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Bosquejo sobre Salmo 6 Cuando Dios Corrige con Misericordia

 Sermón: Cuando Dios Corrige con Misericordia

Tema Central: La disciplina de Dios no es para destruir, sino para restaurar. Él nos corrige con amor, buscando nuestro arrepentimiento y nuestra completa dependencia de Él.

Texto Base: Salmo 6

Introducción: El Dilema del Dolor

Hermanos y amigos, ¿quién de nosotros no ha sentido alguna vez el peso del sufrimiento, la mano dura de una circunstancia difícil, o la punzada de una conciencia culpable? El dolor es universal. Pero, ¿qué ocurre cuando ese dolor parece venir directamente de la mano de Dios?

El Salmo 6 es un lamento profundo, una oración de un hombre, el Rey David, que está sufriendo intensamente, física y espiritualmente. Es un clamor que nos enseña una verdad vital: Dios corrige, pero Su corrección siempre está envuelta en misericordia.

Vamos a reflexionar en este salmo, siguiendo diez pasos que nos llevan de la aflicción a la certeza de la respuesta divina.


1. Reconocer la Corrección del Señor (v. 1)

«Señor, no me reprendas en tu ira, ni me castigues en tu furor.»

David no niega que merece la disciplina. Él reconoce la mano de Dios en su sufrimiento. Pero su ruego no es por anular el castigo, sino por moderar la intensidad del juicio. Él pide justicia sazonada con gracia.

Punto clave: El sufrimiento no siempre es castigo por un pecado específico, sino un instrumento de corrección divina. Es la evidencia de que somos Sus hijos (Hebreos 12:6). Cuando llega la prueba, debemos preguntarnos: "Señor, ¿qué quieres enseñarme?"

2. El Dolor Físico y Espiritual Lleva a la Súplica (v. 2)

«Ten misericordia de mí, Señor, porque estoy débil; sáname, Señor, porque mis huesos se estremecen.»

El problema de David es integral: afecta el cuerpo ("mis huesos se estremecen") y el alma. La culpa, el miedo o la aflicción pueden manifestarse en el cuerpo. El salmista no busca un alivio superficial; busca la sanación completa que solo Dios puede dar.

Aplicación: Cuando el dolor nos postra, ya sea físico o del alma, volvamos nuestra mirada al Gran Médico. Solo Él puede curar la debilidad que se anida en lo profundo de nuestro ser.

3. El Alma Afligida Clama por Restauración (v. 3)

«Mi alma está muy turbada; pero tú, Señor, ¿hasta cuándo?»

Este versículo revela una tensión: desesperación ("mi alma está muy turbada") y una fe que aún se dirige a Dios ("pero tú, Señor..."). El creyente a veces se siente en un limbo de dolor, preguntando por la demora de Dios.

Insight: A veces, Dios permite las demoras no porque nos haya olvidado, sino para fortalecer la fibra de nuestra confianza y enseñarnos a depender de Su tiempo, no del nuestro.

4. La Esperanza en la Misericordia Divina (v. 4)

«Vuélvete, Señor, libra mi alma; sálvame por tu misericordia».

Bajo la disciplina, David no invoca su inocencia ni sus méritos. Él apela a lo único seguro: la bondad inmutable de Dios.

Verdad Central: Nuestra única esperanza de liberación y salvación no proviene de lo buenos que seamos, sino de la infinita, inmerecida, y abundante misericordia del Señor. ¡Es por Su misericordia que no hemos sido consumidos!

5. Sin Dios no Hay Vida Verdadera (v. 5)

«Porque en la muerte no hay memoria de ti; en el sepulcro, ¿quién te alabará?».

El deseo de David de vivir no es egoísta; es teocéntrico. Él quiere vivir para seguir cumpliendo el propósito fundamental del hombre: glorificar y alabar a su Creador.

Motivación: El mayor regalo de la vida del justo es la oportunidad de glorificar a Dios cada día que respiramos. ¡Esta es nuestra verdadera razón de ser!

6. Las Lágrimas son Expresión de Arrepentimiento (v. 6)

«Estoy cansado de gemir; toda la noche mi lecho se inunda de lágrimas; lo empapo de llanto.»

Las lágrimas de David son el signo de un arrepentimiento sincero y quebrantamiento genuino. El gemido no es solo por el dolor, sino por el estado de su relación con Dios.

Consuelo: Amados, sus lágrimas de arrepentimiento no son en vano. Dios no las desecha; Él las recoge. El Salmo 56:8 nos dice que Él pone nuestras lágrimas en Su redoma. El Padre ve el corazón contrito.

7. El Dolor Prolongado Debilita, Pero Purifica (v. 7)

«Mis ojos se consumen de dolor; envejecen a causa de todos mis enemigos.»

El sufrimiento continuo produce un desgaste real en el cuerpo y en el espíritu. Pero en el crisol de la tribulación, nuestra gran dependencia del Señor es revelada y refinada.

8. Los Justos no se Mezclan con la Maldad (v. 8)

«Apártense de mí, todos ustedes, malhechores, porque el Señor ha oído mi clamor.»

Aquí hay un cambio dramático. David pasa del lamento a la declaración de fe y autoridad. Él sabe que la comunión con Dios exige un apartamiento del pecado y de quienes practican la maldad.

Acción: La corrección de Dios nos lleva a reevaluar nuestras compañías y nuestras prácticas. El avivamiento personal comienza con un "apártense de mí, malhechores".

9. Dios Escucha y Responde a los Clamores Sinceros (v. 9)

«El Señor ha escuchado mi clamor; el Señor ha aceptado mi oración.»

La fe de David transforma su lamento en certeza absoluta. Él ya no está preguntando "¿hasta cuándo?", sino que está declarando: "Dios ha respondido".

Promesa: El llanto puede durar toda la noche, pero la alegría, la gozo de la respuesta, llega por la mañana (Salmo 30:5). Dios siempre escucha a Sus hijos.

10. Los Enemigos son Avergonzados Cuando Dios Actúa (v. 10)

«Sean avergonzados y consternados todos mis enemigos; retrocedan y sean avergonzados en un instante.»

El salmo cierra con una nota de triunfo y justicia divina. El honor de David es restaurado no por su fuerza, sino porque Dios ha actuado a su favor.

Dios siempre honra a quienes se humillan, se arrepienten y confían en Él. La justicia del Señor prevalecerá sobre toda oposición.

Bosquejo sobre Salmo 6 Cuando Dios Corrige con Misericordia

Conclusión y Llamado

Amados hermanos, el Salmo 6 nos recuerda que la disciplina de Dios es la prueba de Su amor (Proverbios 3:11-12). Él no corrige con ira para destruir, sino con misericordia para restaurar.

Si hoy te encuentras en un momento de corrección, en el valle de la aflicción o en la culpa del pecado:

    1. Reconoce Su mano y arrepiéntete con lágrimas sinceras (v. 6).

    2. Apela no a tus méritos, sino a Su inmensa misericordia (v. 4).

    3. Confía en que el mismo Dios que escuchó a David te escucha a ti hoy (v. 9).

La noche del llanto terminará. Acepta Su corrección amorosa, apártate de lo malo, y mañana verás la luz de Su rostro y la alegría de Su respuesta.


Bosquejo sobre Efesios 6:4 No Provoquen a sus Hijos a Ira

 No Provoquen a sus Hijos a Ira: El Arte de la Crianza Bíblica

(Texto Base: Efesios 6:4)

Introducción: El Mandato Negativo y Positivo

Padres, la crianza moderna está llena de teorías cambiantes, pero la Biblia nos da un principio inmutable y completo. El mandato de Efesios 6:4 tiene dos partes esenciales:

    1. Negativa: "Y ustedes, padres, no provoquen a ira a sus hijos..."

    2. Positiva: "...sino críenlos en la disciplina y amonestación del Señor."

Hoy, nos enfocaremos en cómo la obediencia al mandato negativo es fundamental para poder cumplir el positivo. La crianza debe reflejar el amor, la paciencia y la justicia de nuestro Padre celestial.

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1. La Responsabilidad de los Padres ante Dios

Efesios 6:4: "Y ustedes, padres, no provoquen a ira a sus hijos..."

Dios confía a los padres la misión de moldear el carácter de sus hijos. Esta es una tarea de mayordomía de almas. El apóstol Pablo nos advierte sobre el peligro de provocar la ira. Los padres que actúan con excesiva dureza (legalismo, reglas inalcanzables), injusticia (favoritismo, castigo desmedido) o negligencia (ausencia emocional, falta de límites claros) provocan la ira y hieren el corazón de sus hijos, empujándolos al resentimiento y al desánimo.

2. La Disciplina Debe Equilibrarse con el Amor

Proverbios 13:24: "El que detiene la vara odia a su hijo; pero el que lo ama lo disciplina con prontitud."

La disciplina es necesaria y es una señal de amor, no de rechazo. Pero debe estar motivada por el amor y aplicarse con sabiduría. La vara, en el contexto bíblico, es una metáfora de la autoridad y la corrección. El castigo sin propósito, sin explicación o motivado por la ira del padre corrige el comportamiento, pero destruye las relaciones y siembra resentimiento. Disciplinar en el Señor significa emular Su propósito: formar el carácter, no desahogar nuestra frustración.

