

Hechos 16:31

Cuando el jefe del hogar cree, abre una puerta para que toda la casa reciba el mensaje del Evangelio. Dios anhela transformar familias completas.


5. La familia que sirve a Dios está edificada sobre la Roca

Mateo 7:24–25

El servicio a Dios fortalece a la familia en tiempos difíciles. Los principios de Cristo brindan estabilidad frente a las tormentas de la vida.


6. La idolatría y el pecado traen ruina al hogar

Salmo 101:2–3

Apartarse de Dios abre la puerta a la corrupción moral y espiritual. Se requiere vigilancia y santidad en el hogar para mantenerlo firme en la fe.


7. Dios debe ser el fundamento de la casa

Salmos 127:1

Cualquier esfuerzo por edificar una familia sin Dios está destinado al fracaso. Él es el constructor y protector de los hogares que le honran.


8. Un hogar que sirve al Señor es luz en medio de la oscuridad

Mateo 5:14–16

Las familias consagradas a Dios son testimonios vivos para la sociedad. Reflejan el carácter de Cristo y modelan una vida de amor, servicio y verdad.

Predica sobre Yo y mi casa, serviremos a Jehová Josué 24:15

  1. Resucitados con Cristo: Una nueva vida en Él
  2. Predica sobre Vínculos en la vida cristiana: Un llamado a la unidad y el testimonio
  3. ¿Cómo debemos adorar a la manera de Dios?

Conclusión

Declarar "yo y mi casa serviremos a Jehová" es más que una frase; es una consagración total del hogar a Dios. Requiere decisión, compromiso y obediencia. Pero trae como fruto la bendición, la unidad familiar y un poderoso testimonio al mundo.


¿Tú también puedes decir hoy: En cuanto a mí y mi casa, serviremos a Jehová?

Resucitados con Cristo: Una nueva vida en Él

 Resucitados con Cristo: Una nueva vida en Él

Introducción:

Hoy nos sumergimos en la profunda verdad de nuestra resurrección con Cristo. No es una mera teoría, sino un hecho transformador que redefine nuestra identidad y propósito. A través de las Escrituras, exploraremos las implicaciones de esta realidad gloriosa y cómo moldea nuestra vida diaria.

-- Ads --

I. Cuando somos criados: Un hecho transformador

    • No es una teoría; es un hecho (Colosenses 2:12): 

        ◦ Nuestra identificación con la muerte y resurrección de Cristo es una realidad espiritual. Mediante el bautismo, participamos simbólicamente en su victoria sobre el pecado y la muerte. 

    • Los pecados son perdonados (Hechos 2:38): 

        ◦ El arrepentimiento y el bautismo nos liberan de la carga del pecado, ofreciéndonos un nuevo comienzo en Cristo. 

    • Los pecados son lavados (Hechos 22:16): 

        ◦ La sangre de Cristo nos purifica, limpiando nuestras manchas y restaurando nuestra comunión con Dios. 

    • Resucitados para andar en novedad de vida (Romanos 6:3-4): 

        ◦ Nuestra resurrección con Cristo nos impulsa a vivir de una manera que refleje su carácter y propósito. 

    • La nueva vida enfatiza el valor de lo espiritual: 

        ◦ Diferentes tesoros (Mateo 6:19-21): Buscamos tesoros eternos en lugar de riquezas terrenales. 

        ◦ Servicio diferente (Mateo 6:24): Servimos a Dios con devoción exclusiva. 

        ◦ Diferentes preocupaciones (Mateo 6:31-33): Buscamos primero el reino de Dios y su justicia. 

II. Muerto para el mundo: Separación y transformación

    • “Muerto” indica separación: 

        ◦ Así como la muerte separa el cuerpo del espíritu (Santiago 2:26), el pecado nos separa de Dios (Efesios 2:1; Romanos 3:23; 6:23). 

        ◦ Aquí, se refiere a la separación del mundo (Juan 17:14-16), a sus valores y sistemas corruptos. 

    • El viejo hombre ha sido condenado a muerte (Colosenses 3:5; Efesios 4:22; Romanos 6:6): 

        ◦ Nuestra naturaleza pecaminosa ha sido crucificada con Cristo, y ya no debemos ser esclavos del pecado. 

    • Crucificado con Cristo (Gálatas 2:20): 

        ◦ Nuestra identidad está arraigada en Cristo, y su vida se manifiesta en nosotros. 

    • No permitas que te detengan (Colosenses 2:20): 

        ◦ Debemos permanecer firmes en nuestra nueva identidad en Cristo, y no permitir que las presiones del mundo nos desvíen. 

III. Vivir con Cristo: Fe y servicio

    • Nuestro objetivo es vivir en Cristo: 

        ◦ Debemos vivir por fe (Romanos 1:16; 2 Corintios 5:17), confiando en su gracia y poder. 

    • Nuestra manera de vivir es compatible con el evangelio (Filipenses 1:27): 

        ◦ Nuestra conducta debe honrar a Cristo y reflejar los valores del reino de Dios. 

    • Nuestro día a día debe ser al servicio de Dios: 

        ◦ Jesús enfatizó esto (Mateo 4:10), y Pablo lo confirmó (Romanos 6:22). Debemos dedicar nuestras vidas a servir a Dios y a su propósito. 

IV. Cuando Cristo aparezca: Ajuste de cuentas y alegría eterna

    • Será un momento de ajuste de cuentas: 

        ◦ Todo aparecerá (1 Pedro 4:5), y todos serán juzgados personalmente (2 Corintios 5:10). 

    • Será un momento de gran alegría: 

        ◦ Debemos amar su venida (2 Timoteo 4:8) y anhelarla con expectación (Apocalipsis 22:20). 

    • Será un tiempo para la eternidad: 

        ◦ Los malvados irán al castigo eterno, y los justos a la vida eterna (Mateo 25:46). 

Resucitados con Cristo: Una nueva vida en Él

  1. Predica sobre Vínculos en la vida cristiana: Un llamado a la unidad y el testimonio
  2. ¿Cómo debemos adorar a la manera de Dios?
  3. ¿Qué representa Jesús para la Iglesia?

Conclusión:

Nuestra resurrección con Cristo es una realidad que transforma cada aspecto de nuestra vida. Vivamos en la plenitud de esta verdad, caminando en novedad de vida, sirviendo a Dios con devoción, y esperando con gozo la venida de nuestro Señor.


Predica sobre Vínculos en la vida cristiana: Un llamado a la unidad y el testimonio

 Vínculos en la vida cristiana: Un llamado a la unidad y el testimonio

Texto base: Filipenses 2:14-16

Introducción:

Un pasaje de Filipenses que nos invita a reflexionar sobre la importancia de nuestros vínculos en la vida cristiana. Pablo, desde su encarcelamiento, nos exhorta a vivir de una manera que refleje el amor y la unidad de Cristo, tanto dentro de la iglesia como en nuestro testimonio ante el mundo.

-- Ads --

I. Relación entre hermanos: Un llamado a la armonía

Pablo nos insta a vivir "sin murmuraciones ni discusiones". ¿Qué significa esto para nosotros hoy?

    • Sin murmurar: 

        ◦ "Murmurar" es quejarse en voz baja, refunfuñar, expresar descontento. Es una actitud que corroe la unidad y el gozo en la comunidad cristiana. 

        ◦ Recordemos el ejemplo de Israel en el desierto (1 Corintios 10:10-12), donde la murmuración constante impidió que experimentaran las bendiciones de Dios. 

