1 Reyes 21: La Injusticia Contra Nabot y la Respuesta Justa de Dios
El capítulo 21 del Primer Libro de los Reyes nos presenta una historia sombría de codicia, injusticia y abuso de poder por parte del rey Acab y su malvada esposa Jezabel, en contraste con la firmeza de Nabot en defender su herencia y la justa respuesta de Dios ante tal maldad.
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1. El deseo egoísta de Acab por la viña de Nabot (1 Reyes 21:1-2)
“Pasadas estas cosas, aconteció que Nabot de Jezreel tenía una viña junto al palacio de Acab rey de Samaria. Y Acab habló a Nabot, diciendo: Dame tu viña para un huerto de legumbres, porque está cerca de mi casa, y yo te daré en cambio una viña mejor, o si te parece bien, te pagaré su precio en dinero.” El rey Acab, a pesar de poseer riquezas y poder, codició la pequeña viña de Nabot que lindaba con su palacio. Su deseo egoísta lo llevó a intentar persuadir a Nabot para que vendiera o intercambiara su herencia.
2. La firmeza de Nabot en mantener la herencia de sus padres (1 Reyes 21:3)
“Pero Nabot le respondió a Acab: Guárdeme Jehová de que yo te dé la heredad de mis padres.” La respuesta de Nabot revela un profundo respeto por la ley de Dios y la tradición ancestral que prohibía la venta permanente de la heredad familiar. Su firmeza no era terquedad, sino una cuestión de principios y obediencia a la voluntad divina. Él entendía la importancia de preservar el legado de sus antepasados.
3. La inmadurez de Acab ante la frustración de su voluntad (1 Reyes 21:4)
“Y Acab se fue a su casa triste y enojado, por las palabras que Nabot de Jezreel le había respondido, diciendo: No te daré la heredad de mis padres. Y se acostó en su cama, y volvió su rostro, y no comió.” La reacción de Acab ante la negativa de Nabot fue infantil y egoísta. En lugar de respetar los derechos de su súbdito, se encerró en su habitación, malhumorado y negándose a comer. Su inmadurez demostró cómo el poder y la riqueza no siempre van acompañados de carácter.
4. La manipulación y maldad de Jezabel para agradar al rey (1 Reyes 21:5-7)
“Entonces vino a él Jezabel su mujer, y le dijo: ¿Por qué está tan triste tu espíritu, y no comes? Él le respondió: Porque hablé con Nabot de Jezreel, y le dije: Dame tu viña por dinero, o si quieres, te daré otra viña en su lugar; y él me respondió: Yo no te daré mi viña. Y Jezabel su mujer le dijo: ¿Eres tú ahora rey sobre Israel? Levántate, come, y alégrate; yo te daré la viña de Nabot de Jezreel.” Jezabel, la esposa pagana de Acab, despreció la ley de Dios y la integridad de Nabot. Con arrogancia y maldad, se ofreció a manipular la situación para satisfacer el deseo egoísta de su esposo, mostrando su falta de respeto por la justicia y los derechos de los demás.
5. La maldad del plan: falsedad y muerte de un hombre justo (1 Reyes 21:8-10)
“Entonces ella escribió cartas en nombre de Acab, y las selló con el sello del rey, y las envió a los ancianos y a los principales que habitaban en su ciudad con Nabot. Y en las cartas escribió: Proclamad ayuno, y poned a Nabot delante del pueblo; y poned delante de él a dos hombres perversos que atestigüen contra él, diciendo: Tú has blasfemado a Dios y al rey. Y sacadlo, y apedreadlo para que muera.” El plan de Jezabel fue perverso y cruel. Usando el nombre y el sello del rey, orquestó un juicio falso contra Nabot, acusándolo falsamente de blasfemia para justificar su ejecución. Este acto premeditado de injusticia y asesinato revela la profundidad de su maldad.