3. La Instrucción Debe Centrarse en la Palabra de Dios

Deuteronomio 6:6-7: "Y estas palabras que yo te mando hoy estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa y cuando andes por el camino."

La crianza de los hijos en el Señor es un discipulado continuo. Es más que enviar a los niños a la escuela dominical; es enseñar principios de vida basados en las Escrituras y vivirlos a diario. Debe ser un tema constante de conversación: en casa, en el coche, al acostarse. La instrucción bíblica es el pilar de la "amonestación del Señor" que menciona Efesios 6:4.

4. La Presencia de los Padres es una Forma de Enseñanza

Proverbios 22:6: "Instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere viejo no se apartará de él."

La instrucción no es solo verbal, sino también práctica. Los hijos son observadores brillantes. Ellos están "instruidos en el camino" no solo por lo que les decimos, sino por lo que hacemos. ¿Ven a sus padres pedir perdón? ¿Los ven leer la Biblia con gozo? El ejemplo de los padres moldea el corazón de los hijos más que las palabras. La coherencia entre nuestra fe declarada y nuestra vida vivida es la forma más poderosa de discipulado.

5. La Ira de los Hijos Surge de la Injusticia de sus Padres

Colosenses 3:21: "Padres, no provoquen a sus hijos a ira, para que no se desanimen."

Pablo repite el mandato porque el riesgo es real: desanimar a los hijos. La corrección injusta, la falta de comunicación (no escuchar sus sentimientos) y la falta de afecto o reconocimiento pueden herir los sentimientos y alejar a los hijos. La autoridad debe ejercerse con empatía y equilibrio. Reconozcan sus errores, pidan perdón y demuestren a sus hijos que el estándar de Dios es para todos en casa, incluyéndolos a ustedes.

6. El Hogar Debe Ser un Ambiente de Gracia y Perdón

Efesios 4:31-32: "Quítense de ustedes toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia... Antes bien, sean bondadosos unos con otros, misericordiosos, perdonándose unos a otros, como Dios los perdonó a ustedes en Cristo."

El hogar cristiano debe ser la escuela práctica del Evangelio. Los hogares marcados por la gracia enseñan a los niños a vivir el Evangelio en la práctica. Si hay gritos o resentimiento, los niños no aprenderán a perdonar. El perdón y el amor son los materiales que construyen relaciones duraderas y enseñan a los niños a acercarse a Dios sin miedo.

7. Criar Hijos en el Señor Crea Generaciones Piadosas

Salmo 128:1-3: "Bienaventurado el hombre que teme al Señor... tu mujer será como vid fructífera, tus hijos como plantas de olivo alrededor de tu mesa."

El resultado de una crianza centrada en el Señor es la bendición generacional. Cuando los padres temen a Dios y viven Su Palabra, la bendición se extiende a la familia y a las generaciones futuras. Los hijos, como "plantas de olivo", son saludables, firmes y preparados para extender la influencia de la fe.

Bosquejo sobre Efesios 6:4 No Provoquen a sus Hijos a Ira

  1. Bosquejo sobre Efesios 6:12 La Verdadera Batalla del Cristiano
  2. Bosquejo sobre Jeremías 6  Las Consecuencias de la Desobediencia a Dios
  3. Bosquejo sobre Santiago 5:16 La Oración del Justo: Poder que Transforma

Conclusión

Padres, el llamado no es a ser perfectos, sino a ser intencionales. No provoquen a sus hijos a ira mediante la dureza o la indiferencia, sino críenlos en la disciplina y amonestación del Señor a través de la Palabra y el amor. Confiesen sus errores, amen con sacrificio y vivan como un ejemplo de la gracia que quieren que sus hijos imiten. El camino de la obediencia trae bendición a sus mesas y a las generaciones que están por venir.


Bosquejo sobre Efesios 6:12 La Verdadera Batalla del Cristiano

 La Verdadera Batalla del Cristiano

(Texto Base: Efesios 6:12)

Introducción: Redefiniendo al Enemigo

Hermanos, a menudo nos sentimos frustrados en la vida porque estamos luchando en el campo de batalla equivocado. Culpamos a nuestra pareja, a nuestro jefe, al gobierno o a las circunstancias. Nos desgastamos en conflictos que parecen no tener solución.

El apóstol Pablo, sin embargo, nos da la perspectiva divina y la verdad innegable sobre nuestros verdaderos adversarios: "Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes."

Hoy, descubriremos la verdadera naturaleza de nuestra batalla y cómo Dios nos ha equipado para vencer.

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1. La Naturaleza Espiritual de la Batalla

Efesios 6:12: "Porque no tenemos lucha contra sangre y carne..."

La primera verdad que debemos asimilar es que la batalla del cristiano no es primariamente contra personas, gobiernos ni situaciones terrenales. El enemigo es invisible, pero real. El "sangre y carne" son simplemente los campos que el enemigo utiliza para manifestar su ataque.

El error de muchos es luchar contra el hombre, la crítica o el problema, y olvidar que tras las circunstancias hay una batalla espiritual. Cuando cambiamos nuestro enfoque del enemigo humano al enemigo espiritual, podemos dejar de lado la frustración y la amargura para revestirnos del poder de Dios.

2. El Enemigo es Poderoso, Pero Limitado

1 Pedro 5:8: "Sed sobrios y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar."

Pablo nos da un listado de fuerzas: principados, potestades, gobernadores de las tinieblas. Estas son estructuras de maldad muy organizadas, lideradas por el diablo. El enemigo busca destruir, desanimar y devorar.

Sin embargo, Pedro nos asegura que el diablo es como un león rugiente, lo que implica que su poder es a menudo más una amenaza aterradora que una fuerza absoluta. Él está sujeto a la soberanía de Dios. Los cristianos deben estar atentos y sobrios, conscientes de sus estrategias, y firmes en su fe, confiando siempre en la autoridad de Cristo.

3. La Armadura de Dios es Indispensable para la Victoria

Efesios 6:13: "Por tanto, tomen toda la armadura de Dios, para que puedan resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes."

Dios no nos envía al campo de batalla desarmados. La armadura es "de Dios," lo que significa que es Su provisión y Su poder. Nadie gana una batalla espiritual sin estar revestido de la armadura divina.

    • El Cinto de la Verdad (Integridad).

    • La Coraza de la Justicia (Rectitud de vida).

    • El Calzado del Evangelio de la Paz (Disposición para testificar).

    • El Escudo de la Fe (Para apagar los dardos).

    • El Yelmo de la Salvación (Seguridad en nuestra identidad).

La armadura nos protege, nos equipa y nos permite, después de la lucha, permanecer firmes.

4. La Palabra de Dios es el Arma Ofensiva

Efesios 6:17: "Y tomen el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios."

La armadura de Dios está compuesta mayormente por elementos defensivos, pero hay un arma de ataque: la Espada del Espíritu, que es la Palabra de Dios.

Así como Jesús derrotó a Satanás en el desierto con la Palabra (diciendo "Escrito está..."), los cristianos deben conocer y usar las Escrituras como su arma principal en la lucha contra el engaño, la tentación y el pecado. La Palabra de Dios es viva, eficaz y penetrante; es la verdad que desenmascara y destruye las mentiras del enemigo.

5. La Oración es Sostén en la Batalla

Efesios 6:18: "Orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos."

Una armadura de nada sirve si el soldado no está conectado a su comandante. La oración es el acto que mantiene al cristiano conectado a la fuente de poder: Dios.

    • En todo tiempo: Es constante.

    • Con toda oración y súplica: Es variada.

    • En el Espíritu: Es dirigida por el Espíritu Santo.

Es a través de la oración que el Espíritu Santo fortalece, guía y da discernimiento para resistir las fuerzas del mal. Además, la oración es un acto de amor, pues debemos orar con perseverancia y súplica por todos los santos.

6. El Creyente Debe Permanecer Firme en la Fe

Santiago 4:7: "Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros."

La victoria en la guerra espiritual no proviene del esfuerzo humano o de rituales extraños. Proviene de la sumisión a Dios. Cuando el cristiano se somete a la autoridad divina, se pone bajo el escudo del Todopoderoso. Si nos sometemos, el mandato de Dios para nosotros es simple: resistan. Cuando resistimos firmemente, el enemigo pierde poder sobre nuestra vida y huye.

7. Cristo ya Obtuvo la Victoria Final

Colosenses 2:15: "Y despojando a los principados y a las potestades, los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz."

Esta es la verdad más gloriosa y alentadora. La batalla continúa, sí, pero la guerra ya fue ganada en la cruz. Jesús, en Su muerte y resurrección, despojó al enemigo de su poder, lo exhibió públicamente y triunfó sobre él.

El cristiano no lucha para conquistar la victoria, sino para permanecer en ella; no luchamos por la autoridad, sino desde la autoridad que Cristo nos ha delegado. Somos vencedores por la obra consumada de Cristo.

Bosquejo sobre Efesios 6:12 La Verdadera Batalla del Cristiano

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Conclusión

La verdadera batalla del cristiano no es visible, sino espiritual. El poder del enemigo es real, pero su derrota es segura. Por lo tanto, la victoria no depende de la fuerza humana, sino del poder de Dios.

Nuestra respuesta hoy debe ser doble:

    1. Revestirnos de la armadura divina: Tomar cada pieza, vivir en integridad y justicia.

    2. Permanecer en Cristo: Ser firmes en la Palabra y constantes en la oración, recordando siempre que Cristo ya venció por nosotros.