        ◦ En lugar de murmurar, cultivemos la gratitud (Colosenses 3:17). Agradezcamos a Dios por sus bendiciones y por nuestros hermanos y hermanas en la fe. 

    • Sin disputar: 

        ◦ "Disputar" es argumentar, polemizar, crear divisiones. Estas disputas pueden ser dañinas y destructivas (1 Timoteo 6:3-5; Gálatas 5:15). 

        ◦ En lugar de disputar, seamos amables y compasivos (Efesios 4:31-32). Busquemos la reconciliación y la paz. 

        ◦ Nuestra relación con los demás cuenta una historia al mundo (Juan 13:34-35). ¿Qué historia queremos contar? ¿Una de división y contienda, o una de amor y unidad? 

II. Relación con el mundo: Un llamado al testimonio

Pablo nos llama a ser "irreprensibles e inocentes". ¿Cómo podemos vivir de esta manera en un mundo lleno de oscuridad?

    • Ser irreprensible: 

        ◦ "Irreprensible" significa estar libre de culpa o defecto, no merecer censura. 

        ◦ Esto no significa que seamos perfectos (1 Juan 1:8, 10), sino que vivimos de tal manera que los de afuera no tengan nada malo que decir de nosotros (Tito 2:7-8). 

    • Ser inofensivo: 

        ◦ "Inofensivo" significa ser libre de engaño, inocente, simple. 

        ◦ No hay sospecha de maldad ni duplicidad (Mateo 10:16; Romanos 12:21). Debemos actuar con integridad y honestidad. 

    • Para estar sin culpa: 

        ◦ Nuestras acciones deben ser apropiadas (2 Corintios 6:3) y nuestra conducta honorable (2 Corintios 8:21). Debemos ser un reflejo de la luz de Cristo en un mundo oscuro. 

III. Relación con la Palabra: Un llamado a la fidelidad

Pablo nos exhorta a "aferrarnos a la palabra de vida". ¿Cómo podemos hacer esto en nuestra vida diaria?

    • Tenencia: 

        ◦ "Aferrarse" significa prestar atención, mantener firme. Debemos valorar y atesorar la Palabra de Dios. 

    • "La palabra de vida": 

        ◦ Es el evangelio, las buenas nuevas de salvación en Cristo (Juan 6:63; 2 Pedro 1:3). 

    • Lo demostramos mediante: 

        ◦ No avergonzarnos del evangelio (Romanos 1:16). 

        ◦ No deshonrar el evangelio (Romanos 2:24). 

        ◦ Ser oidores y hacedores de la Palabra (Santiago 1:21-25). 

Predica sobre Vínculos en la vida cristiana: Un llamado a la unidad y el testimonio

  1. ¿Cómo debemos adorar a la manera de Dios?
  2. ¿Qué representa Jesús para la Iglesia?
  3. ¿Por qué es necesaria la Iglesia de Cristo?

Conclusión:

Que nuestros vínculos en la vida cristiana sean un testimonio del amor y la unidad de Cristo. Que vivamos en armonía con nuestros hermanos y hermanas, que seamos irreprensibles e inocentes ante el mundo, y que nos aferremos a la Palabra de vida. Que nuestra vida sea un reflejo de la gloria de Dios.


¿Cómo debemos adorar a la manera de Dios?

 “A la Manera de Dios”

Texto base: Génesis 4:1-7


Introducción

Vivimos en un tiempo donde muchos desean acercarse a Dios, pero a su manera. El problema no es que el hombre quiera adorar, sino que muchas veces quiere dictar las condiciones de esa adoración. Pero Dios siempre ha dejado claro que Él debe ser adorado a Su manera, no a la nuestra.

Hoy veremos varios ejemplos en la Palabra de personas que adoraron a Dios a su manera, y el contraste de aquellos que adoraron conforme a la voluntad divina.

-- Ads --


1. Caín lo hizo a su manera – Génesis 4:1-7

Caín trajo una ofrenda. No era que no quería adorar. Él adoró... pero a su manera, sin obedecer la instrucción divina que implicaba un sacrificio con sangre.

    • Hebreos 11:4 nos dice que Abel ofreció por fe un sacrificio más excelente. ¿Qué implica eso? Que Abel obedeció y siguió el método que Dios había establecido.

    • Caín fue rechazado porque quiso imponer su forma. El problema no fue el fruto en sí, sino el corazón rebelde detrás de la ofrenda.

Aplicación: Muchos hoy hacen lo mismo. Asisten a iglesias, hacen actos religiosos, pero lo hacen desde un corazón que no se sujeta a la Palabra.


2. Cómo recuerda Dios la religión de Caín – 1 Juan 3:12

“No como Caín, que era del maligno…”

Dios no acepta cualquier adoración. Él vio no sólo la ofrenda, sino el corazón. La religión de Caín es peligrosa porque aparenta devoción, pero está contaminada por el orgullo, la autosuficiencia y la desobediencia.


3. Nadab y Abiú adoraron a su manera – Levítico 10:1-2

Estos eran sacerdotes, ¡hijos de Aarón! Tenían posición, pero ofrecieron "fuego extraño" que Dios no les había mandado. Dios respondió con fuego... pero no el que esperaban.

Lección clara: No importa el cargo o el título si no hay obediencia.

Aplicación: Hoy, muchos "adoran" con espectáculos, emociones, ritos, pero sin la santidad que Dios exige. ¿Es adoración verdadera o fuego extraño?


4. Uza adoró a su manera – 2 Samuel 6:6-7

Uza quiso “ayudar” al arca de Dios, pero actuó sin respeto ni obediencia. El arca no debía ser tocada. Aun con buenas intenciones, desobedeció, y la ira de Dios se encendió.

Aplicación: No basta con tener buenas intenciones si no hay obediencia. Dios es santo, y no podemos tratar Su presencia como cosa común.


5. La adoración verdadera según Jesús – Juan 4:23-24

Jesús dijo: “los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad”. No es en cualquier lugar, ni de cualquier forma. Es conforme al Espíritu (transformación interior) y la Verdad (la Palabra).

Eclesiastés 5:1: “Anda con prudencia cuando vayas a la casa de Dios…”

La adoración debe nacer de un corazón humilde, obediente, y temeroso de Dios.


6. Adoramos por fe, no por vista – 2 Corintios 5:7; Romanos 10:17

La fe no es imaginación ni emoción. La fe viene por oír la Palabra, por creer y obedecer lo que Dios ha dicho, aunque no lo entendamos completamente.

Caín caminó por vista. Abel caminó por fe.


7. Cuidado con las formas humanas de adoración

Tito 1:14; Gálatas 4:10-11

Pablo advierte contra quienes imponen reglas humanas, tradiciones vacías, rituales sin sustancia. La verdadera adoración no se basa en ritos externos, sino en una relación viva con Cristo basada en la Palabra.

¿Cómo debemos adorar a la manera de Dios?

  1. ¿Qué representa Jesús para la Iglesia?
  2. ¿Por qué es necesaria la Iglesia de Cristo?
  3. Predica sobre Bartimeo: El clamor de un corazón necesitado

Conclusión

La historia nos enseña una verdad clara:

Dios no acepta cualquier adoración. Él busca adoradores que lo adoren en espíritu y en verdad.

    • ¿Estoy adorando a Dios conforme a su Palabra, o a mi manera?

