Es Mejor Dar Que Recibir”: La Alegría Transformadora de la Generosidad (Hechos 20:35)
Las palabras de Jesús citadas por el apóstol Pablo en Hechos 20:35 resuenan con una verdad paradójica pero profundamente cierta: “...más bienaventurado es dar que recibir.” Esta enseñanza fundamental desafía la inclinación natural del corazón humano hacia la acumulación y el egoísmo, revelándonos la alegría transformadora que se encuentra en la generosidad.
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1. Jesús enseñó que es mejor dar que recibir (Hechos 20:35)
“...más bienaventurado es dar que recibir.” Esta afirmación directa de nuestro Señor Jesucristo establece un principio fundamental para la vida cristiana. Dar no es simplemente un acto de caridad o una obligación, sino una expresión de gracia que refleja el carácter mismo de Cristo y que produce una felicidad genuina y duradera en el corazón del dador.
2. Dar es una expresión de amor hacia los demás (1 Juan 3:17)
“Pero el que tiene bienes de este mundo, y ve a su hermano tener necesidad, y cierra contra él su corazón, ¿cómo mora el amor de Dios en él?” El apóstol Juan nos enseña que el amor verdadero no se limita a palabras o sentimientos, sino que se manifiesta en acciones prácticas de generosidad hacia aquellos que tienen necesidad. Dar de nuestros recursos es una manera tangible de demostrar el amor de Dios a nuestros semejantes.
3. Dios ama al dador alegre (2 Corintios 9:7)
“Cada uno dé como propuso en su corazón, no con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre.” La ofrenda que agrada a Dios no es aquella que se da por obligación o con resentimiento, sino la que proviene de un corazón voluntario, motivado por el amor y la alegría de participar en la obra del Señor. La actitud con la que damos es tan importante como la cantidad que damos.
4. El ejemplo supremo de dar es Dios mismo (Juan 3:16)
“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.” La generosidad de Dios al entregar a su Hijo unigénito por nuestra salvación es el modelo perfecto para la vida cristiana. Él dio por amor, incluso cuando éramos indignos de recibir tal sacrificio. Su ejemplo nos impulsa a dar de nosotros mismos, nuestros recursos y nuestro tiempo por amor a los demás.
5. Dar es sembrar lo que trae cosecha espiritual (2 Corintios 9:6)
“Pero esto digo: El que siembra escasamente, también segará escasamente; y el que siembra generosamente, también segará generosamente.” El principio de la siembra y la cosecha también se aplica a la generosidad. Aquellos que siembran con liberalidad, dando de sus recursos con un corazón dispuesto, cosecharán frutos espirituales y recibirán bendiciones abundantes conforme a la voluntad de Dios.
6. Dar prueba nuestra fe y confianza en Dios (Lucas 6:38)
“Dad, y se os dará; medida buena, apretada, remecida y rebosando darán en vuestro regazo; porque con la misma medida con que medís, os volverán a medir.” Cuando damos con fe, demostramos nuestra confianza en que Dios es nuestra fuente y proveedor. Creemos que Él suplirá nuestras necesidades y que nada nos faltará cuando honramos sus principios de generosidad.
7. La generosidad atesora tesoros eternos (Mateo 6:19-20)
“No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan; sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan.” Dar con un propósito eterno es invertir en el Reino de Dios. Al ser generosos con nuestros recursos para la obra del Señor y para ayudar a los necesitados, estamos acumulando tesoros que perdurarán por la eternidad, mucho más valiosos que las posesiones temporales de este mundo.
8. Dar va más allá de los recursos financieros: implica tiempo, servicio y perdón (Romanos 12:1)
“Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos como sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional.” La generosidad no se limita a la entrega de dinero o bienes materiales. También implica ofrecer nuestro tiempo, nuestros talentos, nuestro servicio y nuestra disposición a perdonar a aquellos que nos han ofendido. Dar de nosotros mismos en todas estas áreas es una expresión integral del amor de Cristo.
- Predica sobre Un Buen Soldado de Cristo 2 Timoteo 2:3-4
- Predica sobre La Confesión de Pecados
- Predica sobre Génesis 12: ¿Qué Sucede Cuando Dios Nos Llama a una Misión?
Conclusion
Que la enseñanza de Jesús sobre la bendición de dar cale profundamente en nuestros corazones. Que seamos movidos por el amor de Dios y el ejemplo de su generosidad para dar con alegría, liberalidad y un propósito eterno. Al hacerlo, experimentaremos la verdadera bienaventuranza que proviene de reflejar el carácter de nuestro Señor y de invertir en el Reino de Dios. Amén.
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