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Predica sobre Salmos 76: La Majestad de la Soberanía Divina

 Salmo 76: La Majestad Incontrastable de la Soberanía Divina

El Salmo 76 es un cántico poderoso que exalta la soberanía absoluta de Dios sobre toda la creación y sobre los asuntos de los hombres. Nos invita a contemplar su gloria, su poder y su justicia, recordándonos que Él reina supremo y que toda autoridad terrenal está sujeta a su voluntad.

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1. Dios es conocido por sus obras y presencia entre su pueblo (Salmo 76:1)


Dios es conocido en Judá; grande es su nombre en Israel.” La reputación de Dios no se basa en meras afirmaciones, sino en las obras poderosas que ha realizado en medio de su pueblo. Su presencia activa en Judá e Israel es lo que establece la grandeza de su nombre. De la misma manera, en nuestras vidas y en nuestra comunidad de fe, las manifestaciones del poder y la gracia de Dios son las que proclaman su grandeza al mundo.


2. Dios habita entre su pueblo con gloria y poder (Salmo 76:2)


Su tabernáculo está en Salem, y su morada en Sion.” La elección de Jerusalén (Salem y Sion) como el lugar de su tabernáculo y morada terrenal simboliza la presencia especial de Dios en medio de su pueblo. Esta habitación no es limitada, sino que representa su disposición a estar cerca de aquellos que le aman y le adoran, manifestando su gloria y su poder en sus vidas.


3. Dios es el destructor de las armas de los malvados (Salmo 76:3)


Allí quebró las saetas del arco, el escudo, la espada y la guerra.” En su santuario, en medio de su pueblo, Dios demuestra su poder al desarmar a sus enemigos. Las armas de guerra, símbolos de la violencia y la opresión, son quebrantadas por su autoridad divina. Esto nos recuerda que ninguna fuerza terrenal puede prevalecer contra el Señor y que Él es nuestro protector en medio del conflicto.


4. La majestad de Dios es temida incluso por los poderosos de la tierra (Salmo 76:4)


Eres más excelente y más glorioso que los montes eternos.” La grandeza de Dios trasciende cualquier maravilla natural o poderío humano. Los "montes eternos", símbolos de estabilidad y grandeza, palidecen en comparación con su excelencia y gloria incomparables. Incluso los más poderosos de la tierra deben reconocer su superioridad.


5. El poder de Dios paraliza a los más valientes (Salmo 76:5)


“Los poderosos de corazón fueron saqueados; durmieron su sueño.” Aquellos que confían en su propia fuerza y valentía son despojados de su poder ante la intervención divina. Su "sueño" puede interpretarse como la muerte o la inacción total frente a la majestad de Dios. La fuerza humana es vana cuando se enfrenta al poder omnipotente del Señor.


6. La reprensión divina hace temblar incluso los carros y los caballos de guerra (Salmo 76:6)


Ante tu reprensión, oh Dios de Jacob, los carros y los caballos cayeron en un profundo sueño.” La simple reprensión de Dios, su palabra de juicio, es suficiente para paralizar incluso a las fuerzas militares más imponentes. Los carros y los caballos, símbolos de poderío bélico, caen en un sueño profundo, incapaces de resistir su autoridad.


7. Sólo al Señor hay que temerle, pues nadie puede resistir su ira (Salmo 76:7)


Tú, sí, tú eres imponente; ¿y quién podrá permanecer delante de ti cuando estás enojado?” El temor del Señor no es un miedo paralizante, sino un profundo respeto y reverencia hacia su santidad y su poder. Reconocer su imponente majestad nos lleva a la sabiduría y a una correcta perspectiva de nuestra propia insignificancia ante su grandeza. Nadie puede resistir su justa ira.


8. Dios se levanta para juzgar y salvar a los mansos de la tierra (Salmo 76:9)


Cuando se levantó Dios para juzgar, Para salvar a todos los mansos de la tierra.” El juicio de Dios no es arbitrario, sino que está intrínsecamente ligado a su deseo de salvar a los humildes y oprimidos de la tierra. Su justicia se manifiesta en la vindicación de los mansos y en el castigo de los opresores.


9. Incluso la ira del hombre resultará en alabanza a Dios (Salmo 76:10)


Ciertamente la ira del hombre será tu alabanza; y lo que quede de la ira lo restringirás.” La soberanía de Dios es tan completa que incluso la ira y los planes malvados de los hombres terminan sirviendo a sus propósitos y trayendo gloria a su nombre. Él tiene el poder de limitar y dirigir incluso la maldad humana para cumplir su voluntad.


10. El Señor será temido por todos los reyes de la tierra (Salmo 76:12)


“Él cortará el espíritu de los príncipes; será temido por los reyes de la tierra.” La autoridad de Dios se extiende sobre todos los gobernantes terrenales. Él tiene el poder de humillar el orgullo de los príncipes y de inspirar temor reverente en los reyes de la tierra. Su soberanía es universal y final.

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El Salmo 76 nos invita a postrarnos ante la majestad incontrastable de nuestro Dios. Él es conocido por sus obras, habita en medio de su pueblo, destruye las armas del mal, paraliza a los poderosos, reprende a los ejércitos, es el único digno de temor, juzga con justicia, salva a los mansos y usa incluso la ira del hombre para su gloria. Que este salmo fortalezca nuestra confianza en su soberanía y nos impulse a vivir en reverencia y obediencia a nuestro Rey eterno. Amén.


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Juan 3 16 Porque Dios amó tanto al mundo que dio a su Hijo unigénito, para que todos los que creen en él no perezcan, sino que tengan vida eterna.