    • ¿Hay en mí el espíritu de Caín, de Uza, de Nadab y Abiú?

    • ¿O soy como Abel, que por fe obedeció aunque le costó la vida?

Que nuestras vidas y adoración reflejen obediencia, reverencia y fe verdadera.

Oremos para que Dios nos enseñe a adorarle como Él desea ser adorado.


¿Qué representa Jesús para la Iglesia?

¿Qué representa Jesús para la Iglesia?

I. Jesús es la Cabeza de la Iglesia

Esta primera afirmación establece una relación de liderazgo absoluto y vital entre Jesús y su Iglesia. Como Cabeza, su autoridad y control son inherentes y se manifiestan de diversas maneras:

-- Ads --

    • Liderazgo implica autoridad y control (Efesios 1:20-23): Después de su resurrección y ascensión, Dios Padre exaltó a Jesús sobre todo principado, potestad, poder y señorío, y lo constituyó cabeza sobre todas las cosas para la Iglesia, la cual es su cuerpo, la plenitud de Aquel que todo lo llena en todo. Esto significa que Jesús tiene la última palabra y ejerce su gobierno sobre cada aspecto de la vida de la Iglesia. 

    • Autoridad expresada a través de la palabra (1 Corintios 4:6): La autoridad de Jesús no es arbitraria, sino que se ejerce a través de su Palabra, las Sagradas Escrituras. Es en ellas donde encontramos sus mandamientos, sus enseñanzas y la guía para vivir como su pueblo. No debemos ir más allá de lo que está escrito, reconociendo la autoridad suprema de su revelación. 

    • La naturaleza de la iglesia (Juan 18:36, cf. Romanos 14:17): Jesús declaró que su reino no es de este mundo. Por lo tanto, la Iglesia, como su cuerpo, comparte esta naturaleza espiritual. Su enfoque principal no son los asuntos terrenales o políticos, sino el reino de Dios, que consiste en justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo. 

    • La ley de entrada y exclusión (Gálatas 3:26, 27; 2 Tesalonicenses 3:6): La puerta de entrada a la Iglesia es la fe en Jesucristo, manifestada a través del bautismo. Somos hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús, y todos los que han sido bautizados en Cristo, de Cristo están revestidos. Asimismo, la Iglesia tiene la autoridad, bajo la guía de la Palabra, para apartarse de aquellos que viven desordenadamente y no conforme a la enseñanza recibida. 

    • La obra fue determinada por la cabeza (1 Timoteo 3:15): Jesús, como Cabeza, ha establecido el propósito y la misión de la Iglesia: ser la casa de Dios, la columna y baluarte de la verdad. La obra de la Iglesia debe reflejar los propósitos de su Señor. 

    • El culto público estipulado por la cabeza (Hechos 20:7; Efesios 5:19; Hechos 4:31; 2 Timoteo 4:1-5; 1 Corintios 16:1, 2): La forma en que la Iglesia se reúne para adorar y edificarse también está bajo la autoridad de Jesús. Los ejemplos bíblicos nos muestran la centralidad de la predicación, la enseñanza, la alabanza, la oración y la participación en la Cena del Señor. 

    • Colosenses 1:18 lo resume de manera hermosa: "Y él es la cabeza del cuerpo que es la iglesia, y él es el principio, el primogénito de entre los muertos, para que en todo tenga la preeminencia." Jesús es el origen, el primero en la resurrección y quien debe tener el lugar de honor en todo lo que la Iglesia hace. 

    • La analogía de Jesús como el novio y la Iglesia como la novia ilustra una relación de amor, intimidad y compromiso. Él se entregó por ella para santificarla y presentarla gloriosa, sin mancha ni arruga, sino santa e inmaculada (Efesios 5:25-27). 

II. Cómo Jesús es el Pan de Vida

Esta metáfora profunda revela la manera en que Jesús sustenta espiritualmente a la Iglesia:

    • Él provee expiación (2 Corintios 5:18): A través de su sacrificio en la cruz, Jesús reconcilió al mundo consigo mismo, no imputándoles sus pecados. Él es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo, ofreciendo perdón y restauración a todos los que creen. 

    • Él provee mediación (1 Timoteo 2:5): Jesús es el único mediador entre Dios y los hombres. Por medio de él, tenemos acceso directo al Padre. Su intercesión constante a nuestro favor nos asegura la gracia y la ayuda que necesitamos. 

    • Proporciona un propósito (Filipenses 1:21-24): Para el creyente, vivir es Cristo y morir es ganancia. Jesús da sentido y dirección a nuestras vidas. Nuestro propósito principal es glorificarlo y vivir para él, ya sea en esta vida o en la venidera. 

    • Él provee amor (Romanos 5:6-10): El amor de Dios se manifestó plenamente en el envío de su Hijo para morir por nosotros cuando aún éramos pecadores. Este amor incondicional es la base de nuestra relación con Dios y el modelo para nuestro amor mutuo dentro de la Iglesia. 

III. ¿Por qué Jesús fue tan asombroso?

La singularidad y la grandeza de Jesús son innegables:

    • Él habló con autoridad (Mateo 7:29): A diferencia de los escribas, Jesús enseñaba con autoridad, como quien la tiene. Sus palabras no eran meras opiniones, sino la verdad divina con poder para transformar vidas. 

        ◦ Él enseñó la verdad (Mateo 22:15; Tito 2:15): Jesús no comprometió la verdad. Sus enseñanzas eran puras, genuinas y dirigidas a revelar el corazón de Dios y su voluntad para la humanidad. Debemos hablar con la misma autoridad, basados en la verdad de su Palabra. 

        ◦ Él encarnó la verdad (Juan 14:6): Jesús no solo enseñó la verdad, sino que Él mismo es la Verdad. Su vida perfecta y sin pecado fue una manifestación viva de la justicia y el amor de Dios. 

    • Tenía el poder de hacer milagros (Lucas 7:11-17): Los milagros de Jesús eran señales de su divinidad y de la llegada del Reino de Dios. Demostraron su poder sobre la enfermedad, la muerte y las fuerzas de la naturaleza, confirmando su mensaje y su autoridad. 

IV. Jesús provee todo lo que necesitamos para la salvación.

Esta es la conclusión gloriosa: en Jesús encontramos la plenitud de todo lo necesario para nuestra redención y vida espiritual.

    • La supremacía de Cristo (Colosenses 2:9): "Porque en él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad." Jesús es completamente Dios manifestado en carne. En él encontramos la plenitud divina. 

    • La suficiencia de Cristo (Colosenses 2:10): "Y vosotros estáis completos en él, que es la cabeza de todo principado y potestad." No necesitamos añadir nada a lo que Jesús ha provisto. En él tenemos todo lo necesario para ser salvos y vivir una vida que agrada a Dios. 

    • Una separación o santificación por Cristo (Colosenses 2:11-12): A través de nuestra unión con Cristo en su muerte y resurrección (simbolizada en el bautismo), somos separados del pecado y santificados para Dios. Esta nueva vida en Cristo es una realidad presente para la Iglesia. 

¿Qué representa Jesús para la Iglesia?
  1. Predica sobre Bartimeo: El clamor de un corazón necesitado
  2. Predica sobre Cuidado: ¿Por qué debemos cuidarnos a nosotros mismos?
  3. Predica sobre Valentía: Dios lo espera de ti


En resumen, Jesús representa para la Iglesia su Cabeza soberana y amorosa, quien la guía, la sustenta con el Pan de Vida, demostró su asombrosa autoridad y poder, y provee absolutamente todo lo que necesitamos para la salvación y una vida plena en él. ¡Qué privilegio y responsabilidad tenemos de ser parte de este cuerpo glorioso del cual Cristo es la Cabeza!