Peleemos esta buena batalla con la confianza de que nuestro General, Jesucristo, ha garantizado nuestro triunfo.


Bosquejo sobre Jeremías 6 Las Consecuencias de la Desobediencia a Dios

 Las Consecuencias de la Desobediencia a Dios

(Texto Base: Jeremías 6)

Introducción: El Profeta del Juicio Inminente

Hermanos, el libro de Jeremías nos lleva a un tiempo oscuro en la historia de Judá, justo antes de que la nación enfrentara su peor catástrofe: la destrucción de Jerusalén. El profeta Jeremías, a menudo llamado el "profeta llorón", no trajo un mensaje de consuelo, sino la dura verdad. Su mensaje era: el juicio viene, y viene porque el pueblo se ha negado persistentemente a obedecer a Dios.

Jeremías 6 no es solo una página de historia antigua; es un espejo que nos muestra las consecuencias inevitables y aterradoras de la desobediencia obstinada.

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1. La Voz de Advertencia de Dios No Debe Ignorarse

Jeremías 6:1: "¡Huyan, hijos de Benjamín, de en medio de Jerusalén! ¡Toquen la trompeta en Tecoa..."

Dios no castiga sin avisar. A lo largo de la historia, Él siempre envía advertencias antes del juicio. La trompeta en Tecoa era una señal de guerra, un llamado de urgencia. Hoy, Dios nos advierte a través de Su Palabra, de las circunstancias y de la voz de nuestra conciencia. La desobediencia comienza, precisamente, cuando las personas ignoran las señales de Dios y los llamados de arrepentimiento.

2. La Destrucción es el Resultado de la Corrupción Espiritual

Jeremías 6:1b: "¡He aquí, se avecina desastre sobre Jerusalén, y gran destrucción!"

Jerusalén no fue destruida por mala suerte o por la fuerza superior de Babilonia únicamente. Fue el resultado de su propia corrupción interna. La ciudad, que debía ser santa, se había apartado. El pecado colectivo invita al juicio divino. Debemos entender que nuestras acciones tienen consecuencias. Si sembramos corrupción y desobediencia, la cosecha será la destrucción.

3. El Pecado Madura Cuando las Personas se Resisten a la Corrección

Jeremías 6:6-13: “Corten su vid, porque no es del Señor; pues desde el más pequeño hasta el más grande, todos se entregan a la avaricia.”

Aquí vemos la descripción de una nación donde el pecado ha madurado. La corrupción ha carcomido la sociedad de arriba abajo. Cuando el corazón cede a la injusticia y la avaricia, la nación se corrompe. La desobediencia crece y se hace invencible cuando no hay un arrepentimiento genuino ni voluntad de corregir el camino.

4. La Palabra de Dios es Rechazada por los Desobedientes

Jeremías 6:10: “¿A quién hablaré y testificaré para que escuchen? He aquí, su oído es incircunciso, y no pueden oír.”

Este es quizás uno de los puntos más tristes. Dios está hablando, pero Su pueblo no puede oír. El término "oído incircunciso" significa un oído espiritual cerrado. El oído espiritual se cierra cuando el corazón se endurece. Dios habla hoy, pero los desobedientes, cuya mente está ocupada con sus propios deseos, se niegan a escuchar y Su Palabra se vuelve un fastidio para ellos.

5. La Religiosidad Vacía No Reemplaza la Obediencia

Jeremías 6:13: “Desde el más pequeño hasta el más grande, todos buscan la ganancia; desde el profeta hasta el sacerdote, todos obran con engaño.”

El problema de Judá no era la falta de templos o rituales; el problema era la hipocresía. Tenían una apariencia de fe, pero sus vidas estaban marcadas por la injusticia y el engaño, incluso los líderes religiosos. A Dios no le agrada la adoración carente de verdad. Una vida de desobediencia hace que nuestra adoración sea vacía y ofensiva para Él.

6. La Falsa Paz es el Lenguaje de los Desobedientes

Jeremías 6:14: “Y curan a la ligera la herida de la hija de mi pueblo, diciendo: ‘Paz, paz’, cuando no hay paz.”

El pueblo no quería escuchar la verdad, por lo que los falsos profetas les daban el mensaje que querían oír: "Todo está bien, hay paz." La desobediencia conduce al engaño colectivo. Muchos hoy prefieren escuchar mensajes agradables y superficiales en lugar de la verdad que libera y que llama al arrepentimiento. La verdadera paz solo se encuentra en la obediencia a la voluntad de Dios.

7. La Vergüenza es Reemplazada por la Indiferencia Espiritual

Jeremías 6:15: “¿Se avergonzaron cuando cometieron abominación? No, no se avergonzaron en absoluto, ni conocieron la vergüenza.”

Este es un punto de no retorno. Cuando el pecado deja de causar vergüenza, el juicio está cerca. La pérdida del sentido de la vergüenza es la prueba más clara de que la conciencia se ha cauterizado. Una conciencia cauterizada es señal de separación de Dios. Ya no sienten dolor por su pecado, lo que indica que han llegado a un estado de total indiferencia espiritual.

8. Dios Ofrece el Camino Correcto, Pero el Pueblo Prefiere el Equivocado

Jeremías 6:16: “Paraos en los caminos y mirad, y preguntad por las sendas antiguas... Pero dijeron: 'No andaremos por ellas'.”

Aquí Dios, en Su misericordia final, les da una oportunidad: "Pregunten por las sendas antiguas," el camino de la fe, la obediencia y la rectitud. Pero su respuesta es tajante y arrogante: "No andaremos por ellas." Su desobediencia es un acto de orgullo. Las sendas antiguas representan los principios eternos de la fe que nunca cambian.

9. El Castigo Viene Porque el Pueblo No Escuchó

Jeremías 6:19: “Pero no escucharon ni inclinaron su oído; anduvieron en sus propios consejos.”

El juicio de Dios no es arbitrario; es la consecuencia inevitable de la desobediencia voluntaria. El castigo viene porque el pueblo, tercamente, no escuchó. El juicio es el resultado de la terquedad espiritual y de la elección consciente de seguir los propios consejos antes que la voz de Dios.

10. Dios Prueba a Su Pueblo para Revelar la Dureza de Su Corazón

Jeremías 6:30: “El Señor los llamó plata desechada, porque el Señor los rechazó.”

Dios sometió a Su pueblo a la prueba, como si los estuviera refinando como plata. El fuego de la prueba tenía el objetivo de quemar la escoria, pero reveló que el pueblo no era plata, sino solo escoria. La desobediencia continua conduce al rechazo espiritual. Dios nos prueba para ver la condición de nuestro corazón.

Bosquejo sobre Jeremías 6  Las Consecuencias de la Desobediencia a Dios


Conclusión: El Llamado a las Sendas Antiguas

Jeremías 6 refleja la humanidad actual: muchos escuchan, pero pocos obedecen. El juicio que le sobrevino a Judá fue el resultado de ignorar las advertencias, buscar la avaricia, practicar la hipocresía y rechazar el camino de Dios.

Dios todavía llama a Su pueblo a los “viejos caminos”: a la fe verdadera, la obediencia sincera y el arrepentimiento genuino.

El remedio para la desobediencia es doble:

    1. Escuchar la voz de Dios con un oído y un corazón circuncidado.

    2. Volver a las sendas del Señor que son de justicia, amor y verdad.

Que el Espíritu Santo nos dé hoy la gracia para decir: "Sí, andaremos por ellas."


Bosquejo sobre Santiago 5:16 La Oración del Justo: Poder que Transforma

 La Oración del Justo: Poder que Transforma

(Texto Base: Santiago 5:16)

Introducción: La pregunta del poder

Hermanos, todos oramos. Pero, ¿con qué confianza oramos? ¿Alguna vez nos hemos preguntado por qué algunas oraciones parecen mover montañas, mientras que otras parecen caer al vacío? Santiago, el medio hermano de Jesús, nos da la respuesta. No se trata de la elocuencia, ni del volumen, ni de la duración de la oración, sino de la condición del que ora. Él nos dice: "La oración eficaz del justo puede mucho."

Hoy examinaremos lo que significa ser un "justo" y cómo nuestra oración puede alcanzar ese poder transformador.

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1. La oración del justo va precedida de la confesión y el arrepentimiento

Santiago 5:16a: "Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por otros, para que seáis sanados."

El versículo central comienza con una condición: la confesión. La Biblia nos enseña que el pecado interrumpe la comunión con Dios (Isaías 59:2). Por lo tanto, el poder de la oración está ligado a un corazón limpio y sincero.

    • Confesión a Dios: Es reconocer nuestra culpa.

    • Confesión al hermano: Es buscar la restauración de las relaciones.

Esta confesión libera a quien ora y restaura la comunión, no solo con Dios, sino también con Sus hermanos. No podemos esperar que la oración sea eficaz si estamos aferrados al orgullo o al pecado no arrepentido.

2. La oración del justo es eficaz y poderosa

Santiago 5:16b: "La oración eficaz del justo puede mucho."

