Tema: ¿Qué Voz Estás Escuchando? El Llamado a Discernir (Juan 10:27)
En el bullicio de la vida moderna, estamos constantemente expuestos a una multitud de voces que compiten por nuestra atención e influencia. La pregunta que nos plantea Juan 10:27, donde Jesús dice: "Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen", nos invita a reflexionar profundamente sobre qué voz estamos permitiendo que guíe nuestros pasos y moldee nuestro corazón.
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1. Hay muchas voces en este mundo (1 Corintios 14:10)
“Hay, pues, muchas clases de idiomas en el mundo, y ninguno de ellos carece de significado.” Pablo nos recuerda la diversidad de lenguas y, por extensión, de mensajes y voces que resuenan en nuestro entorno. Desde las opiniones de la sociedad hasta las presiones de la cultura, pasando por nuestros propios deseos egoístas, una cacofonía de voces busca dirigir nuestras vidas. Necesitamos ejercer un discernimiento agudo para distinguir la voz de Dios de aquellas que nos alejan de Él.
2. La voz de Dios es tranquila y firme (1 Reyes 19:12-13)
“Y tras el fuego un silbo apacible y delicado. Y cuando lo oyó Elías, cubrió su rostro con su manto, y salió, y se puso a la puerta de la cueva. Y he aquí vino a él una voz, diciendo: ¿Qué haces aquí, Elías?” En contraste con el estruendo y la agitación, la voz de Dios a menudo se manifiesta como un "silbo apacible y delicado". Habla a nuestro corazón con claridad, paz y firmeza, no con la confusión y el ruido estridente de las voces del mundo. Para escucharla, necesitamos aquietar nuestras almas y buscar la intimidad con Él en la oración y la meditación.
3. La voz del enemigo es engañosa y destructiva (Génesis 3:1)
“Pero la serpiente era astuta, más que todos los animales del campo que Jehová Dios había hecho; y dijo a la mujer: ¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto?” Desde el principio, la voz del enemigo se ha caracterizado por la astucia y el engaño. Satanás distorsiona la verdad, siembra dudas sobre la bondad de Dios y busca separarnos de Él a través de la incredulidad y la desobediencia. Su voz puede sonar atractiva y lógica, pero su fruto siempre es la destrucción.
4. La voz de Dios trae vida y dirección (Juan 5:25)
“De cierto, de cierto os digo: Viene la hora, y ahora es, cuando los muertos oirán la voz del Hijo de Dios; y los que la oyeren vivirán.” La voz de Jesús tiene el poder de despertar el espíritu y traer vida a los que están espiritualmente muertos. Su voz no solo nos ofrece salvación, sino que también nos guía en el camino de la vida, iluminando nuestro sendero y mostrándonos la voluntad del Padre.
5. Necesitamos escuchar obedientemente (Hebreos 3:15)
“Porque se dice: Si oís hoy su voz, no endurezcáis vuestros corazones, como en la provocación.” Escuchar la voz de Dios no es solo un acto pasivo de oír, sino que requiere una respuesta práctica y obediente. Endurecer nuestro corazón a su llamado conduce a la incredulidad y la separación. Una escucha genuina se traduce en una disposición a seguir sus mandamientos y a vivir de acuerdo con su voluntad.
6. La voz de Dios se revela a través de la Palabra y el Espíritu (Isaías 30:21)
“Entonces tus oídos oirán a tus espaldas palabra que diga: Este es el camino, andad por él; y no echéis a la mano derecha, ni tampoco torzáis a la mano izquierda.” Dios nos habla de manera autoritativa a través de su Palabra, la Biblia, que es lámpara a nuestros pies y lumbrera en nuestro camino. Además, el Espíritu Santo ilumina nuestro entendimiento y nos guía interiormente, confirmando la verdad de las Escrituras y aplicándola a nuestras vidas. Para escuchar la voz de Dios, necesitamos tener oídos atentos tanto a la Palabra escrita como a la guía del Espíritu.
7. La recompensa por escuchar la voz de Dios es la vida eterna (Juan 10:28)
“y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano.” Seguir la voz del Buen Pastor, Jesús, nos garantiza seguridad para el presente y la promesa de la vida eterna. Sus ovejas lo conocen, confían en Él y lo siguen, sabiendo que Él las guarda y las protege para siempre. Escuchar y obedecer su voz es el camino hacia la plenitud de la vida y la seguridad eterna.
- Predica sobre 2 Crónicas 15:7 - Esforzaos y Perseverad
- Predica sobre Orad Sin Cesar: El Ritmo Continuo de la Comunión con Dios
- Predica sobre Salmos 34:1 - La Alabanza Continua
Conclusion
En medio de la multitud de voces que claman por nuestra atención, discernamos con diligencia la voz de nuestro Dios. Busquemos su quietud, estudiemos su Palabra, cultivemos nuestra sensibilidad al Espíritu Santo y respondamos con obediencia a su llamado. La recompensa por escuchar la voz del Buen Pastor es la vida eterna y la paz que sobrepasa todo entendimiento. ¿Qué voz estás escuchando hoy? Que sea la voz de nuestro Señor Jesucristo la que guíe cada uno de nuestros pasos. Amén.
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