¿Por qué es necesaria la Iglesia de Cristo?

¿Por qué es necesaria la Iglesia de Cristo?

Hoy meditamos en una verdad fundamental, una convicción que debe arder en nuestros corazones: "La Iglesia de Cristo es necesaria". Consideremos las palabras del apóstol Pablo en Efesios 4:1-3: "Yo pues, preso en el Señor, os ruego que andéis como es digno de la vocación con que fuisteis llamados, con toda humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor, solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz." Y más adelante, en Efesios 3:8-11, leemos acerca del misterio de Cristo revelado a los gentiles, un plan eterno de Dios manifestado a través de la Iglesia. 

-- Ads --

Introducción

I. Desafortunadamente, en nuestro mundo actual, muchos no comprenden la profunda necesidad de la Iglesia de Cristo. Ya sea por indiferencia, por experiencias negativas o por una visión individualista de la fe, la importancia del cuerpo de Cristo a menudo se minimiza o se ignora.

II. En cambio, no es raro escuchar a personas afirmar que la iglesia no es importante para su vida espiritual, o incluso argumentar que cualquier iglesia es tan válida como otra, relativizando la verdad y la singularidad del propósito divino.

III. Sin embargo, hoy vamos a examinar algunas razones absolutas, basadas en la Palabra de Dios, que demuestran la necesidad ineludible de la Iglesia de Cristo en el plan redentor de Dios para la humanidad.

Discusión

I. El hombre necesita salvación (Isaías 59:1-2; Romanos 6:23).

La Escritura es clara: el pecado ha creado una separación radical entre el hombre y Dios. Isaías 59:1-2 nos dice: "He aquí que no se ha acortado la mano de Jehová para salvar, ni se ha agravado su oído para oír; pero vuestras iniquidades han hecho división entre vosotros y vuestro Dios, y vuestros pecados han hecho ocultar de vosotros su rostro para no oír." Y la consecuencia del pecado es la muerte, como lo declara Romanos 6:23: "Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro." La humanidad se encuentra en una condición de necesidad urgente de redención.   

A. Fuera del cuerpo de Cristo no hay salvación (Mateo 16:13-19; Hechos 2:47; Colosenses 1:18; Efesios 4:1-5; 4:4; 5:23).

Jesús mismo estableció la conexión entre la Iglesia y la salvación. En Mateo 16:13-19, después de la confesión de Pedro, Jesús declara: "Tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella. Y a ti te daré las llaves del reino de los cielos; y todo lo que atares en la tierra será atado en los cielos; y todo lo que desatares en la tierra será desatado en los cielos." La Iglesia es el instrumento escogido por Cristo para la proclamación del Evangelio y la administración de las llaves del Reino.   

Hechos 2:47 nos dice acerca de los primeros creyentes: "...y el Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos." La salvación estaba intrínsecamente ligada a la incorporación al cuerpo de Cristo.

Colosenses 1:18 afirma la centralidad de Cristo como cabeza de este cuerpo: "Y él es la cabeza del cuerpo que es la iglesia, y él es el principio, el primogénito de entre los muertos, para que en todo tenga la preeminencia." No podemos estar unidos a la Cabeza sin ser parte del cuerpo.   

Efesios 4:4 declara enfáticamente: "Un cuerpo, y un Espíritu, así como fuisteis también llamados en una misma esperanza de vuestra vocación." La unidad del cuerpo de Cristo es esencial. Los versículos Efesios 4:1-5 nos exhortan a mantener esta unidad. Además, Efesios 5:23 nos dice: "Porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia; y él es el salvador del cuerpo." Jesús es el Salvador de su cuerpo, la Iglesia. Separarse del cuerpo implica separarse de su salvación.   

B. El misterio tenía que ser revelado (Efesios 2:11-19; 3:3-11).

El plan eterno de Dios para la salvación, que incluía la incorporación de los gentiles en un mismo cuerpo con los judíos a través de Cristo, era un misterio que fue revelado a través de la Iglesia. Efesios 3:10-11 declara: "para que la multiforme sabiduría de Dios sea ahora dada a conocer por medio de la iglesia a los principados y potestades en los lugares celestiales, conforme al propósito eterno que hizo en Cristo Jesús nuestro Señor." La Iglesia es el medio por el cual la sabiduría divina y el plan redentor son dados a conocer al mundo.   

C. Al final, sólo el reino/iglesia será entregado al Padre (1 Corintios 15:24).

En la consumación de todas las cosas, después de haber destruido todo dominio, autoridad y poder, Cristo entregará el reino a Dios el Padre (1 Corintios 15:24). Este reino es la Iglesia, el pueblo redimido por la sangre de Cristo. Aquellos que no forman parte de este reino no participarán de esta entrega final y gloriosa.

II. El hombre debe adorar a Dios (Juan 4:23-24).

La adoración es una necesidad intrínseca del ser humano, una respuesta natural a la grandeza y la santidad de Dios. Jesús mismo enseñó la naturaleza de la verdadera adoración en Juan 4:23-24: "Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren. Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren."   

A. La adoración que dará gloria a Dios sólo puede ser realizada por la iglesia (Efesios 3:20-21).

Pablo concluye su poderosa oración en Efesios 3:20-21 con estas palabras: "Y a Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros, a él sea gloria en la iglesia en Cristo Jesús por todas las edades, por los siglos de los siglos. Amén." La gloria de Dios se manifiesta de manera especial y poderosa en la Iglesia, a través de la adoración unida del pueblo redimido.   

B. Fuera de la iglesia, no hay acceso pleno a Dios a través de nuestro Sumo Sacerdote, Jesús (Hebreos 10:19-25).

El libro de Hebreos 10:19-25 nos exhorta a acercarnos a Dios con corazón sincero y plena certidumbre de fe, teniendo un gran sacerdote sobre la casa de Dios, Jesús. Nos anima a no dejar de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino a exhortarnos unos a otros. La comunión en la Iglesia es un medio esencial para mantener nuestra fe y nuestro acceso a Dios a través de nuestro Mediador.

III. El hombre necesita compañerismo, estímulo y crecimiento (1 Juan 1:3; Hebreos 10:25).

El ser humano es inherentemente social y necesita conexión con otros. En el contexto espiritual, esta necesidad se satisface en la Iglesia. 1 Juan 1:3 habla de la comunión que tenemos con los apóstoles y, por ende, con el Padre y con su Hijo Jesucristo.

A. Compañerismo (Proverbios 27:17; 1 Juan 1:6-7; Hechos 2:42).

Proverbios 27:17 nos dice: "Hierro con hierro se aguza; y así el hombre aguza el rostro de su amigo." El compañerismo cristiano nos desafía, nos fortalece y nos ayuda a crecer. 1 Juan 1:6-7 nos habla de la comunión en la luz, donde la sangre de Jesucristo nos limpia de todo pecado. Hechos 2:42 describe a la iglesia primitiva perseverando en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones.