La palabra griega para "eficaz" aquí tiene la idea de algo que es activo, que está obrando o funcionando. La oración del justo no es solo una actividad piadosa; es una fuerza espiritual que produce resultados y conmueve lo sobrenatural. ¿Por qué es poderosa? Porque el justo es aquel que ha sido justificado por la fe en Cristo y, por lo tanto, busca caminar en rectitud y obediencia. Dios no atiende a la persona, sino a la justicia de Su Hijo manifestada en el creyente.

3. El ejemplo de Elías demuestra el poder de la oración perseverante

Santiago 5:17-18: "Elías era un hombre sujeto a pasiones semejantes a las nuestras, y oró para que no lloviera... y volvió a orar, y el cielo dio lluvia."

Santiago nos presenta a un gigante de la fe: Elías. Pero inmediatamente nos recuerda que Elías era un hombre "sujeto a pasiones semejantes a las nuestras". Tenía miedos, dudas y momentos de debilidad. Esto es vital: la oración eficaz no es fruto de la perfección humana, sino de la fe firme en un Dios fiel. El poder residía en el Dios a quien oraba Elías, no en Elías mismo. Su ejemplo nos llama a la perseverancia y a la fe a pesar de nuestras imperfecciones.

4. La oración del justo trae sanidad y restauración

Santiago 5:15: "Y la oración de fe salvará al enfermo, y el Señor lo levantará; y si ha cometido pecados, le serán perdonados."

Santiago enfatiza que la oración de fe impacta todas las dimensiones del ser humano. Cuando el justo ora:

    • Trae sanidad física: El Señor levanta al enfermo.

    • Trae sanidad espiritual: Los pecados le son perdonados.

Dios responde a la oración del justo, trayendo sanidad física, emocional y espiritual. Es un testimonio del poder restaurador de Dios, quien se preocupa por nuestra alma tanto como por nuestro cuerpo.

5. La oración del justo promueve la unidad y el amor entre hermanos y hermanas

Efesios 6:18: "Orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos."

El justo no solo ora por sí mismo. Su corazón, moldeado por el Espíritu, se expande para incluir a los demás. El justo intercede por los demás, promoviendo la unidad y el amor en el cuerpo de Cristo. Este acto de intercesión es una de las manifestaciones más puras del amor práctico.

6. La oración del justo revela una dependencia total de Dios

Salmo 34:15: "Los ojos del Señor están sobre los justos, y sus oídos atentos a su clamor."

El justo entiende que no tiene poder en sí mismo, por eso vive en un estado de dependencia total de Dios. El justo confía en que Dios no solo está atento, sino que actúa en respuesta al clamor sincero de su corazón. Su oración es un reconocimiento de la soberanía de Dios y de su propia necesidad.

7. La oración del justo glorifica el nombre de Dios

Juan 14:13: "Y todo lo que pidáis en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo."

Este es el objetivo final y más elevado. El propósito de la oración del justo no es exaltar al hombre, su fe o sus logros, sino glorificar al Señor. Cuando Dios responde la oración eficaz, todos ven Su poder y Su fidelidad. Nuestras oraciones y Sus respuestas deben tener un solo fin: que el mundo entero sepa que nuestro Dios es grande.

Bosquejo sobre Santiago 5:16 La Oración del Justo: Poder que Transforma
  1. Bosquejo Sobre Gálatas 5:16-17  Andar en el Espíritu para Vencer la Carne
  2. Bosquejo sobre el Trono de la Gracia Hebreos 4:16
  3. Bosquejo sobre Salmos 4 Paz en medio de la angustia


Conclusión: 

Acerquémonos al Trono

La oración eficaz y poderosa está disponible para ti, no por ser perfecto, sino por ser justificado en Cristo.

El llamado final es doble:

    1. Arrepiéntete y confiesa: Si hay algo en tu vida que interrumpe tu comunión, confiésalo y recibe el perdón.

    2. Ora con fe y perseverancia: Al igual que Elías, sé un hombre o una mujer de oración.

Que hoy seamos movidos a limpiar nuestros corazones para que, como justos en Cristo, nuestra oración pueda mucho.


Bosquejo Sobre Gálatas 5:16-17 Andar en el Espíritu para Vencer la Carne

 Andar en el Espíritu para Vencer la Carne

(Texto Base: Gálatas 5:16-17)

Introducción: El Conflicto Interno

Hermanos, ¿quién de nosotros no conoce la frustración de querer hacer el bien y terminar haciendo lo que no quiere? El apóstol Pablo describe esta batalla en Romanos, y aquí, en Gálatas, nos ofrece la solución divina al conflicto que vive todo creyente. Nuestra vida es un campo de batalla. De un lado están los deseos de la carne, egoístas y destructivos; del otro, la dirección del Espíritu Santo, santa y vivificadora.

El mensaje de hoy es claro y nos ofrece la estrategia de Dios: "Pero yo digo: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne." (Gálatas 5:16)

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1. Fuimos llamados a la libertad, pero no a la carne

"Porque ustedes, hermanos, fueron llamados a la libertad. No usen la libertad como pretexto para la carne, sino sírvanse por amor los unos a los otros." (Gálatas 5:13)

Nuestra salvación en Cristo nos ha librado de la esclavitud del pecado y de la condenación de la ley. ¡Somos libres! Pero esta libertad no es una licencia para volver a la inmundicia y el egoísmo. La verdadera libertad en Cristo es una oportunidad para servir. El propósito de la libertad es que, en lugar de servir a nuestro propio yo carnal, sirvamos a nuestro prójimo por amor.

2. La ley se cumple al amarnos unos a otros

"Porque toda la ley se cumple en esta sola palabra: 'Amarás a tu prójimo como a ti mismo'." (Gálatas 5:14)

Cuando nos movemos por el Espíritu, el fruto más visible es el amor. Este amor práctico es la esencia de toda la Ley de Dios. No necesitamos una lista de reglas para cumplir con cada mandamiento, porque al amar al prójimo, estamos automáticamente cumpliendo la ley. Vivir verdaderamente en el Espíritu se revela, por encima de todo, en el amor práctico y desinteresado.

3. El peligro de vivir en conflictos carnales

"Pero si se muerden y se devoran unos a otros, tengan cuidado de no ser consumidos unos por otros." (Gálatas 5:15)

La carne se manifiesta con especial virulencia en las relaciones. El ego, el orgullo, la ambición personal, la envidia; todos estos son motores que generan división. El resultado de seguir la carne en la iglesia o en la familia es la destrucción mutua. La carne no solo nos daña a nosotros mismos, sino que genera división y destrucción en toda relación.

4. Andar en el Espíritu es la victoria sobre los deseos de la carne

"Pero yo digo: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne." (Gálatas 5:16)

Aquí está la clave de Pablo. La solución a la carne no es intentar reprimirla con fuerza de voluntad (lo que se llama legalismo), sino caminar llenos del Espíritu. "Andar" implica un movimiento continuo, una dependencia diaria. Significa sintonizar nuestros pensamientos, nuestras acciones y nuestras decisiones con la guía del Espíritu Santo. Andar en el Espíritu es la victoria sobre los deseos de la carne.

5. La carne y el Espíritu están en constante oposición

"Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y estos se oponen entre sí, para que no podáis hacer lo que deseáis." (Gálatas 5:17)

Debemos reconocer la realidad del conflicto interno. El pecado nunca se rinde; el Espíritu nunca se rinde. Esta batalla es la prueba de que eres un creyente, porque en el inconverso solo existe un deseo: el de la carne. Todo creyente experimenta esta constante oposición. Pero el versículo no termina con frustración, sino con propósito: ¡para que no hagáis lo que la carne quiere! En el Espíritu hay victoria.

6. Guiados por el Espíritu, no estamos bajo la ley

"Pero si sois guiados por el Espíritu, no estáis bajo la ley." (Gálatas 5:18)

Cuando somos guiados por el Espíritu, Su influencia nos impulsa a una vida que naturalmente agrada a Dios. No necesitamos la ley como un amo que nos castiga, sino que el Espíritu nos da el deseo y el poder para cumplir la voluntad de Dios. El Espíritu nos libera de la esclavitud de la ley y nos conduce a una vida de santidad que es espontánea, no forzada.

7. Las obras de la carne traen destrucción

"Y manifiestas son las obras de la carne, que son: fornicación, impureza y lascivia..." (Gálatas 5:19-21a)

El apóstol Pablo enumera una lista clara de los frutos que produce la carne: desde pecados sexuales hasta idolatría, enemistades y borracheras. Estas obras son "manifiestas," es decir, son evidentes, no se pueden ocultar. Quienes siguen la carne manifiestan un estilo de vida contrario a Dios; sus frutos son siempre amargos y conducen a la ruina.

8. Quienes viven conforme a la carne no heredarán el reino de Dios

"...y quienes practican tales cosas no heredarán el reino de Dios." (Gálatas 5:21b)

Este es un punto serio y solemne. El que practica la carne no es salvo. No se trata de un desliz, sino de un estilo de vida continuo. Elegir vivir en la carne es incompatible con el reino eterno. Si la vida de alguien demuestra continuamente los frutos de la carne, demuestra que la conversión al Espíritu nunca fue real. Nuestro patrón de vida debe reflejar la nueva naturaleza que hemos recibido.

9. Crucificados con Cristo, vivimos por el Espíritu

"Y los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos." (Gálatas 5:24)

Para que el Espíritu tenga libertad de obrar, la carne debe ser sometida. "Crucificar" no es un evento de una sola vez, sino una decisión diaria de negarnos a nosotros mismos. Al igual que un crucificado no puede volver a la vida para satisfacer sus deseos, nosotros debemos considerar nuestros viejos deseos muertos. La victoria sobre la carne está en la cruz y en vivir diariamente en el poder del Espíritu que mora en nosotros.

