La División en la Iglesia
Un tema crucial en nuestra vida cristiana: cómo evitar la división en la iglesia. Como cuerpo de creyentes, estamos llamados a estar unidos en amor y propósito, reflejando la unidad que Dios desea para su pueblo. Para abordar este tema, exploraremos tres puntos clave: construir, mantener y fomentar buenas relaciones; tener la misma opinión entre nosotros; y velar por los intereses de los demás.
La iglesia de Dios es:
- el “cuerpo” de Cristo Efesios 1:22-23
- la “plenitud de” Dios Efesios 1:22-23
- “un solo cuerpo” Efesios 4:4
- compuesto de “ciudadanos” y también lo es un reino Efesios 2:19
- “Las iglesias de Cristo” Romanos 16:16
- “…la iglesia de Dios que él compró con su propia sangre”.
- “…edificaré mi iglesia” Mateo 16:18
Construir, mantener y fomentar buenas relaciones:
La base de una comunidad cristiana sólida es la calidad de las relaciones entre sus miembros. La Palabra de Dios nos llama a ser unánimes unos con otros, a tener un mismo sentir según Cristo Jesús (Romanos 12:16, 15:5-6). Esto implica más que simplemente coexistir; implica una conexión profunda, un vínculo espiritual que nos une como hermanos y hermanas en Cristo.
Tener la misma opinión entre nosotros:
La unidad en la iglesia también requiere tener la misma opinión en asuntos de doctrina y propósito. Nos insta a hablar la misma cosa, a seguir la misma regla y a tener el mismo juicio (1 Corintios 1:10, 4:17, Filipenses 3:16). Esto no significa conformarnos a las opiniones de los demás ciegamente, sino buscar la verdad en la Palabra de Dios y esforzarnos por alcanzar un acuerdo basado en ella.
Velar por los intereses de los demás:
Una parte fundamental de evitar la división en la iglesia es velar por los intereses de los demás. Debemos ser conscientes de cómo nuestras acciones y decisiones pueden afectar a nuestros hermanos y hermanas en la fe. Esto implica ser cuidadosos al juzgarnos unos a otros, ser considerados con las libertades de los demás y estar dispuestos a sacrificar nuestras preferencias personales por el bienestar del cuerpo de Cristo (Filipenses 2:3-4, 1 Corintios 8:9-13).
- Predica sobre Isaias 43: Dios, Nuestro Creador y Redentor
- Predica sobre el Hombre de la Mano Seca: La Gracia Transformadora de Jesús Marcos 3:1-6
- Predica sobre No Desmayar: Perseverando en la Fe
Conclusión:
La unidad en la iglesia es un reflejo del amor de Dios y un testimonio poderoso para el mundo. Al construir, mantener y fomentar buenas relaciones; al tener la misma opinión entre nosotros; y al velar por los intereses de los demás, podemos evitar la división y vivir en armonía como el cuerpo de Cristo. Que nuestras vidas reflejen el deseo de nuestro Señor Jesucristo de que seamos uno, así como él y el Padre son uno (Juan 17:20-21). Oremos para que Dios nos dé la gracia y la sabiduría para seguir este camino de unidad y amor.
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