B. Ánimo (1 Tesalonicenses 5:9-11; Efesios 4:29; cf. Génesis 2:18).

1 Tesalonicenses 5:11 nos exhorta: "Por lo cual, animaos unos a otros, y edificaos unos a otros, así como también lo hacéis." Efesios 4:29 nos anima a que nuestra palabra edifique a otros según la necesidad del momento, para que imparta gracia a los oyentes. Incluso en el principio, Dios reconoció la necesidad de compañía para el hombre (Génesis 2:18). La Iglesia es un lugar de apoyo mutuo y aliento en el camino de la fe.

C. Crecimiento (2 Pedro 3:18; Hebreos 5:12-14; Romanos 10:17).

2 Pedro 3:18 nos exhorta a crecer en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. Hebreos 5:12-14 nos reprende por nuestra lentitud para crecer y nos anima a avanzar hacia la madurez espiritual a través del alimento sólido de la Palabra. Romanos 10:17 nos recuerda que la fe viene por el oír, y el oír por la palabra de Dios, la cual se proclama y se enseña en la Iglesia.

¿Por qué es necesaria la Iglesia de Cristo?

  1. Predica sobre Bartimeo: El clamor de un corazón necesitado
  2. Predica sobre Cuidado: ¿Por qué debemos cuidarnos a nosotros mismos?
  3. Predica sobre Valentía: Dios lo espera de ti

Conclusión

I. Mientras que el mundo puede ridiculizar o minimizar la necesidad de la Iglesia de Cristo, nosotros, que hemos experimentado su gracia y verdad, nunca debemos olvidar que el propósito eterno de Dios fue que la Iglesia existiera, como instrumento de su redención y manifestación de su gloria.

II. La Iglesia de Cristo no es una mera institución humana; es el cuerpo de Cristo, esencial y necesaria porque el hombre necesita desesperadamente la salvación que se encuentra en su Cabeza, Jesús; porque el hombre está llamado a adorar a Dios en espíritu y en verdad, una adoración que se eleva con poder desde la unidad del cuerpo; y porque el hombre necesita el compañerismo, el estímulo y el crecimiento que solo se encuentran plenamente en la comunión de los santos.

Por lo tanto, amemos, sirvamos y valoremos la Iglesia de Cristo, reconociendo su papel vital en el plan eterno de Dios para la salvación de la humanidad. ¡Amén!


Predica sobre Bartimeo: El clamor de un corazón necesitado

 El clamor de un corazón necesitado: La sanidad de Bartimeo

Texto base: Marcos 10:46-52

Introducción:

Una historia conmovedora, un encuentro transformador que nos enseña sobre la fe, la perseverancia y la misericordia de Jesús. La sanidad de Bartimeo, el ciego mendigo, nos invita a reflexionar sobre nuestra propia necesidad de Cristo y la manera en que respondemos a su llamado.

-- Ads --

I. Un encuentro público y desesperado (Marcos 10:46-48)

    • "Con sus discípulos y una gran multitud": 

        ◦ Este milagro ocurrió a plena luz del día, ante muchos testigos. La sanidad de Bartimeo no fue un acto secreto, sino una manifestación pública del poder de Jesús. 

        ◦ Como dice Hechos 26:26, "esto no sucedió en un rincón". La obra de Jesús es evidente y transformadora. 

        ◦ 2 Corintios 8:21 nos recuerda la importancia de hacer las cosas honestamente, no solo ante Dios, sino también ante los hombres. 

    • "Sentado al borde de la carretera mendigando": 

        ◦ La situación de Bartimeo era desesperada. Ciego y mendigo, dependía de la caridad de los demás. Su condición era visible para todos los que pasaban. 

        ◦ Su impotencia nos recuerda nuestra propia fragilidad y necesidad de la gracia de Dios (Romanos 5:6). 

    • "Se da cuenta de que es 'Jesús de Nazaret'": 

        ◦ Al final del ministerio de Jesús, su fama se había extendido por toda la región (Hechos 10:37-38). Bartimeo había oído hablar de sus milagros y su poder. 

        ◦ Lucas 18:36-37 nos dice que Bartimeo pregunto que pasaba y le dijeron que era Jesús que pasaba. 

    • "Él comenzó a gritar": 

        ◦ "Jesús, Hijo de David, ten misericordia de mí". Bartimeo reconoció a Jesús como el Mesías, el "Hijo de David" (Mateo 21:9, 15; 22:42). 

        ◦ Su clamor por "misericordia" no era una simple petición de limosna, sino un reconocimiento de su necesidad de la sanidad y la salvación que solo Jesús podía ofrecer (Hechos 2:21; Hechos 10:37-38). 

II. Un clamor persistente y una respuesta divina (Marcos 10:48-51)

    • "Calla": 

        ◦ Algunos intentaron silenciar a Bartimeo, pensando que su clamor era inapropiado. 

        ◦ Pero él persistió, aumentando sus súplicas. Su necesidad era mayor que el temor a la desaprobación. 

        ◦ Mateo 7:7-8 nos anima a persistir en la oración, confiando en la respuesta de Dios. 

    • "Jesús se quedó quieto": 

        ◦ Jesús escuchó el clamor de Bartimeo. Su compasión lo movió a detenerse y responder a su necesidad. 

        ◦ Mandó llamarlo, y aquellos que antes lo habían reprendido ahora lo guiaron hacia Jesús. 

    • "Deshacerse de la prenda que podría estorbarle": 

        ◦ Bartimeo se levantó de un salto, dejando atrás todo lo que pudiera impedirle llegar a Jesús. Su urgencia y deseo eran evidentes. 

        ◦ Romanos 7:24 y Gálatas 1:4 expresan el deseo del hombre de ser liberado de las ataduras del pecado y la muerte. 

    • "¿Qué quieres que te haga?": 

        ◦ Jesús le preguntó a Bartimeo cuál era su necesidad. Él respondió: "Rabí, que recobre la vista". 

III. La sanidad y el seguimiento (Marcos 10:52)

    • "Vete; tu fe te ha salvado": 

        ◦ La fe de Bartimeo, su confianza en el poder de Jesús, lo sanó. 

    • "Inmediatamente recibió la vista": 

        ◦ El milagro fue instantáneo y completo. Bartimeo pudo ver, tanto física como espiritualmente. 

    • "[Él] seguía a Jesús en el camino": 

        ◦ La sanidad de Bartimeo no fue solo física, sino también espiritual. Se convirtió en un seguidor de Jesús, caminando en la luz de la verdad. 

Predica sobre Bartimeo: El clamor de un corazón necesitado

  1. Predica sobre Cuidado: ¿Por qué debemos cuidarnos a nosotros mismos?
  2. Predica sobre Valentía: Dios lo espera de ti
  3. Predica sobre Meta Suprema de Nuestra Peregrinación Cristiana

Conclusión:

La historia de Bartimeo nos enseña que Jesús escucha el clamor de los necesitados. Su misericordia y su poder son capaces de transformar vidas. Que nosotros, como Bartimeo, podamos acudir a Jesús con fe y perseverancia, y que nuestra respuesta a su sanidad sea seguirlo en el camino de la vida.


Predica sobre Cuidado: ¿Por qué debemos cuidarnos a nosotros mismos?

Predica sobre Cuidado: ¿Por qué debemos cuidarnos a nosotros mismos? 

Hoy nos congregamos con un llamado resonante en nuestros corazones: Cuidado. Una palabra sencilla pero cargada de profundidad y urgencia para cada uno de nosotros. ¿Por qué debemos cuidarnos a nosotros mismos? Las Sagradas Escrituras nos ofrecen respuestas claras y vitales, iluminando el camino para una vida de fe firme y fructífera.