10. Andar y vivir en el Espíritu es nuestro llamado diario

"Si vivimos en el Espíritu, andemos también en el Espíritu." (Gálatas 5:25)

Esta es la conclusión lógica y la exhortación final. Si hemos sido vivificados por el Espíritu (vivimos en el Espíritu), entonces debemos movernos, comportarnos y tomar decisiones bajo Su dirección (andemos en el Espíritu). No basta con tener el Espíritu, hay que andar en sintonía con Él. Esto es un mandato activo:

    • Pasar tiempo en Su Palabra.

    • Orar constantemente, buscando Su dirección.

    • Tomar decisiones que reflejen el fruto del Espíritu (amor, gozo, paz...).

Bosquejo Sobre Gálatas 5:16-17  Andar en el Espíritu para Vencer la Carne

  1. Bosquejo sobre el Trono de la Gracia Hebreos 4:16
  2. Bosquejo sobre Salmos 4 Paz en medio de la angustia
  3. Bosquejo sobre Efesios 5:1 Sed imitadores de Dios, como hijos amados 

Conclusión

Hermanos, la carne quiere devorarnos, pero el Espíritu nos ofrece la victoria. El secreto no está en esforzarse más, sino en rendirse más al Espíritu Santo.

La invitación de Dios hoy es: Andad en el Espíritu. Haz de la guía del Espíritu tu camino diario. Renuncia hoy mismo a las obras de la carne y experimenta la verdadera libertad que se manifiesta en el amor, la santidad y la paz. ¡Que el Espíritu Santo nos guíe hoy y siempre!


Bosquejo sobre el Trono de la Gracia Hebreos 4:16

 El Trono de la Gracia

(Hebreos 4:16)

Introducción

Hermanos, ¿cuántos de ustedes han sentido el peso de los desafíos de la vida?  ¿El estrés del trabajo, la incertidumbre de las relaciones, o el temor a lo que el futuro depara? En esos momentos, nuestra tendencia natural es buscar un lugar seguro, un refugio. Buscamos ayuda en nuestros amigos, en nuestras familias o en nuestros propios recursos. Pero la Palabra de Dios nos señala un lugar de refugio definitivo, un lugar al que podemos acercarnos con la plena certeza de que seremos recibidos y ayudados. Ese lugar es el trono de la gracia.

Hebreos 4:16 nos hace una invitación asombrosa: "Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro." Este versículo nos dice que, al acercarnos a Dios, tres cosas maravillosas suceden.

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1. Recibimos Misericordia

El primer regalo que encontramos al acercarnos al trono de la gracia es la misericordia. La misericordia, en su esencia, es no recibir el castigo que merecemos. 

Como pecadores, hemos fallado. Hemos dicho y hecho cosas que nos separan de la santidad de Dios. Por nuestras propias obras, somos dignos de Su juicio. Sin embargo, cuando nos acercamos a Él, no encontramos un juez listo para condenar, sino un Padre listo para perdonar. En el trono de la gracia, la misericordia nos cubre. 

No importa cuán grandes o pequeños sean nuestros errores, Él nos ofrece una nueva oportunidad.


2. Recibimos la Gracia de Dios

En segundo lugar, recibimos gracia. Si la misericordia es no recibir lo que merecemos, la gracia es recibir lo que no merecemos. Es el favor inmerecido de Dios. 

En el trono de la gracia, no solo se nos perdonan nuestros pecados, sino que también se nos da algo que jamás podríamos ganar o merecer por nuestra cuenta: la presencia de Dios, Su amor incondicional, Su Espíritu Santo. 

La gracia es el regalo de la salvación, de una vida renovada, de la esperanza eterna. No es un premio por un buen desempeño, sino un obsequio de un corazón que ama sin límites.


3. Recibimos Ayuda en Tiempos de Necesidad

Finalmente, al acercarnos al trono de la gracia, encontramos ayuda. La Biblia lo llama "oportuno socorro". Esto significa que Dios está listo y dispuesto a ayudarnos en el momento exacto en que lo necesitamos. 

No un minuto antes, ni un minuto después, sino justo a tiempo. Su ayuda no es teórica; es práctica. Cuando la enfermedad nos ataca, cuando las deudas nos agobian, o cuando la soledad nos invade, podemos ir a Él. 

En el trono de la gracia, Él nos equipa con la fuerza, la sabiduría y la dirección que necesitamos para superar cada desafío.

3 Cosas que Suceden en el Trono de la Gracia Hebreos 4:16

Conclusión

Así que, ¿qué hacemos con esta verdad? No la guardamos, la vivimos. El trono de la gracia está disponible para nosotros en todo momento, no solo en la iglesia. En la quietud de nuestra casa, en medio de nuestra jornada laboral, en la noche solitaria, podemos acercarnos a Él con confianza.


Hoy, te invito a depositar todas tus cargas a los pies del Señor. Confiemos en el trono de la gracia, sabiendo que allí encontraremos la misericordia que perdona, la gracia que transforma y la ayuda que nos sustenta en cada momento de nuestra vida.

Bosquejo sobre Salmos 4 Paz en medio de la angustia

 Paz en medio de la angustia

(Basado en Salmo 4)


Introducción

Hermanos, ¿cuántos de ustedes se han sentido abrumados por la angustia? La vida está llena de momentos en los que el dolor, la frustración o la incertidumbre nos invaden.  En esos instantes, buscamos desesperadamente la paz, un respiro del peso que llevamos. El Salmo 4, escrito por el rey David en un momento de gran tribulación, nos ofrece una hoja de ruta para encontrar esa paz. No es una paz superficial o efímera, sino una paz profunda y duradera que solo Dios puede dar.

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1. Clamando a Dios, que responde en la angustia

"Respóndeme cuando clamo, oh Dios de mi justicia; me has dado alivio en mis angustias; ten piedad de mí y escucha mi oración." (Salmo 4:1)


El salmo comienza con un clamor. David no oculta su angustia, sino que la lleva directamente a Dios. Él sabe que su Dios es el Dios de su justicia, lo que significa que es un Dios que lo vindicará y lo defenderá. La primera lección es simple pero poderosa: en tiempos de dificultad, nuestro primer paso debe ser clamar a Dios. No a las redes sociales, no a las distracciones del mundo, sino a Aquel que ya ha demostrado Su fidelidad en el pasado. El creyente puede confiar en que Dios no es indiferente a su sufrimiento, sino que lo escucha y responde.


2. El mundo se aferra a la vanidad

"Oh hombres, ¿hasta cuándo convertiréis mi gloria en deshonra? ¿Hasta cuándo amaréis la vanidad y buscaréis la mentira?" (Salmo 4:2)


Aquí David contrasta su fe con la mentalidad del mundo. Mientras él busca a Dios, los que lo rodean buscan la vanidad. La "vanidad" en la Biblia se refiere a lo que es vacío, sin valor y engañoso. Son las promesas falsas de felicidad que el mundo ofrece: la fama, el poder, el dinero.  El mundo rechaza la verdad de Dios y se aferra a lo que no tiene valor eterno. David les pregunta: "¿Hasta cuándo?" Es un llamado a que se den cuenta de que su búsqueda de satisfacción en cosas temporales solo los llevará al vacío.


3. El Señor elige y escucha a los suyos

"Pero sabed esto: el Señor aparta a los piadosos para sí; el Señor me escucha cuando clamo a él." (Salmo 4:3)


Este versículo es un recordatorio crucial. Aunque el mundo se burle y se desvíe, Dios tiene un pueblo. Él ha "apartado a los piadosos para sí". Esto no es por mérito nuestro, sino por Su gracia. El pueblo de Dios no es olvidado; Él lo conoce y responde a sus siervos. Cuando clamamos a Él, Él nos escucha porque somos Sus hijos. Esta verdad debe darnos una gran seguridad y confianza.


4. Reverencia y Examen Interno

"Enójate, pero no peques; medita en tu corazón en tu lecho, y tendrás paz." (Salmo 4:4)


Aquí, David nos da un consejo práctico. En la angustia, es natural sentir enojo, pero debemos asegurarnos de que el enojo no nos lleve al pecado. Nos dice que hagamos una pausa, que nos "acostemos y meditemos" en nuestro corazón. La vida espiritual requiere autocontrol, reflexión y comunión silenciosa con Dios. La paz no viene de la acción frenética, sino de un momento de quietud donde nos examinamos y le entregamos nuestras preocupaciones a Dios.


5. El Verdadero Sacrificio es Confianza

"Ofreced sacrificios de justicia, y confiad en el Señor." (Salmo 4:5)


En el Antiguo Testamento, el sacrificio era una parte central de la adoración. Pero David nos dice que el verdadero sacrificio no es solo un ritual, sino la obediencia y la confianza en Dios. La "justicia" aquí no se refiere a ser perfectos, sino a hacer lo que es correcto ante los ojos de Dios y a confiar en Él plenamente. Esto es un acto de adoración genuina.


