Sermón: Consagración: Separados Para Dios
Tema Central: La consagración es la separación radical del pecado y la dedicación total y continua a Dios, manifestada en obediencia, pureza y una vida fructífera.
Texto Guía: Levítico 20:7 y Romanos 12:1
Introducción: Un Llamado a la Diferencia
Hermanos, en la Biblia, la palabra "consagración" (o santificación) no significa perfección, sino separación. En el Antiguo Testamento, los objetos del templo eran consagrados, es decir, apartados del uso común para el servicio exclusivo de Dios.
Hoy, Dios nos llama a nosotros, Su pueblo, a ser apartados. Este llamado no es opcional ni exclusivo de unos pocos, sino la voluntad de Dios para cada creyente.
1. La Consagración es Separación para Dios (Levítico 20:7)
“Consagraos y sed santos, porque yo soy el Señor vuestro Dios.”
La consagración es una doble acción: es separarse del pecado (lo impuro) y dedicarse por completo al Señor (lo santo). La santidad de Dios es la razón y el modelo de nuestra propia consagración. No podemos acercarnos a un Dios santo sin buscar la separación del mundo.
II. Los Fundamentos de la Consagración (Entrega, Pureza y Búsqueda)
La consagración es un acto que comienza en la voluntad y se perfecciona en el corazón.
2. La Consagración Comienza con la Entrega Total de la Vida (Romanos 12:1)
“Presenten sus cuerpos como sacrificio vivo, santo, agradable a Dios.”
La consagración es un acto de entrega diaria y voluntaria. Pablo nos insta a presentar nuestros cuerpos (nuestras acciones, nuestra energía, nuestro tiempo) no como un sacrificio muerto de una sola vez, sino como un sacrificio vivo, renovado día a día. Es poner todo lo que somos sobre el altar de Dios.
3. La Consagración Requiere un Corazón Limpio (Salmo 51:10)
“Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí.”
Dios no se conforma con apariencias externas. Él desea un corazón purificado, libre de impurezas, dobles intenciones y motivaciones egoístas. La verdadera consagración pide a Dios una limpieza interna que solo Él puede realizar, seguida de la renovación de nuestro espíritu.
4. La Consagración Implica Buscar a Dios con Todo el Corazón (Jeremías 29:13)
“Me buscaréis y me hallaréis, porque me buscaréis de todo vuestro corazón.”
La consagración no es pasiva; es una búsqueda sincera e intensa de la presencia de Dios. Cuando consagramos nuestra vida, dedicamos nuestro tiempo y energía a la comunión con Él. Una búsqueda a medias lleva a una consagración a medias; una búsqueda con todo el corazón asegura que lo hallaremos.
III. Las Evidencias de la Vida Consagrada (Palabra, Renuncia y Oración)
¿Cómo se ve en la práctica una vida consagrada?
5. La Consagración Implica Obediencia a la Palabra (Juan 17:17)
“Santifícalos en la verdad; tu palabra es verdad.”
Jesús oró para que fuéramos santificados (consagrados) por la Palabra. Es la Palabra de Dios la que moldea, corrige y fortalece nuestra vida. La obediencia a las Escrituras es la ruta principal para la separación del mundo y la dedicación a Cristo.
6. La Consagración Implica Renunciar al Mundo (1 Juan 2:15)
“No améis al mundo ni las cosas que están en el mundo.”
La consagración es incompatible con el apego a los valores, deseos y sistemas de este mundo que se oponen a Dios. Quienes viven consagrados ponen una distancia consciente entre su corazón y las ofrendas del mundo, priorizando la comunión con el Padre.
7. La Consagración se Manifiesta a Través de una Vida de Oración (Salmo 141:2)
“Suba mi oración delante de ti como incienso.”
La oración constante es el termómetro de la consagración. Es la evidencia de la dependencia y la entrega total al Señor. Una vida consagrada es una vida de comunión ininterrumpida, donde la oración se eleva como una ofrenda fragante a Dios.
IV. El Resultado de la Consagración (Intimidad, Fruto y Propósito)
8. La Consagración Acerca al Creyente a la Presencia de Dios (Santiago 4:8)
“Acérquense a Dios, y él se acercará a ustedes.”
Esta es la promesa gloriosa. Cuanto más nos consagramos a Dios con pureza y verdad, más íntima será nuestra relación con el Señor. La separación del mundo resulta en la aproximación a Dios.
9. La Consagración Produce Fruto en la Vida Cristiana (Juan 15:5)
“El que permanece en mí, y yo en él, éste dará mucho fruto.”
La consagración genuina no es estéril. Resulta en una vida fructífera de buenas obras, de testimonio poderoso y del desarrollo del fruto del Espíritu (Gálatas 5:22-23). La permanencia en Cristo, que es la esencia de la consagración, es la clave de la productividad espiritual.
10. La Consagración Es un Llamado Permanente (1 Tesalonicenses 4:3)
“Porque esta es la voluntad de Dios: vuestra santificación.”
La consagración no fue un evento de un solo día, sino un llamado continuo. Dios desea que Sus hijos vivan persistentemente en santidad y dedicación. Es un proceso de toda la vida.
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Conclusión y Llamado
Hermanos, la consagración es la decisión de vivir bajo la propiedad exclusiva de Dios.
¿Ha presentado su cuerpo como un sacrificio vivo y diario (Romanos 12:1)?
¿Ha permitido que la Palabra de Dios lo santifique y lo separe del mundo (Juan 17:17)?
Hoy, renueve su compromiso. Sepárese del pecado, purifique su corazón y busque a Dios con todo su ser. Él desea que vivamos en la plenitud de Su voluntad: ¡nuestra consagración!
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