Sermón: Lecciones de Ananías y Safira
Tema Central: El peligro mortal de la hipocresía espiritual en la iglesia. Dios demanda sinceridad en el corazón y castiga la falsedad para preservar la santidad de Su pueblo.
Texto Base: Hechos 5:1–11
Introducción: La Santidad en la Iglesia Naciente
Hermanos, el libro de Hechos nos muestra una iglesia poderosa, unida y milagrosa. Justo antes de nuestro pasaje, Bernabé vende un campo y pone el precio a los pies de los apóstoles, inspirando a la comunidad con su generosidad genuina.
Ahora, en Hechos 5, encontramos una sombra: Ananías y Safira. Ellos querían el reconocimiento de Bernabé sin la sinceridad de Bernabé. Su historia no es solo un relato trágico, sino una advertencia solemne que resuena hasta hoy. Nos enseña que Dios valora la pureza más que las apariencias.
1. La Ofrenda Empañada por la Falsedad (v. 1)
“Ananías… vendió una propiedad”
La acción externa era buena: vender una propiedad para ayudar a los necesitados. El problema radicaba en la motivación. Querían aparentar espiritualidad y recibir honra sin hacer el sacrificio completo. La apariencia puede impresionar a los hombres, pero jamás reemplaza la sinceridad ante Dios.
II. El Corazón al Descubierto: El Pecado de la Hipocresía (v. 2-4)
2. El Pecado Comienza en el Corazón (v. 2)
“Y retuvo parte del precio…”
Retener parte del dinero no era el pecado. El pecado era retener parte y, al mismo tiempo, mentir para hacer creer a la iglesia que habían entregado el valor total, fingiendo una generosidad que no poseían. Dios juzga las intenciones, no solo las acciones externas.
3. Consentir en una Mala Acción Agrava el Pecado (v. 2b)
“…su esposa también lo sabía”
Safira no solo consintió; ella se hizo cómplice activa en el engaño. Las parejas tienen el poder de ser un motor de fe y piedad, o un obstáculo. Este pasaje es una seria advertencia para los matrimonios: podemos apoyarnos mutuamente para bien o para mal. La unidad en el pecado conduce a la unidad en el juicio.
4. La Mentira Jamás Engaña al Espíritu Santo (v. 3)
«¿Por qué ha llenado Satanás vuestro corazón para mentir al Espíritu Santo?»
La mentira de Ananías y Safira era un acto de desprecio hacia el Dios vivo. Pedro declara que el ataque de la mentira era directamente contra el Espíritu Santo. Esto nos recuerda una verdad profunda: Dios conoce el corazón y revela lo oculto. No importa lo perfecta que sea nuestra actuación religiosa; el Espíritu Santo lo sabe.
5. Dios Rechaza la Adoración Fingida (v. 4)
«Mientras lo tenías, ¿no era tuyo? Y después de vendido, ¿no estaba a tu disposición?»
El punto de Dios no era el dinero; era la falsedad. Ellos tenían total libertad sobre sus bienes. El error radicaba en querer la gloria de la generosidad sin el sacrificio de la generosidad. Dios rechaza de plano la religiosidad teatral. Él busca adoradores en espíritu y en verdad.
III. El Juicio de Dios y Sus Lecciones para la Iglesia (v. 5-11)
6. El Juicio Revela la Gravedad del Pecado (v. 5)
«Cuando Ananías oyó estas palabras, cayó muerto».
Este castigo inmediato nos parece duro, pero es esencial. La hipocresía es como un cáncer en el cuerpo de Cristo. Si Dios hubiera permitido la hipocresía y la mentira en la iglesia naciente, habría destruido su pureza y su poder desde dentro. Este juicio fue una advertencia radical para toda la comunidad.
7. Safira Confirma la Mentira (v. 8)
«Dime, ¿lo vendiste por este precio?». Ella respondió: «Sí, por este precio».
Dios le dio a Safira una segunda oportunidad, un momento de gracia para confesar. Pero ella persistió en la mentira, sellando su destino. La verdad siempre es el camino a la restauración. La persistencia en la falsedad es la negación de la gracia.
8. La Hipocresía Espiritual Es una Amenaza Mortal (v. 9)
«¿Por qué conspiraron para tentar al Espíritu del Señor?»
El objetivo final de Ananías y Safira fue tentar a Dios, intentando manipularlo con su falsa piedad para obtener la honra de los hombres. La hipocresía es una ofensa grave porque subestima la sabiduría de Dios y Su poder para juzgar.
9. El Temor del Señor Preserva la Iglesia (v. 11)
«Y un gran temor se apoderó de toda la iglesia…»
El juicio de Dios tuvo un resultado santo. El temor del Señor es un regalo que protege a la iglesia y mantiene la reverencia. Donde hay temor, hay santidad; donde falta el temor de Dios, la hipocresía y el pecado abundan. Dios disciplina para preservar la pureza y asegurar el crecimiento genuino.
- Bosquejo sobre Deuteronomio 8:11 El Peligro de Olvidar a Dios en la Prosperidad
- Bosquejo sobre Mateo 7:21 No Todo el que Dice “Señor, Señor”
- Bosquejo sobre Salmo 6 Cuando Dios Corrige con Misericordia
Conclusión y Llamado
Hermanos, la lección más importante de Ananías y Safira es que Dios no ha cambiado. Él sigue demandando verdad en lo íntimo (Salmo 51:6).
No es nuestro dinero lo que Él quiere; es nuestro corazón sincero. Es mejor ser honestos con poco que hipócritas con mucho.
Si hoy hay áreas en su vida donde está fingiendo la santidad o la generosidad para impresionar a la iglesia o a su familia, ¡arrepiéntase! Confiese su corazón a Dios, que es un Dios de amor y perdón, pero que jamás aceptará una vida doble.
El llamado es a la sinceridad: ¡Venga a Dios en la verdad de su corazón y evite la ruina de la hipocresía
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