6. El Mundo Busca Gozo Efímero

"Muchos dicen: '¿Quién nos mostrará el bien?'" (Salmo 4:6a)


El clamor del mundo es universal: "¿Quién me hará feliz? ¿Quién me mostrará lo bueno?"  La gente busca la felicidad en lo externo, en las posesiones, en los logros, pero nunca encuentra satisfacción duradera. Este clamor demuestra un vacío profundo que solo puede ser llenado por Dios.


7. La Luz del Rostro de Dios Trae Gozo

"Oh Señor, alza sobre nosotros la luz de tu rostro." (Salmo 4:6b)


En contraste con la búsqueda vana del mundo, el salmista pide la luz del rostro de Dios. La "luz del rostro de Dios" es una metáfora para Su favor, Su presencia y Su aprobación. El verdadero gozo no es una sensación que se encuentra en una situación, sino un estado del alma que proviene directamente de la presencia y el favor de Dios.


8. El gozo es mayor que la prosperidad material

"Has puesto alegría en mi corazón, más que cuando abundaban el trigo y el mosto." (Salmo 4:7)


David tenía riquezas, pero su gozo no provenía de ellas. Nos dice que el gozo que Dios le ha dado es mayor que la prosperidad material. La paz de Dios supera cualquier abundancia terrenal. Esto nos enseña que el gozo verdadero no es el resultado de tener mucho, sino de tener a Dios.


9. Paz y descanso solo en Dios

"En paz me acostaré y también dormiré, porque solo tú, Señor, me haces vivir seguro." (Salmo 4:8)


El salmo termina con una imagen de paz absoluta. A pesar de los enemigos y los problemas, David se acuesta y duerme en paz. Este versículo encapsula el mensaje central: quienes confían en Dios experimentan verdadero descanso y completa seguridad. La paz de Dios es tan profunda que nos permite descansar incluso en medio de la tormenta. Es un regalo que nos permite vivir sin ansiedad, sabiendo que estamos seguros en Sus manos.

Bosquejo sobre Salmos 4 Paz en medio de la angustia
  1. Bosquejo sobre Efesios 5:1 Sed imitadores de Dios, como hijos amados 
  2. Bosquejo sobre Salmo 46 -  Dios es nuestro refugio y fortaleza
  3. Bosquejo sobre Lamentaciones 3:40 Examinemos nuestros caminos y regresemos al Señor


Conclusión

En un mundo lleno de angustia, el Salmo 4 es un faro de esperanza. Nos enseña que la paz no es la ausencia de problemas, sino la presencia de Dios en medio de ellos. Al clamar a Él, al rechazar la vanidad del mundo, al meditar en Su Palabra, y al confiar en Su favor, podemos encontrar el verdadero gozo y la seguridad. Hoy, te invito a encontrar tu paz en el único lugar donde se puede hallar, al poner tu confianza total en el Señor.

Bosquejo sobre Efesios 5:1 Sed imitadores de Dios, como hijos amados

 Sed imitadores de Dios, como hijos amados

(Basado en Efesios 5:1)


Introducción

Hermanos, ¿se han detenido a pensar cómo es nuestra relación con Dios? La Biblia no solo nos llama a ser Sus siervos o Sus adoradores, sino algo mucho más íntimo y profundo: hijos amados.  Y al igual que un niño que admira y busca imitar a su padre, nosotros, como hijos de Dios, somos llamados a imitar a nuestro Padre celestial. El apóstol Pablo nos lo dice directamente en Efesios 5:1: "Sed, pues, imitadores de Dios, como hijos amados."

Imitar a Dios no es una tarea imposible ni un simple deber religioso; es la manifestación natural de nuestra nueva identidad en Cristo. Es el reflejo de una relación de amor.

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1. Imitar a Dios es vivir en amor, como Cristo nos amó

Efesios 5:2: "Y andad en amor, como también Cristo nos amó, y se entregó a sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios en olor fragante."


La primera y más grande característica que debemos imitar de nuestro Padre es Su amor. No cualquier tipo de amor, sino el amor sacrificial que Cristo demostró en la cruz. Este amor no es pasivo; es una acción. No es egoísta; se entrega a sí mismo por el bien de los demás.  Es un amor que se convierte en una ofrenda a Dios, un "olor fragante" que le agrada. El amor de Cristo es el modelo supremo de cómo debemos vivir con los demás, y el primer paso para imitar a Dios.


2. Imitar a Dios es huir de las obras de las tinieblas

Efesios 5:11: "Y no participéis en las obras infructuosas de las tinieblas, sino más bien reprendedlas."


Imitar a Dios no es solo hacer lo que es bueno, sino también rechazar activamente lo que es malo. Un hijo de la luz no puede caminar en la oscuridad. Las "obras infructuosas de las tinieblas" son el pecado, que no produce nada de valor ni de bien.  Quienes imitan a Dios no se conforman al pecado, sino que viven en la luz de la verdad, exponiendo la maldad con su vida de rectitud. No se trata de juzgar a otros, sino de vivir de una manera tan diferente que la luz de Cristo en nosotros revele lo que está mal.


3. Imitar a Dios es ser santo en toda tu vida

1 Pedro 1:15-16: "Sino, como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir; porque escrito está: 'Sed santos, porque yo soy santo'."


La santidad es la principal característica de nuestro Padre celestial. Él es absolutamente puro, sin mancha ni pecado. Por lo tanto, el llamado a imitarle es un llamado a la santidad. Esto no es solo para el templo o la iglesia; la santidad debe manifestarse en toda nuestra manera de vivir.  En nuestras conversaciones, en nuestras finanzas, en nuestras relaciones, en nuestro trabajo. La santidad es la búsqueda constante de reflejar el carácter de Dios en cada área de nuestra vida, y es la principal señal de que somos Sus hijos.


4. Manifestar bondad, justicia y verdad

Efesios 5:9: "(Porque el fruto del Espíritu es en toda bondad, justicia y verdad.)"


¿Cómo se ve la imitación de Dios en la vida diaria? El apóstol nos lo explica: se ve en la bondad, en la justicia y en la verdad. Estas no son virtudes abstractas, sino acciones prácticas. La bondad se manifiesta en nuestra generosidad hacia los necesitados. La justicia se ve en cómo tratamos a los demás con equidad. Y la verdad se muestra en la integridad de nuestras palabras y promesas.  Imitar a Dios es reflejar Su carácter a través de nuestras acciones prácticas, demostrando con nuestra vida lo que creemos en nuestro corazón.


5. Imitando a Dios siguiendo los pasos de Cristo

1 Pedro 2:21: "Pues para esto fuisteis llamados, porque también Cristo padeció por nosotros, dejándonos ejemplo, para que sigáis sus pisadas."

Cristo es el modelo perfecto de cómo imitar a Dios. Su vida fue un ejemplo de obediencia, humildad y servicio. El camino del discipulado es el camino de la imitación.

Nos han sido dejadas las "pisadas" de Cristo para que las sigamos. El camino puede ser difícil, pero no caminamos solos. Al seguir Sus pasos, aprendemos a ser mansos, a servir a los demás y a obedecer la voluntad del Padre en todo.


6. Viviendo como embajadores de Cristo en el mundo

2 Corintios 5:20: "Así que, somos embajadores de Cristo, como si Dios rogase por medio de nosotros. Os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios."


Finalmente, somos llamados a ser embajadores de Cristo. Un embajador representa a su país en una nación extranjera, y nosotros representamos el reino de Dios aquí en la tierra.  Nuestra vida es un reflejo visible de Dios; por lo tanto, debemos representar bien Su carácter. Al imitar a Dios, nos convertimos en un instrumento que Él usa para rogar a las personas que se reconcilien con Él. Nuestra vida es el sermón más poderoso que alguien puede escuchar.

Bosquejo sobre Efesios 5:1 Sed imitadores de Dios, como hijos amados

Conclusión

Imitar a Dios, como hijos amados, es el propósito más alto de la vida cristiana. Se manifiesta en nuestro amor sacrificial, en nuestro rechazo al pecado, en nuestra búsqueda de la santidad, en nuestras acciones de bondad y justicia, y en seguir los pasos de nuestro Señor Jesucristo. Que hoy, con la ayuda del Espíritu Santo, podamos examinar nuestras vidas y preguntarnos: ¿estoy imitando a mi Padre celestial?

Que seamos Sus hijos no solo de nombre, sino de carácter.

Bosquejo sobre Salmo 46 - Dios es nuestro refugio y fortaleza

 Dios es nuestro refugio y fortaleza

(Basado en Salmo 46)


Introducción

En un mundo lleno de incertidumbre, crisis y agitación, ¿dónde podemos encontrar un lugar seguro? Las noticias nos bombardean con conflictos, desastres naturales y desafíos personales que pueden hacer que nos sintamos indefensos. Pero en medio de este caos, la Biblia nos ofrece una verdad inmutable, una roca firme en la cual podemos pararnos. El Salmo 46 es un canto de confianza que nos recuerda quién es Dios para Su pueblo. Es una proclamación audaz que nos enseña a encontrar seguridad no en nuestras circunstancias, sino en la presencia del Todopoderoso.