-- Ads --

I. ¿Por qué debemos cuidarnos a nosotros mismos?

El apóstol Pedro, en sus cartas, nos exhorta repetidamente a la vigilancia y al autocontrol. En 1 Pedro 4:1-3, nos recuerda que ya hemos vivido suficiente tiempo siguiendo los deseos de la carne, las pasiones desenfrenadas y las costumbres del mundo. Ahora, revestidos de la mente de Cristo, debemos vivir el resto de nuestro tiempo en la tierra para la voluntad de Dios. Esta transición exige un cuidado constante de nuestros corazones y nuestras acciones.

A. Para que no nos malcríen.

Pablo nos advierte en Colosenses 2:8: "Mirad que nadie os engañe por medio de filosofías y huecas sutilezas, según las tradiciones de los hombres, conforme a los elementos del mundo, y no según Cristo." El mundo que nos rodea constantemente intenta moldearnos a su imagen, ofreciendo caminos fáciles y gratificaciones instantáneas que adormecen nuestra conciencia y nos alejan de la verdad. Si no nos cuidamos, si bajamos la guardia, estas influencias sutiles pueden malcriarnos espiritualmente, debilitando nuestra resistencia al pecado y a las falsas enseñanzas, tal como Pedro nos previene nuevamente en 2 Pedro 2:1-3.

B. Para que no nos engañen.

El engaño es una táctica antigua del adversario. En Gálatas 2:4, Pablo habla de falsos hermanos que se infiltraron para espiar nuestra libertad en Cristo Jesús y reducirnos a esclavitud. Hoy en día, el engaño se presenta de muchas formas: ideologías seductoras, interpretaciones erróneas de las Escrituras, promesas vacías de felicidad fuera de Dios. Si no estamos vigilantes y no cultivamos un discernimiento agudo, seremos presa fácil de estas artimañas, desviándonos del camino de la verdad.

C. Para que no caigamos.

Pedro, con la autoridad de quien tropezó y fue restaurado, nos advierte en 2 Pedro 3:17: "Así que vosotros, oh amados, estando prevenidos, guardaos no sea que arrastrados por el error de los inicuos, caigáis de vuestra firmeza." La caída no siempre es un acto repentino y dramático; a menudo comienza con pequeñas concesiones, con descuidos en nuestra vida espiritual. Si no nos cuidamos, si permitimos que la tibieza y la complacencia se instalen en nuestro corazón, corremos el grave peligro de apartarnos de la gracia de Dios y perder la firmeza que hemos alcanzado en Cristo.

II. ¿Quién debe tener cuidado?

La responsabilidad del cuidado no recae solo en algunos, sino en todo el Cuerpo de Cristo.

A. Predicadores, maestros.

Pablo exhorta a los romanos en Romanos 2:21: "¿Tú, pues, que enseñas a otro, no te enseñas a ti mismo?" La coherencia entre lo que predicamos y cómo vivimos es fundamental. Los líderes espirituales deben ser ejemplos de cuidado personal, velando por su propia santidad y crecimiento en la fe para poder guiar al rebaño con integridad, como Pablo le recuerda a Timoteo en 1 Timoteo 4:16: "Ten cuidado de ti mismo y de la doctrina; persiste en ello, pues haciendo esto, te salvarás a ti mismo y a los que te oyeren."   

B. Los ancianos.

En su discurso de despedida a los ancianos de Éfeso, Pablo les encarga en Hechos 20:28: "Por tanto, mirad por vosotros, y por todo el rebaño en que el Espíritu Santo os ha puesto por obispos, para apacentar la iglesia del Señor, la cual él ganó por su propia sangre." Los ancianos tienen la seria responsabilidad de velar por la salud espiritual de la congregación, pero esto comienza con su propio cuidado personal. Su ejemplo de vigilancia y compromiso con Dios es vital para la protección de la iglesia.   

C. Todos los cristianos.

Pablo escribe a los Filipenses en Filipenses 1:1 y 3:1-2, incluyendo a todos los santos y obispos y diáconos, exhortándolos a regocijarse en el Señor y a guardarse de los perros, de los malos obreros, de los mutiladores del cuerpo. El llamado a la vigilancia es universal. Cada creyente, sin importar su posición o función en la iglesia, debe tomar seriamente la responsabilidad de su propio cuidado espiritual. Somos llamados a vivir como ciudadanos del cielo, diferentes del mundo que nos rodea.

III. ¿Cómo podemos cuidarnos?

El Señor no nos deja desamparados en esta tarea. Nos provee las herramientas y la guía necesarias para mantenernos firmes en la fe.

A. A través de la Palabra de Dios.

2 Timoteo 3:16-17 nos declara: "Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra." Y Pedro nos dice en 1 Pedro 1:3 que Dios nos ha dado todo lo que pertenece a la vida y a la piedad mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia. La Biblia es nuestro manual de vida, la fuente de la verdad que nos equipa para discernir el bien del mal y para crecer en santidad.   

B. Manteniéndonos al tanto.

Oseas lamenta en Oseas 4:6: "Mi pueblo fue destruido, porque le faltó conocimiento." La ignorancia de la Palabra de Dios nos hace vulnerables al engaño y al error. Debemos ser diligentes en estudiar las Escrituras, meditar en sus enseñanzas y aplicarlas a nuestra vida diaria. Como dice Isaías en Isaías 34:16: "Escudriñad en el libro de Jehová, y leed." Jesús mismo nos advierte contra la levadura de los fariseos y de Herodes en Marcos 8:15, instándonos a estar alerta a las influencias corruptoras. Debemos tener una "memoria de lectura" constante de las verdades bíblicas para no desviarnos del camino.

C. Velando y orando.

Jesús nos exhorta repetidamente a velar y orar. En Marcos 13:33 y 37, nos dice: "Mirad, velad y orad; porque no sabéis cuándo será el tiempo... Y lo que a vosotros digo, a todos lo digo: Velad." En el Getsemaní, reprende a sus discípulos en Lucas 22:46: "Levantaos, orad para que no entréis en tentación." Pablo nos anima en Efesios 6:18: "Orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos." La oración es nuestro diálogo constante con Dios, nuestra fuente de fortaleza y discernimiento. La vigilancia es nuestra actitud de alerta constante ante las asechanzas del enemigo y las tentaciones del mundo. Como Pablo nos recuerda en 1 Corintios 16:13: "Velad, estad firmes en la fe, portaos varonilmente, y esforzaos."   


Predica sobre Cuidado: ¿Por qué debemos cuidarnos a nosotros mismos?

  1. Predica sobre Valentía: Dios lo espera de ti
  2. Predica sobre Meta Suprema de Nuestra Peregrinación Cristiana
  3. Predica sobre Alegría: Fruto del Espíritu

Conclusion

El llamado al cuidado es un llamado a la madurez espiritual, a la responsabilidad personal y a la fidelidad a nuestro Señor Jesucristo. No tomemos este llamado a la ligera. Invirtamos tiempo y esfuerzo en conocer la Palabra de Dios, en mantenernos alerta a las influencias del mundo y en cultivar una vida de oración constante.

Que el Espíritu Santo nos conceda la gracia y la sabiduría para cuidarnos a nosotros mismos, para mantenernos firmes en la fe y para vivir de una manera que honre el nombre de nuestro Salvador. ¡Amén!


