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Predica sobre El Alfarero y el Barro: Dejándonos Moldear por las Manos de Dios

 El Alfarero y el Barro: Dejándonos Moldear por las Manos de Dios


Judá estaba en una espiral descendente, pero Dios continuó enviando profetas para darle al pueblo la oportunidad de arrepentirse. Uno de estos profetas fue Jeremías. 

Jeremías no solo le estaba diciendo al pueblo lo que pensaba. Tenía un mensaje directamente de Dios. Dios podría haber le dio al profeta un mensaje en cualquier lugar que Él quisiera. Esta vez quiso utilizar una ayuda visual que estaba en el casa del alfarero, así que le dijo a Jeremías que fuera allí para recibir su lección.

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El alfarero estaba haciendo un cuenco o jarrón; pero algo salió mal y se arruinó. No nos dicen lo que pasó mal, pero supongamos que hubiera una ramita en la arcilla, o un guijarro, o un poco de arcilla seca y dura.

Al golpear la mano del alfarero mientras giraba el torno, pudo haber causado un rasguño profundo alrededor de la vasija o incluso haber roto toda la parte superior. Luego el alfarero tenía que sacar el trozo, el guijarro o la ramita y empezar de nuevo.

Judá era todo lo que quedaba ahora del Reino de Israel de Dios; y Dios estaba a cargo de Judá, así como el alfarero estaba a cargo de la arcilla. El pecado era como un bulto o un guijarro que echó a perder la nación que Dios quería que fuera Judá si la gente se desharía de su pecado, Dios los convertiría en una nación fuerte y hermosa; si no lo hicieran, Dios lo haría aplastar a la nación y empezar de nuevo.

1. El Llamado de Jeremías a la Casa del Alfarero: Jeremías 18:1-2


En el versículo 1 de Jeremías 18, leemos sobre el llamado de Dios a Jeremías para que vaya a la casa del alfarero. Este llamado es simbólico y nos invita a reflexionar sobre nuestra disposición a ser moldeados por las manos del Creador. Así como Jeremías fue llamado, también somos invitados a entrar en la presencia de Dios para permitir que Él trabaje en nosotros.


2. La Ilustración del Alfarero y la Vasija: Jeremías 18:3-4


Jeremías, al llegar a la casa del alfarero, es testigo de una poderosa ilustración. En los versículos 3-4, vemos cómo el alfarero trabaja el barro en Sus manos hábiles. Esta imagen nos habla de la habilidad divina de transformarnos y modelarnos según Su designio. Así como el alfarero tiene un plan para cada vasija, Dios tiene un propósito específico para cada uno de nosotros.


3. La Flexibilidad del Alfarero al Moldear la Vasija: Jeremías 18:6


En Jeremías 18:6, encontramos una lección vital sobre la flexibilidad en el proceso de moldeo. El alfarero, al notar imperfecciones en la vasija, no duda en reformarla. Esta flexibilidad refleja la paciencia y el amor de Dios hacia nosotros. Él está dispuesto a trabajar con nosotros, a pesar de nuestras fallas, para formarnos a la imagen que Él ha diseñado.


4. La Respuesta de Dios al Arrepentimiento: Jeremías 18:7-8


Jeremías 18:7-8 destaca la respuesta de Dios al arrepentimiento. Así como el alfarero reconsidera Su obra cuando el barro se desvía de Su plan original, Dios responde a nuestro arrepentimiento y nos restaura. Este pasaje nos ofrece esperanza y nos recuerda que, incluso cuando nos alejamos, Dios está dispuesto a reorientarnos hacia Su voluntad.


5. La Importancia de Dejarse Moldear por Dios: Jeremías 18:6


La lección clave en Jeremías 18:6 es la importancia de dejarnos moldear por Dios. Como el barro en manos del alfarero, necesitamos estar dispuestos a someternos a la voluntad de Dios. Esto implica humildad, rendición y confianza en el proceso divino de transformación. Al abrirnos a Su moldeo, experimentamos la plenitud de la vida que Él tiene preparada para nosotros.


6. El Propósito de Dios al Moldear Sus Vidas: Jeremías 18:11


Jeremías 18:11 nos revela el propósito detrás de la obra de Dios al moldear nuestras vidas. Dios desea nuestro bien, pero nuestras elecciones pueden afectar ese propósito. La disposición a ser moldeados por Dios no solo nos beneficia personalmente, sino que también contribuye a la manifestación de Su gloria en nosotros y a través de nosotros.


7. La Invitación a la Formación y Renovación Personal: Jeremías 18:6


En Jeremías 18:6, encontramos una invitación a la formación y renovación personal. Dios nos llama a permitir que Él nos forme y nos renueve constantemente. Este proceso no es estático; es dinámico y continuo a medida que crecemos en nuestra relación con Él. La invitación es clara: permitamos que Dios trabaje en nosotros para transformarnos día a día.

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En conclusión, la imagen del alfarero y el barro en Jeremías 18 nos recuerda la relación íntima entre nosotros y nuestro Creador. Al abrirnos a Sus manos amorosas, experimentamos la maravilla de ser moldeados según Su voluntad. Que cada uno de nosotros seamos como el barro en las manos del alfarero, dispuestos a ser transformados y renovados por la gracia y el amor de nuestro Dios. Que en este proceso, podamos vivir de manera que glorifique Su nombre y refleje la belleza de Su obra en nosotros.


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Juan 3 16 Porque Dios amó tanto al mundo que dio a su Hijo unigénito, para que todos los que creen en él no perezcan, sino que tengan vida eterna.