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1. Dios es nuestro refugio en medio de las crisis

"Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en los momentos difíciles." (Salmo 46:1)


La primera verdad que encontramos en este salmo es la más fundamental: Dios es nuestro refugio. Un refugio es un lugar de protección, un espacio seguro cuando la tormenta arrecia. Cuando todo a nuestro alrededor se desmorona, cuando las finanzas flaquean, cuando la salud se deteriora o cuando las relaciones se rompen, el creyente encuentra seguridad no en sí mismo, sino en Dios. Él no es un refugio lejano, sino un "pronto auxilio". Él está presente, disponible y activamente involucrado en nuestros momentos de mayor necesidad.


2. La fe vence el miedo

"Por tanto, no temeremos, aunque la tierra se desmorone y los montes se derrumben en el corazón del mar." (Salmo 46:2)


Debido a que Dios es nuestro refugio, el salmista nos invita a vivir sin miedo. ¿Se imaginan un caos más grande que la tierra desmoronándose y las montañas cayendo al mar? Este lenguaje figurado describe el caos más extremo, las crisis más abrumadoras. Sin embargo, la confianza en Dios nos permite enfrentar estos escenarios inimaginables. El miedo no se elimina por nuestra valentía, sino por nuestra fe en un Dios que es más grande que cualquier cosa que podamos enfrentar. La confianza en Él desarraiga el miedo de nuestro corazón.


3. Hay un río de paz que proviene de Dios

"Hay un río cuyas corrientes alegran la ciudad de Dios, la santa morada del Altísimo." (Salmo 46:4)


En contraste con el rugir del mar y el caos de la tierra, el salmista nos presenta una imagen de paz y serenidad: un río. Este río no es un río ordinario; sus corrientes traen alegría a la "ciudad de Dios", que es Su pueblo. Este río representa la presencia de Dios que fluye continuamente en nuestras vidas, trayendo gozo y sustento espiritual. Es la paz que sobrepasa todo entendimiento, una paz que está disponible para nosotros sin importar las crisis que nos rodeen.


4. Dios está en medio de su pueblo

"Dios está en medio de ella; jamás será conmovida; Dios la ayudará desde la mañana." (Salmo 46:5)


La fuente de nuestra estabilidad no es un sistema político, una economía fuerte o nuestras propias fuerzas. La fuente de nuestra estabilidad es la presencia de Dios en medio de Su pueblo. "Jamás será conmovida" no significa que no habrá problemas, sino que, a pesar de ellos, la presencia de Dios nos mantendrá firmes. Su ayuda es oportuna y segura; la promesa es que nos ayudará "desde la mañana", garantizando que su apoyo no llegará tarde.


5. Las naciones tiemblan, pero Dios permanece

"Rugen las naciones, se estremecen los reinos; él da su voz, la tierra se derrite." (Salmo 46:6)


El mundo se agita con conflictos y disturbios. Las naciones rugen y los reinos se estremecen, pero el salmista nos recuerda que estos poderes terrenales son frágiles y temporales. La voz de Dios es la que verdaderamente tiene poder, y ante ella, la tierra misma se derrite. El poder de Dios es supremo y eterno; ninguna inestabilidad política o social puede vencerlo.


6. El Señor de los Ejércitos está con nosotros

"El Señor de los Ejércitos está con nosotros; el Dios de Jacob es nuestro refugio." (Salmo 46:7)


El salmista introduce un título poderoso para Dios: "El Señor de los Ejércitos" (Yahweh Sabaoth). Este es el comandante de los ejércitos celestiales. No estamos solos en nuestras batallas; el Dios que lidera los ejércitos del cielo está con nosotros. Él pelea por nosotros. Él es nuestro refugio, nuestro defensor en la batalla, y nuestra confianza debe estar en Él.


7. Dios pone fin a las guerras

"Él pone fin a la guerra hasta los confines de la tierra; quiebra el arco y destroza la lanza; quema los carros en el fuego." (Salmo 46:9)


Mientras las naciones luchan entre sí, Dios tiene el poder de poner fin a toda guerra. Él quiebra las armas y neutraliza el poder de la destrucción. Esto nos recuerda que, al final, la soberanía de Dios prevalecerá, y Él establecerá una paz duradera donde hoy hay destrucción.


8. Silencio para escuchar la voz de Dios

"Estad quietos, y sabed que yo soy Dios; soy exaltado entre las naciones, soy exaltado en la tierra." (Salmo 46:10)


Este es quizás el versículo más conocido del salmo y un llamado a la acción crucial. En medio del ruido de la vida y el caos del mundo, Dios nos dice que nos detengamos. La quietud no es una simple inactividad; es un acto de fe deliberado para silenciar nuestro corazón y nuestra mente, y así poder escuchar Su voz. Es en la quietud que verdaderamente podemos saber, en lo más profundo de nuestro ser, que Él es Dios.


9. El Señor es exaltado sobre toda la tierra

"Soy exaltado entre las naciones, soy exaltado en la tierra." (Salmo 46:10)


El salmista concluye reafirmando la gloria y soberanía de Dios. No solo será exaltado, sino que ya lo es. Nada ni nadie puede arrebatarle Su gloria. Su majestad se extiende sobre toda nación y sobre toda la tierra. Su poder es absoluto y su reinado es eterno.


10. La seguridad del pueblo está en el Señor de los Ejércitos

"El Señor de los Ejércitos está con nosotros; el Dios de Jacob es nuestro refugio." (Salmo 46:11)


Este versículo es una repetición del versículo 7, sirviendo como un poderoso recordatorio y conclusión. Nuestra confianza no se basa en un pensamiento fugaz, sino en una verdad sólida y repetida: El Señor de los Ejércitos, el mismo Dios de Jacob, está con nosotros. Él es nuestro refugio seguro.

Bosquejo sobre Salmo 46 -  Dios es nuestro refugio y fortaleza

  1. Bosquejo sobre Lamentaciones 3:40 Examinemos nuestros caminos y regresemos al Señor
  2. Bosquejo sobre Apocalipsis 3:20 El Llamado de Jesús a la Puerta
  3. Bosquejo sobre La Curación de un Cojo Hechos 3:1-26

Conclusión

Hermanos, en este mundo inestable, la invitación del Salmo 46 es clara y reconfortante. No debemos buscar nuestra seguridad en las cosas que tiemblan, sino en el Dios que es firme y eterno. A través de la fe, podemos dejar atrás el miedo, encontrar la paz de Su río, y descansar en la certeza de que Él está con nosotros. Hoy, volvamos a la quietud, busquemos Su presencia y recordemos con gozo que el Señor de los Ejércitos es nuestro refugio. Que esta verdad sea nuestra roca en cada crisis.

Bosquejo sobre Lamentaciones 3:40 Examinemos nuestros caminos y regresemos al Señor

 Examinemos nuestros caminos y regresemos al Señor

(Basado en Lamentaciones 3:40)

Introducción

Hermanos, hoy quiero invitarles a un viaje de honestidad con nosotros mismos. Un viaje introspectivo. A menudo en la vida, seguimos adelante sin detenernos a mirar por dónde vamos, por qué lo hacemos, o si el camino en el que estamos nos acerca o nos aleja del Señor. El profeta Jeremías, en el libro de Lamentaciones, nos da una poderosa exhortación que sigue siendo tan relevante hoy como lo fue en su tiempo: "Examinemos nuestros caminos y volvamos al Señor" (Lamentaciones 3:40).

Este pasaje no es un grito de desesperación, sino una invitación a la esperanza. Nos enseña que, no importa cuán lejos nos hayamos desviado, siempre hay un camino de regreso a Él. Acompáñenme mientras exploramos este camino de regreso.

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1. Reconocer el dolor que causa la separación de Dios

"Acuérdate de mi aflicción y de mi luto, del ajenjo y de la hiel." (Lamentaciones 3:19)

La Biblia es brutalmente honesta. No endulza la verdad sobre el pecado. Jeremías nos recuerda que la separación de Dios no es un asunto trivial; trae dolor, aflicción y amargura. El pecado, por tentador que parezca al principio, siempre termina en sufrimiento y vacío. La primera etapa para regresar es reconocer esta dura realidad, sentir el dolor de nuestra separación y ser honestos con el sufrimiento que nos ha causado. No podemos buscar la sanación si no admitimos que estamos heridos.


2. Esperanza en el Dios de misericordia

"Por la misericordia del Señor no hemos sido consumidos, porque sus misericordias nunca se acaban." (Lamentaciones 3:22)

Una vez que hemos reconocido el dolor de nuestra condición, no debemos quedarnos allí. La buena noticia, el corazón del Evangelio, es que la historia no termina con nuestra miseria. La restauración comienza cuando nos damos cuenta de que nuestra única esperanza es la misericordia del Señor. Es por su compasión, no por nuestros méritos, que no hemos sido destruidos por completo. Su misericordia es inagotable, se renueva cada mañana.


3. Renovar nuestra confianza en la fidelidad de Dios

"Grande es tu fidelidad." (Lamentaciones 3:23)

Regresar al Señor no es un acto de fe ciega. Se basa en una verdad sólida: Él es fiel. Su carácter no cambia. El sol sale cada mañana, y también lo hace Su fidelidad sobre nuestras vidas. Volver a Él requiere que recordemos que Él nunca falla en Sus promesas. Su fidelidad es la roca sobre la que podemos edificar nuestra esperanza.