Predica sobre Valentía: Dios lo espera de ti

Predica sobre Valentía: Dios lo espera de ti 

Hoy nos preguntamos: ¿por qué Dios espera valentía de aquellos que lo seguimos? Al mirar las Escrituras, encontramos innumerables ejemplos de hombres y mujeres que demostraron un coraje extraordinario en circunstancias desafiantes. Sin embargo, podríamos preguntarnos, como lo hacemos hoy: ¿dónde encontramos nosotros, en nuestro tiempo, esas mismas oportunidades para demostrar nuestra valentía?

-- Ads --

Es cierto que, en nuestra vida cotidiana, la mayoría de nosotros no nos enfrentamos a las mismas pruebas épicas que encontramos en las páginas de la Biblia.

1. Ya no hay más arcas que construir como la de Noé (Génesis 6). No se nos pide construir un barco gigantesco para salvar a la humanidad de un diluvio literal.

2. Ya no hay más gigantes que matar como lo hizo David (1 Samuel 17). No nos encontramos cara a cara con guerreros imponentes armados hasta los dientes.

3. Ya no hay más leones que matar como lo hizo Benías (1 Crónicas 11). Pocos de nosotros tendremos que descender a una fosa en un día nevado para enfrentarnos a una bestia salvaje.

4. Ya no hay más mares que abrir como lo hizo Moisés (Éxodo 14). No levantamos nuestro bastón esperando que las aguas se dividan milagrosamente.

5. Ya no quedan más ciudades para marchar y capturar como lo hizo Josué (Josué 6). No rodeamos muros al son de trompetas esperando su derrumbe.

6. Ya no quedan más madianitas a quienes derrotar como lo hicieron Gedeón y sus 300 hombres (Jueces 7). No nos preparamos para la batalla con cántaros y antorchas en la oscuridad de la noche.

7. No más hornos de fuego que enfrentar como Sadrac, Mesac y Abed-nego (Daniel 3). No nos amenazan con ser arrojados a llamas ardientes por negarnos a adorar ídolos.

8. Ya no hay más fosos de leones en los cuales ser arrojados como fue el caso de Daniel (Daniel 6). No enfrentamos la furia de bestias hambrientas por mantener nuestra fe.

9. Ya no hay más espadas que blandir como las que usó Juan el Bautista (Mateo 14). No confrontamos directamente a reyes con un llamado al arrepentimiento, arriesgando nuestras vidas.

10. Ya no quedan piedras que enfrentar como Esteban (Hechos 7). No nos enfrentamos a la furia de una multitud enfurecida dispuesta a lapidarnos por proclamar la verdad del Evangelio.

11. Ya no hay más viudas que resucitar de entre los muertos como lo hizo Pedro (Hechos 9). No se nos concede el poder de devolver la vida a aquellos que han fallecido.

Entonces, si estas grandes demostraciones de valentía parecen pertenecer a un pasado lejano, ¿dónde se espera que los cristianos de hoy mostremos nuestro coraje? La respuesta, hermanos, es que las oportunidades para la valentía han tomado nuevas formas, pero no han desaparecido.

Dios espera valentía de nosotros hoy en las batallas menos espectaculares pero igualmente significativas de la vida diaria.

    • La valentía de defender la verdad del Evangelio en un mundo que a menudo la rechaza o la relativiza. Esto requiere estudio, convicción y la disposición de hablar con amor pero con firmeza sobre nuestra fe. 

    • La valentía de vivir una vida de integridad en un mundo lleno de compromisos éticos y morales. Esto significa ser honestos en nuestros negocios, puros en nuestros pensamientos y coherentes en nuestras acciones. 

    • La valentía de amar a nuestros enemigos y perdonar a quienes nos han ofendido, siguiendo el ejemplo de Cristo. Esto va en contra de nuestra naturaleza humana, pero es una poderosa demostración del amor de Dios. 

    • La valentía de servir a los demás, especialmente a los marginados y necesitados, sin esperar nada a cambio. Esto requiere humildad, sacrificio de nuestro tiempo y recursos, y una genuina preocupación por el bienestar del prójimo. 

    • La valentía de mantener nuestra fe en medio de la dificultad, la enfermedad o la pérdida. Esto implica confiar en la providencia de Dios incluso cuando no entendemos sus caminos y aferrarnos a la esperanza que tenemos en Cristo. 

    • La valentía de criar a nuestros hijos en el camino del Señor en una cultura que a menudo socava los valores bíblicos. Esto requiere intencionalidad, paciencia y ser un ejemplo vivo de nuestra fe. 

    • La valentía de confrontar la injusticia en nuestras comunidades y en el mundo, levantando nuestra voz por aquellos que no tienen voz. Esto debe hacerse con sabiduría y amor, buscando la restauración y la reconciliación. 

    • La valentía de ser diferentes del mundo, de no conformarnos a sus modas o filosofías, sino de vivir de acuerdo con los estándares de Dios. Esto a menudo nos hará parecer extraños, pero es un testimonio poderoso de nuestra lealtad a Cristo. 

    • La valentía de perseverar en nuestra fe, incluso cuando enfrentamos desánimo, duda o persecución sutil. La carrera cristiana es una maratón, no una carrera de velocidad, y requiere resistencia y determinación. 

    • La valentía de orar sin cesar, creyendo que Dios escucha y responde, incluso cuando no vemos resultados inmediatos. La oración es una poderosa arma espiritual que requiere fe y persistencia. 

    • La valentía de dar generosamente, confiando en que Dios suplirá nuestras necesidades. Esto refleja nuestra dependencia de Dios y nuestra comprensión de que todo lo que tenemos viene de Él. 

Predica sobre Valentía: Dios lo espera de ti

  1. Predica sobre Meta Suprema de Nuestra Peregrinación Cristiana
  2. Predica sobre Alegría: Fruto del Espíritu
  3. Predica sobre Lealtad a Cristo: Mateo 6:24

La valentía que Dios espera de nosotros hoy no siempre se manifiesta en actos grandiosos y visibles, sino en la fidelidad silenciosa y constante en las pequeñas decisiones de cada día. Es la valentía de vivir nuestra fe de manera auténtica y sin compromisos, de amar a Dios y a nuestro prójimo con todo nuestro corazón, y de ser testigos de Cristo en cada esfera de nuestra vida.

Que el Espíritu Santo nos capacite para ser valientes en estos tiempos, para que nuestras vidas sean un testimonio vivo del poder transformador del Evangelio. Amén.


Predica sobre Meta Suprema de Nuestra Peregrinación Cristiana

 Predica sobre Enfoque: ¿cuál fue el tuyo?

Hoy dirigimos nuestra mirada a un aspecto crucial de la vida del apóstol Pablo, un hombre cuya influencia ha resonado a través de los siglos: su enfoque. Nuestra lectura de hoy proviene de 2 Corintios 12 y 2 Corintios 5:1-10, pasajes que nos ofrecen una ventana a la perspectiva que guiaba cada uno de sus pasos.

-- Ads --

Introducción

I. La vida del apóstol Pablo ha sido objeto de estudio y admiración durante incontables generaciones. Su celo, su dedicación y su profunda comprensión del Evangelio han inspirado a millones a lo largo de la historia.

II. El resultado de este estudio a menudo ha sido una profunda admiración por su carácter y un ferviente deseo de emular su entrega y su pasión por Cristo. Queremos ser como Pablo, imitar su valentía y su compromiso inquebrantable.