6. La ejecución de Nabot y la apropiación de la herencia (1 Reyes 21:13-16)
“Vinieron entonces los dos hombres perversos, y se sentaron delante de él; y aquellos hombres perversos atestiguaron contra Nabot delante del pueblo, diciendo: Nabot ha blasfemado a Dios y al rey. Entonces lo sacaron fuera de la ciudad y lo apedrearon hasta que murió. Y cuando Jezabel oyó que Nabot había sido apedreado y muerto, dijo a Acab: Levántate y toma posesión de la viña de Nabot de Jezreel, que no te quiso dar por dinero; porque Nabot ha muerto.” La ejecución de Nabot, basada en falsos testimonios y un juicio corrupto, se llevó a cabo. Jezabel, sin ningún remordimiento, instó a Acab a tomar posesión de la viña que había sido obtenida mediante la injusticia y el asesinato.
7. Dios ve toda injusticia y envía su palabra contra los malvados (1 Reyes 21:17-19)
“Entonces vino palabra de Jehová a Elías tisbita, diciendo: Levántate, desciende a encontrarte con Acab rey de Israel, que está en Samaria; he aquí él está en la viña de Nabot, a la cual ha descendido para tomar posesión de ella. Y le dirás: Así ha dicho Jehová: ¿No mataste, y también has despojado? Y volverás a decirle: Así ha dicho Jehová: En el mismo lugar donde lamieron los perros la sangre de Nabot, los perros lamerán también tu sangre, tu misma sangre.” Dios, que todo lo ve y todo lo sabe, no permaneció indiferente ante la terrible injusticia cometida contra Nabot. Envió a su profeta Elías para confrontar a Acab y anunciar el justo juicio que vendría sobre él y su casa.
8. El enfrentamiento profético de Elías con Acab (1 Reyes 21:20)
“Y Acab dijo a Elías: ¿Me has hallado, enemigo mío? Él respondió: Te he hallado, porque te has vendido a hacer lo malo delante de Jehová.” El encuentro entre el rey Acab y el profeta Elías fue un momento de confrontación directa. Acab reconoció a Elías como su "enemigo" porque el profeta era la voz de la conciencia divina que exponía su maldad. La respuesta de Elías fue contundente: Acab se había entregado voluntariamente a hacer lo malo a los ojos de Jehová.
9. El juicio de Dios sobre la casa de Acab y Jezabel (1 Reyes 21:21-24)
Dios pronunció un juicio severo sobre Acab y su casa, anunciando la destrucción de su descendencia y un final vergonzoso para Jezabel. La justicia divina, aunque a veces parezca tardar, siempre llega para vindicar a los oprimidos y castigar la maldad.
10. El temor retardado de Acab y la misericordia condicional de Dios (1 Reyes 21:27-29)
“Y sucedió que cuando Acab oyó estas palabras, rasgó sus vestidos, y puso cilicio sobre su carne, y ayunó, y durmió en cilicio, y anduvo humillado. Entonces vino palabra de Jehová a Elías tisbita, diciendo: ¿Has visto cómo Acab se ha humillado delante de mí? Pues por cuanto se ha humillado delante de mí, no traeré el mal en sus días; en los días de su hijo traeré el mal sobre su casa.” Ante el anuncio del juicio, Acab mostró señales de arrepentimiento, humillándose delante de Dios. Aunque su arrepentimiento pudo haber sido motivado por el temor a las consecuencias, Dios, en su misericordia, pospuso el juicio completo hasta los días de su hijo. Esto nos enseña que incluso un arrepentimiento tardío y parcial puede mover la misericordia de Dios, aunque no exima de las consecuencias finales del pecado.
- Predica sobre Salmos 42: El Anhelo la Presencia Divina en la Sed del Alma
- Predica sobre Bastate Mi Gracia 2 Corintios 12:9
- Predica sobre Felipe y el Etíope Hechos 8:26-40
Conclusion
La historia de Nabot y Acab es una advertencia solemne sobre los peligros de la codicia, la injusticia y el abuso de poder. Nos recuerda que Dios ve toda maldad y que su justicia prevalecerá. También nos muestra la importancia de defender la integridad y la herencia que Dios nos ha dado, y cómo incluso un atisbo de humildad puede encontrar misericordia en el Señor, aunque el pecado siempre tenga sus consecuencias. Que esta historia nos impulse a buscar la justicia, a aborrecer la maldad y a vivir con temor reverente delante de nuestro Dios justo. Amén.
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