4. Buscar al Señor con el corazón quebrantado

"El Señor es mi porción, dice mi alma; por tanto, en él esperaré." (Lamentaciones 3:24)

Volvernos al Señor es un acto de rendición total. Es reconocer que Él es nuestra única fuente de sustento, nuestra porción. No se trata de intentar arreglar las cosas por nuestra cuenta y luego pedirle ayuda. Se trata de poner nuestra plena confianza en Él y esperar en Su guía y provisión. Es un cambio de corazón que dice: "Mi vida te pertenece a Ti, Señor. Te necesito por encima de todo".


5. Reconocer que Dios es bueno con quienes lo buscan

"El Señor es bueno con quienes lo esperan, con el alma que lo busca." (Lamentaciones 3:25)

Cuando nos volvemos a Dios, no lo hacemos en vano. Él es bueno. Él no es un juez frío y distante. Él es un Padre amoroso que nos da la bienvenida con los brazos abiertos. Al regresar, experimentaremos de nuevo la bondad de Dios. Él es paciente, compasivo y anhela restaurar nuestra relación con Él. La bondad que experimentamos al buscarlo es la prueba más dulce de que estamos en el camino correcto.


6. Entender que es tiempo de autoexamen

"Examinemos nuestros caminos y volvamos al Señor." (Lamentaciones 3:40)

Aquí volvemos al versículo central. El verdadero arrepentimiento no es un sentimiento superficial. Requiere un autoexamen sincero y valiente. Debemos detenernos, evaluar nuestros pasos, y preguntarnos: ¿dónde me he desviado? ¿Qué decisiones me han alejado de la voluntad de Dios? El arrepentimiento es un acto consciente de apartarse del pecado y volver al camino que Dios ha trazado para nosotros.


7. Elevar nuestros corazones a Dios en oración

"Elevemos nuestros corazones con nuestras manos a Dios en el cielo." (Lamentaciones 3:41)

El regreso a Dios no es un viaje solitario. Se logra cuando le abrimos nuestro corazón en oración. La oración es el puente que une nuestro corazón quebrantado con el corazón de Dios. Es a través de la oración que confesamos, pedimos perdón, y reafirmamos nuestra dependencia de Él. Es un acto de fe que demuestra nuestra rendición total.


8. Confesar el pecado sin excusas

"Hemos pecado y nos hemos rebelado; por eso no has perdonado." (Lamentaciones 3:42)

Para que el arrepentimiento sea genuino, debemos confesar el pecado sin buscar excusas. No podemos culpar a otros, a las circunstancias, o a nuestra naturaleza. Debemos reconocer nuestra culpa y la naturaleza de nuestra rebelión. Solo cuando somos honestos con nuestro pecado, podemos recibir el perdón completo que Dios nos ofrece.


9. Recordar que Dios ve y escucha nuestro clamor

"Te acercaste el día que te invoqué; dijiste: 'No temas'." (Lamentaciones 3:57)

La fe en el arrepentimiento está en saber que Dios no nos ha abandonado. Incluso después del pecado, Él está cerca. Cuando clamamos en arrepentimiento, Él se acerca y nos susurra: "No temas". Esta es la seguridad que necesitamos para dar el primer paso de regreso a Él.


10. Volver al Señor con confianza en su justo juicio

"Tú, Señor, has defendido la causa de mi alma; has redimido mi vida." (Lamentaciones 3:58)

Finalmente, volver a Dios nos da la seguridad de que Él es nuestro defensor y redentor. Él juzga con justicia y restaura. En Su justicia, Él nos perdona. En Su poder, Él nos redime. El regreso al Señor no es una condena, es una redención. Es el camino de la muerte a la vida, de la esclavitud a la libertad.

Bosquejo sobre Lamentaciones 3:40 Examinemos nuestros caminos y regresemos al Señor

  1. Bosquejo sobre Apocalipsis 3:20 El Llamado de Jesús a la Puerta
  2. Bosquejo sobre La Curación de un Cojo Hechos 3:1-26
  3. Bosquejo sobre Génesis 3 El Relato de la Caída

Conclusión

Hermanos y amigos, la invitación de Dios hoy es la misma que la que le dio a Jeremías y al pueblo de Israel: examinemos nuestros caminos y volvamos a Él. No esperes a que tu aflicción se convierta en desesperación. Hoy es el día para ser honestos con tu corazón, para reconocer tu dolor, para confiar en la misericordia y fidelidad de Dios, y para volver a Él con un corazón quebrantado. La recompensa no es un castigo, sino la bondad, el perdón y la redención que solo Él puede ofrecer.

¿Hay algo que te impida examinar tu camino hoy? Te invito a orar conmigo y a entregar tu carga al Señor.

Bosquejo sobre Apocalipsis 3:20 El Llamado de Jesús a la Puerta

 Bosquejo de Sermón Homilético: "El Llamado de Jesús a la Puerta"

Texto Principal: Apocalipsis 3:20: "He aquí, yo estoy a la puerta y llamo. Si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo."

Introducción: El versículo de Apocalipsis 3:20 es uno de los más conocidos y a menudo se usa como una invitación de Jesús a los no creyentes para que lo dejen entrar en sus vidas. Sin embargo, su significado original es mucho más profundo y contextual. Jesús no se está dirigiendo a personas fuera de la iglesia, sino a una congregación que se ha vuelto apática y autosuficiente. Este pasaje es un llamado a los creyentes para que reevalúen su relación con Cristo y redescubran la intimidad de la comunión con Él.

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I. El Contexto de la Invitación: La Iglesia de Laodicea

    • Una iglesia autosuficiente: Laodicea era una ciudad rica y próspera que se enorgullecía de su capacidad para valerse por sí misma, incluso rechazando la ayuda del Imperio Romano. Esta actitud de autosuficiencia se había infiltrado en la iglesia, haciéndola creer que no tenía necesidad de nada. Jesús expone su verdadera condición: "eres un desventurado, miserable, pobre, ciego y desnudo" (Apocalipsis 3:17).

    • La tibieza espiritual: Jesús describe a la iglesia como "tibia". Laodicea recibía agua tibia de sus acueductos, que no era ni refrescante (fría) ni terapéutica (caliente), sino inútil y repugnante. Jesús usa esta imagen para describir su condición espiritual, ni apasionada ni fría, sino indiferente, lo que le causa náuseas (Apocalipsis 3:16).

    • Jesús afuera: Lo más sorprendente es que Jesús, la cabeza de la Iglesia, se encuentra afuera de la congregación, llamando a la puerta. Esto no es un llamado a la salvación inicial, sino una súplica para que Su pueblo lo reincorpore a la vida de la iglesia.


II. La Naturaleza de la Invitación: El Permiso Sagrado

    • Un llamado, no una imposición: Jesús no fuerza la puerta ni entra sin permiso. Él llama. Esta acción subraya un principio fundamental: Dios respeta nuestro libre albedrío y desea una relación basada en la elección mutua. El amor no puede ser forzado.

    • La puerta sin manija exterior: La famosa pintura de Holman Hunt, "La luz del mundo", muestra a Jesús llamando a una puerta que no tiene manija exterior, lo que simboliza que solo se puede abrir desde adentro. Esto ilustra que la invitación debe ser aceptada por el individuo.

    • Una invitación personal y corporativa: Aunque el mensaje original es para la iglesia como un todo, el llamado es individual ("si alguno oye mi voz"). La fe y la obediencia son responsabilidades personales, incluso dentro de la comunidad de la iglesia.


III. El Significado de la Invitación: Cena y Transformación

    • Comunión íntima: La promesa de "cenar con él" es una imagen poderosa de intimidad y compañerismo. En la cultura del primer siglo, compartir una comida con alguien era un acto de profunda amistad y aceptación. Jesús no solo quiere ser invitado, sino que anhela una comunión profunda y personal con cada creyente.

    • Aceptación de Su señorío: Abrir la puerta a Jesús significa mucho más que una simple bienvenida; es darle permiso para obrar y transformar nuestras vidas. Implica admitir nuestra pobreza espiritual y dejar que Su justicia reemplace nuestra autosuficiencia. Este proceso de cambio puede ser difícil, pero es el camino hacia la vida plena.

    • La recompensa de la victoria: Jesús concluye el mensaje con una promesa para los que venzan: "le daré el derecho de sentarse conmigo en mi trono" (Apocalipsis 3:21). La recompensa no es simplemente la salvación, sino el privilegio de reinar junto a Él, lo cual es el resultado de la obediencia y la comunión.

Bosquejo sobre Apocalipsis 3:20 El Llamado de Jesús a la Puerta

  1. Bosquejo sobre La Curación de un Cojo Hechos 3:1-26
  2. Bosquejo sobre Génesis 3 El Relato de la Caída
  3. Bosquejo sobre Isaías 24: Juicio de Dios

Conclusión: 

Jesús sigue llamando a la puerta de nuestras iglesias y nuestros corazones hoy. El mensaje de Apocalipsis 3:20 nos desafía a examinar nuestra condición espiritual: ¿Somos un pueblo apasionado por Cristo o nos hemos vuelto tibios y autosuficientes? Jesús no está buscando simplemente un lugar en nuestras vidas; Él anhela una relación íntima y transformadora. La pregunta para cada uno de nosotros es: ¿Estás escuchando Su voz? ¿Estás dispuesto a abrirle la puerta y dejar que entre para cenar contigo y transformar tu vida?


 
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Juan 3 16 Porque Dios amó tanto al mundo que dio a su Hijo unigénito, para que todos los que creen en él no perezcan, sino que tengan vida eterna.