III. Pero, ¿cuál era la fuerza motriz detrás de la vida de Pablo? ¿Cuál era su norte constante? Hoy descubriremos que Pablo se centró con una intensidad singular en llegar al Cielo, en la esperanza de la vida eterna con su Señor. Y este mismo enfoque, mis queridos hermanos, es el que todos nosotros deberíamos cultivar en nuestro peregrinaje terrenal.

Discusión

I. Pablo entendió que este mundo no es todo lo que hay (2 Corintios 5:1-10).

Pablo tenía una perspectiva trascendente. Sabía que las aflicciones de este tiempo presente no eran comparables con la gloria venidera. En 2 Corintios 5:1-10, habla de la certeza de tener un edificio de Dios, una casa no hecha de manos, eterna en los cielos. Anhelaba revestirse de su habitación celestial, estar presente con el Señor al dejar este cuerpo terrenal. Su mirada estaba fija en la eternidad.

A. Abraham vivió su vida con el mismo entendimiento (Hebreos 11:8-10).

El patriarca Abraham, un ejemplo de fe para todos nosotros, vivió su vida con esta misma comprensión. Hebreos 11:8-10 nos dice que, llamado a salir a una tierra que había de recibir como heredad, obedeció y salió sin saber a dónde iba. Vivió como extranjero en la tierra prometida, como en tierra ajena, morando en tiendas con Isaac y Jacob, coherederos de la misma promesa; porque esperaba la ciudad que tiene fundamentos, cuyo arquitecto y constructor es Dios. Abraham puso su esperanza en una patria celestial, no en las posesiones terrenales.   

B. Pedro quería que el cristiano entendiera esta misma verdad (1 Pedro 2:11).

El apóstol Pedro también se esforzó por inculcar esta verdad en los corazones de los creyentes. En 1 Pedro 2:11, nos exhorta: "Amados, yo os ruego como a extranjeros y peregrinos, que os abstengáis de los deseos carnales que batallan contra el alma." Nos recuerda que somos extranjeros en este mundo, ciudadanos de otro reino, y que nuestra conducta debe reflejar nuestra verdadera ciudadanía celestial.   

C. La verdadera ciudadanía de los cristianos no se encuentra en la Tierra, sino en el Cielo (Filipenses 3:20-21).

Pablo mismo declara con firmeza en Filipenses 3:20-21: "Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo; el cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya, según la operación con la cual puede también sujetar a sí mismo todas las cosas." Nuestra lealtad primordial y nuestra verdadera identidad están en el reino celestial, donde Cristo reina y donde esperamos nuestra transformación gloriosa.   

II. Pablo anhelaba un lugar de descanso (2 Corintios 4:16-18).

En medio de las pruebas y las persecuciones, Pablo no perdía de vista la esperanza del descanso eterno. 2 Corintios 4:16-18 nos dice: "Por tanto, no desmayamos; antes aunque este nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día. Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria; no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas." Su enfoque estaba en lo eterno, en la gloria que sobrepasaba con creces cualquier sufrimiento terrenal.   

A. Un hijo fiel de Dios debe entender que estar con el Señor es mejor (Filipenses 1:21-23).

Pablo mismo expresó este anhelo profundo en Filipenses 1:21-23: "Porque para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia. Mas si el vivir en la carne resulta para mí en obra fructífera, no sé entonces qué escoger. Porque de ambas cosas estoy puesto en estrecho, teniendo deseo de partir y estar con Cristo, lo cual es muchísimo mejor." Para Pablo, la perspectiva de estar con el Señor superaba cualquier beneficio de permanecer en esta vida. Esta debe ser también nuestra convicción.   

B. Las cosas que le esperaban a Pablo no podían compararse con las luchas de esta vida (Romanos 8:18).

Con una fe inquebrantable, Pablo afirmó en Romanos 8:18: "Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de ser manifestada." Las dificultades, los dolores y las pruebas que enfrentamos en este mundo son temporales y palidecen en comparación con la gloria eterna que nos espera en la presencia de Dios.   

III. Pablo confiaba en Dios y sabía que Él podía cumplir Su Palabra (2 Timoteo 1:12).

La firmeza del enfoque de Pablo radicaba en su absoluta confianza en Dios y en la certeza de que Él cumpliría sus promesas. En 2 Timoteo 1:12, declara: "Por lo cual asimismo padezco esto; pero no me avergüenzo, porque yo sé a quién he creído, y estoy persuadido de que es poderoso para guardar mi depósito para aquel día." Pablo tenía una convicción profunda en el poder y la fidelidad de Dios para preservar su alma hasta el día de la redención final.

A. Pablo no dudó que Dios le daría una corona (2 Timoteo 4:6-8).

Al final de su carrera terrenal, Pablo expresó su certeza de recibir la recompensa prometida. En 2 Timoteo 4:6-8, escribe: "Porque yo ya estoy para ser sacrificado, y el tiempo de mi partida está cercano. He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe. Por lo demás, me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no sólo a mí, sino también a todos los que aman su venida." Su enfoque en la recompensa celestial lo sostuvo a través de las pruebas finales.   

B. Muchos hebreos atribuyen la escritura a Pablo, y si esto es cierto, entonces Pablo sabía que Dios cumplía su palabra a Abraham y que a su vez haría lo mismo con los cristianos (Hebreos 6:11-19).

Si Pablo fue el autor de la epístola a los Hebreos, como muchos creen, entonces su comprensión de la fidelidad de Dios a sus promesas a Abraham era profunda. Él sabía que Dios había cumplido su palabra con el patriarca y tenía la plena confianza de que Dios también mantendría sus promesas a los creyentes en Cristo, asegurándonos una esperanza firme y segura, como un ancla del alma (Hebreos 6:11-19).

Predica sobre Meta Suprema de Nuestra Peregrinación Cristiana

  1. Predica sobre Alegría: Fruto del Espíritu
  2. Predica sobre Lealtad a Cristo: Mateo 6:24
  3. Predica sobre ¿Qué hacer para ser salvo?

Conclusión

I. Es verdaderamente lamentable que tantos hijos de Dios hoy en día no tengan el enfoque claro y resuelto que Pablo poseía (Filipenses 3:13-14). A menudo nos distraemos con las cosas de este mundo, perdiendo de vista la meta suprema de nuestra peregrinación celestial.

II. Pero no tenemos por qué dudar ni vivir sin esperanza. Dios no nos ha dado un espíritu de temor, sino de poder, de amor y de dominio propio (2 Timoteo 1:7). Hemos recibido un espíritu de adopción como hijos, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre! (Romanos 8:15). Con esta certeza en nuestros corazones, fijemos nuestra mirada en el Cielo, como lo hizo Pablo, corriendo la carrera con perseverancia hacia la meta, hacia el premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús. ¡Que este sea nuestro enfoque constante! ¡Amén!


 
Acerca | Condiciones de Uso | Politica de Cookies | Politica de Privacidad

El sitio cristiano com Bosquejos, Predicaciones Cristianas,temas de predicas escritas, mision, cristianismo ortodoxo, poemas biblicos, devocional, historias, biblia, descargar y leer en cualquier tecnología como smartphones, tablets o tabletas, computadores portátiles, laptops entre otros.

Juan 3 16 Porque Dios amó tanto al mundo que dio a su Hijo unigénito, para que todos los que creen en él no perezcan, sino que tengan vida eterna.